La modernización del sistema de denuncias en línea de la Policía Nacional de Nicaragua, disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana, ha generado preocupación entre ciudadanos que han sido marcados con antecedentes penales, sin haber sido notificados, investigados, ni escuchados.
Aunque el proceso pretende agilizar el acceso a la justicia, está dejando huellas permanentes en la hoja delictiva de los denunciados. Para los opositores esta es una preocupación más, por la facilidad que tienen los sandinistas de interponer denuncias falsas.
José Gabriel, originario de Managua, y Carlos Salvador, de Rivas, se enteraron de que tenían antecedentes penales al solicitar su récord policial para trámites laborales. A José lo acusaron de asedio; a Carlos, de contaminación de aguas. Ninguno fue notificado, ni contactado por la Policía para ejercer su derecho a defensa. Las denuncias nunca avanzaron a juicio, ni a una mediación, pero sus hojas de delincuencia quedaron marcadas con una anotación permanente, que hoy los limita a obtener trabajo.
Un abogado en condición de anonimato dijo a DIVERGENTES que el problema no radica en la digitalización del sistema, sino en que una simple denuncia —aún sin ser corroborada formalmente— puede quedar registrada en el expediente de cualquier ciudadano. A pesar de que el sitio web oficial asegura que un policía se comunicará con el denunciado para verificar los hechos, en la práctica no está ocurriendo.
Arma de represalia política y el peligro de las personas de mala fe

Si bien en Nicaragua cualquier persona puede presentar una denuncia penal, el sistema en línea no garantiza filtros, ni ofrece el principio de oportunidad, es decir, que el denunciado conozca, ni confronte al denunciante. En muchos casos, las denuncias permanecen meses sin ser revisadas ni tramitadas, y aunque se resuelvan por la vía judicial o mediante mediación, la anotación queda como un antecedente permanente, aclara el abogado.
“Los trámites en línea de denuncias quedan grabados en el sistema. Ya quedás fichado, ya sea por error, omisión o una persona de mala fe”, dice el abogado consultado.
El abogado y activista opositor a la dictadura sandinista, Juan Diego Barberena, explica que este vacío de garantías está convirtiendo la herramienta digital en un arma de represalia política, particularmente en un contexto en el cual disentir puede ser motivo suficiente para cargar con antecedentes criminales.
Barberena también cuestiona este mecanismo promovido por el régimen, señalando que vulnera garantías básicas del proceso penal. “Para que una denuncia tenga validez, el denunciante —sea o no la víctima— debe exponer a la autoridad los hechos del supuesto delito, las circunstancias en que ocurrió y permitir la identificación del acusado”.
Policía actúa sin conocer el fondo de la denuncia

Esto es difícil de comprobar en un trámite en línea, ya que el Código Procesal Penal establece que las investigaciones deben iniciarse formalmente ante la Policía o el Ministerio Público, con base en hechos verificables.
El problema de fondo, según el también activista político, es que estas denuncias en línea no permiten a la Policía realizar una investigación completa que determine si realmente hubo delito, cómo ocurrió y quiénes son los responsables; esta falta de verificación genera vacíos graves en el proceso.
“El problema es que la Policía actúa sin inmediación, sin conocer a fondo los hechos ni a la persona que denuncia. Imputan delitos sin saber, lo que deja en total indefensión al denunciado”, explica Barberena.
“Estamos en un Estado policial criminal, en el sentido que el poder punitivo del Estado a través de la Policía coloca en las hojas delincuencias cualquier tipo de conducta, hayas o no hayas cometido un delito y afecta la vida de las personas, porque vos no conocés del contenido de la denuncia”, agrega.
Lo más preocupante, según ambos abogados consultados, es el carácter inquisitivo con el que actúa la institución. “Las denuncias se hacen en secreto, muchas veces de forma anónima, sin que el señalado sepa quién lo acusa. Esto viola las garantías mínimas del debido proceso, que aunque en la práctica no existen en Nicaragua, el país está obligado a respetarlas por los tratados internacionales que ha suscrito”, dice Barberena.
Sistema sin filtros permite criminalizar sin pruebas

El abogado consultado por DIVERGENTES en condición de anonimato también señala como otro de los problemas del sistema de denuncias en línea, es que los delitos disponibles en la plataforma no siempre coinciden con los hechos reales. Esto permite que, por desconocimiento o mala fe, los denunciantes seleccionen delitos más graves o parecidos al que quieren reportar.
“El denunciante pone lo que quiere en el formulario electrónico, y como no hay forma de limpiar esa acusación, te quedás con un antecedente. No te dan el principio de oportunidad, que es lo que te permite confrontar y defenderte del acusador”, señala.
Claudia Pérez González, exjefa de la Oficina de Sistemas de la División de Telemática, afirmó en su momento que el Centro Nacional de Producción de Despacho es el encargado de contactar de inmediato al denunciante para verificar la información y dar seguimiento. Sin embargo, una vez recibida la denuncia, el registro ya queda asentado en el historial del denunciado, marcando su hoja de delincuencia antes de iniciar cualquier proceso investigativo.
¿Cómo tramitar la denuncia en línea?

La denuncia se realiza a través de la página web de la Policía. Al ingresar, aparece un mensaje donde se informa que cualquier persona que haya sido víctima de un delito o falta puede hacer su denuncia en línea. Se aclara también que, una vez enviada, dará inicio una línea de investigación, y se advierte que, según el artículo 475 del Código Penal, rendir falso testimonio constituye un delito. El denunciante debe aceptar esta condición para continuar.
Posteriormente, el sistema solicita los datos personales del denunciante, así como información sobre el lugar, fecha y modo en que ocurrieron los hechos. También debe seleccionar el tipo de delito desde una lista predeterminada, identificar a los sospechosos e incluir detalles como su domicilio y edad. Una vez completado el formulario, la denuncia se guarda y se debe esperar una llamada de seguimiento por parte de la Policía, que a veces demora en llegar o no llega.
En sí, la digitalización de las denuncias no es el problema, sino el uso discrecional que hace el régimen a través del control y la persecución policial, expresa Barberena. Y es que, una simple denuncia en línea —aunque no prospere, ni sea verificada—puede marcar para siempre la vida de una persona, porque en Nicaragua cualquier ciudadano puede ser criminalizado desde un formulario web. No existe derecho a defensa, no se conoce al acusador, ni se garantizan las mínimas garantías; y en lugar de ser una herramienta de modernización, se convierte en un mecanismo más de persecución silenciosa.