El aprendiz de dictador Jorge Serrano Elías gozaba de Derecho de Antejuicio cuando de manera flagrante marchó sobre la Constitución e intentó un auto golpe de estado conocido como el serranazo.
Con todo y su derecho de antejuicio, se vio forzado a huir furtivamente por tierra hacía El Salvador con destino final en Panamá, donde se refugió con decenas de millones de dólares de los guatemaltecos. Gustavo Espina trató de asumir la presidencia, pero salieron a la luz videos y audios que pusieron en evidencia que había sido cómplice de la intentona del golpe de Serrano Elías. La presión pública, no obstante su derecho de antejuicio, forzó su exilio a Costa Rica, también huyendo, más corriendo que andando.
El derecho de antejuicio no es jamás una franquicia para cometer delitos evidentes, indiscutibles, flagrantes. Consuelo Porras, Fundaterror y sus estructuras criminales de pseudo jueces y pseudo fiscales, que más se asemejan a hordas de hienas frenéticas, perturbadas y siniestras, en las que sobresalen por su delirante sadismo en el sentido más estricto y preciso, Orellana Letona, Edelmira Monterroso — la pequeña Lulú -, Joel Bolvito, Ángel la Lechuza Pineda, Leonor Eugenia Morales Lazo y Alexander el Gringo Menchú, han transformado el Ministerio Público en un instrumento criminal de terrorismo de Estado flagrante, incesante y continuo que no se detiene con la estúpida convicción que su derecho de antejuicio es un manto impenetrable de impunidad.
Por sus abusos y excesos criminales, Consuelo Porras y sus hordas han dado lugar para ser perseguidas, capturadas y recluidas sin miramientos por sus evidentes, indiscutibles y flagrantes delitos y atropellos a las leyes de Guatemala, y debido a que representan un muro infranqueable para combatir la corrupción y la impunidad. Deben ser depurados, con todos los corruptos de manera implacable de los poderes del Estado, de la misma manera que en 1994, los guatemaltecos forzamos la renuncia de los 116 diputados de ese entonces y de la Corte Suprema en pleno.
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Por cierto, no todos los miembros de esta estructura criminal enquistada dentro del Ministerio Público y el Organismo Judicial cuentan con antejuicio. Se puede empezar con ellos. Es el momento de limpiar la mesa sin contemplaciones. Arévalo debe encabezar este esfuerzo con decisión y coraje. Pocos presidentes de la era democrática, quizá ninguno, ha llegado a la “Guayaba”, con el enorme poder que tiene Bernardo Arévalo. Es indispensable que actúe en consecuencia. Las circunstancias lo exigen.
ESCRIBE
José Rubén Zamora
Fundador de elPeriódico de Guatemala. Preso político del Estado de Guatemala, y uno de los 60 héroes del mundo de la libertad de Prensa.