Editorial | Una banda presidencial salpicada de sangre

Ortega va a auto juramentarse bajo el aplauso prefabricado para el momento culmen, cuando por cuarta vez consecutiva se coloque la banda presidencial, después de haber comandado crímenes de lesa humanidad en 2018 y apresado a todo aquel que critique su autocracia. La novedad problemática es que esta nueva banda presidencial, que también abraza a Murillo, los delata, simulen lo que simulen, porque esa banda salpicada de sangre inocente que continúa impune parece más el delantal de un matarife.