Mi esposo, Félix Maradiaga, soportó 611 días de encarcelamiento injusto en condiciones inhumanas extremas en una prisión de máxima seguridad de Nicaragua. Su historia es una de las muchas de la crisis mundial de derechos humanos de los presos políticos, a menudo olvidada.
Los regímenes autoritarios encarcelan arbitrariamente a los disidentes para reprimir la resistencia, mantener el poder e infligir un profundo sufrimiento a las personas y a sus familias. A partir de mi experiencia, aprendí que las familias de los presos políticos pueden desempeñar un papel crucial en la incidencia por su liberación, convirtiéndose a menudo en la voz de la lucha por la libertad de sus seres queridos.
Desde que conocí a Félix, hace más de 20 años, fui testigo de su firme compromiso con la defensa de la libertad y los derechos humanos. De sus incansables esfuerzos por alertar sobre la erosión de la democracia en Nicaragua tras la vuelta al poder de Daniel Ortega y los sandinistas en 2007.
Poco después de que comenzaron las protestas masivas contra el régimen de Ortega y Murillo en abril de 2018, Félix me dijo que tenía que ser fuerte y valiente para resistir las injusticias y agresiones que inevitablemente llegarían a nuestra familia. En esas difíciles conversaciones, Félix me preparó para los peores escenarios, como su posible desaparición o incluso su muerte.
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Aun así, no estaba del todo preparada para los siguientes tres años y medio de separación forzada. Durante ese tiempo, vivimos no sólo un exilio contra nuestra voluntad, sino además la usurpación de nuestro patrimonio, la anulación ilegal de nuestra nacionalidad declarándonos apátridas junto con otros más 300 nicaragüenses, golpizas, intentos fallidos de asesinato, detenciones arbitrarias, campañas de difamación, así como 21 meses de Félix en una prisión de máxima seguridad, y su eventual liberación y exilio forzado el 9 de febrero de 2023, junto con otros 221 ex presos políticos deportados a Estados Unidos.
Al final, la claridad y preparación de Félix a lo largo de décadas de trabajo en pro de la democracia, así como su convicción en la no violencia como estrategia de lucha cívica, marcaron la diferencia, permitiéndome convertirme en una de las portavoces de las familias de los presos políticos de Nicaragua durante casi dos años. “Pase lo que me pase, es importante que el mensaje llegue a todo el mundo. Si me detienen o me silencian, tenés que hablar por mí”, me dijo Félix. Inmediatamente me dio una lista de amigos y contactos internacionales para asegurarse de que su mensaje de resistencia cívica no sería silenciado. “Pase lo que pase, no te quedés callada”, insistió.
El silencio nunca es la mejor opción para las familias de los disidentes, activistas políticos y defensores de los derechos humanos encarcelados. Los dictadores utilizan el miedo y el chantaje para presionar a las familias y hacerlas callar bajo la falsa promesa de un trato mejor o la liberación de los presos. En el caso de Félix, sus captores lo trataron muy mal porque se negó a colaborar con la exigencia del régimen de silenciarme. Félix me había dejado claro que, dijera lo que dijera la dictadura, tenía que denunciar en voz alta las violaciones de los derechos humanos. “Yo resisto a todo desde dentro”, me dijo. Esta táctica requería un enorme valor y sacrificio, pero funcionó.
Aprovechando esta experiencia, colaboramos con otras familias de presos políticos y expertos jurídicos en el World Liberty Congress (Congreso Mundial de la Libertad), celebrado en Lituania en noviembre de 2022, para compartir buenas prácticas de defensa de la liberación de presos. Posteriormente, documentamos nuestras experiencias en el libro gratuito en línea “Pathway to Freedom: A Handbook for the Liberation of Political Prisoners” para apoyar a otros en situaciones similares.
El manual explora la historia y la naturaleza cambiante del encarcelamiento político, destacando la importancia de dar publicidad a las detenciones y de vigilarlas sistemáticamente. Ofrece métodos para salvaguardar el bienestar de los presos y sus familias, subraya la importancia de crear redes de apoyo y expone procedimientos para organizar campañas de concienciación pública, navegar por los sistemas jurídicos y formular estrategias internacionales de litigación estratégica. La lección principal del manual se resume en una frase repetida a menudo por nuestro abogado internacional especializado en derechos humanos Jared Genser: “Los dictadores nunca liberan a los presos políticos porque quieren, sino porque se ven obligados a hacerlo”.
El mayor temor de cualquier preso político es caer en el olvido. La familia y los amigos desempeñan un papel vital para mantener viva la esperanza. La solidaridad internacional con los presos políticos es crucial; no se les debe pasar por alto. Estamos profundamente agradecidos a las organizaciones que cuentan con valiosos programas de apoyo para garantizar que los presos políticos no caigan en el olvido, como la campaña “Libérenlos” del Movimiento Mundial para la Democracia, la iniciativa de Freedom House en favor de los presos políticos, la Fundación de Derechos Humanos, la Cumbre de Ginebra y el Congreso Mundial de la Libertad, con su manual de referencia.
Aunque estas iniciativas pueden ayudar a defender la liberación de los presos políticos, es necesario hacer mucho más para garantizar su libertad. Por este motivo, Félix y yo lanzamos la campaña internacional “Acabemos con las Detenciones Arbitrarias” (End Arbitrary Detention) en la Universidad de Virginia para abogar por acuerdos internacionales más eficaces que prohíban el encarcelamiento político arbitrario.
Nuestro objetivo es proteger a los activistas de derechos humanos, disidentes y defensores políticos de los regímenes autoritarios que utilizan la detención arbitraria para silenciar las voces críticas. Aunque existen tratados internacionales para la protección de los derechos humanos, se necesita un enfoque más sólido y específico para hacer frente a esta epidemia mundial. Mediante la promoción, la sensibilización y la movilización, pretendemos concienciar sobre este reto y presionar a los líderes mundiales para que actúen.
Le invitamos a unirse a nuestra campaña. Juntos, podemos marcar la diferencia abogando por un nuevo tratado internacional que proporcione protecciones jurídicas más sólidas a quienes se enfrentan a la detención arbitraria.
ESCRIBE
Berta Valle
Es una comunicadora nicaragüense, activista de derechos humanos y co-fundadora de la Fundación para la Libertad. Actualmente es becaria de Human Rights Foundation (HRF), miembro de la junta directiva del Movimiento Mundial por la Democracia y Voces en Libertad. Es miembro del World Liberty Congress y en 2024 el Instituto Republicano Internacional le otorgó el premio Jeane J. Kirkpatrick, en reconocimiento a su labor.