Félix Maradiaga
18 de octubre 2024

Estrategia para declarar al FSLN como organización terrorista


Desde hace muchos años, he dedicado gran parte de mi labor a investigar y exponer los vínculos peligrosos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con actores del terrorismo internacional. Los primeros pasos de estos esfuerzos comenzaron en julio de 2008, cuando presenté ante miembros del Congreso de Estados Unidos los resultados de un estudio del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), titulado “Ortega y Amistades Peligrosas”. Este análisis se enfocaba en las relaciones del régimen de Daniel Ortega con Irán y otros actores extremistas. 

Parte de esta investigación fue luego incluida en el informe que presenté al Woodrow Wilson Center, que posteriormente formó parte del libro Irán en América Latina: Eje de Molestia. Desde entonces, muchos otros actores y organizaciones han seguido trabajando en esta línea. 

A partir de 2018, la Asamblea por la Democracia y otros grupos de la sociedad civil también han impulsado esfuerzos similares, sumando presión sobre la comunidad internacional para que se reconozca al FSLN por lo que realmente es: una organización vinculada al terrorismo.

La estrategia para lograr esta designación debe ser un esfuerzo colectivo que se enfoque en varios frentes. Primero, necesitamos continuar recopilando evidencia sólida que muestre claramente los vínculos del FSLN con el terrorismo y con violaciones graves de derechos humanos. Esto incluye sus alianzas con actores internacionales como Irán y grupos extremistas ya catalogados como amenazas globales. Esa evidencia es fundamental para cualquier acción diplomática o legal.

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Al mismo tiempo, es crucial lanzar una campaña internacional de sensibilización, aprovechando los medios de comunicación y las redes sociales para dar a conocer estos vínculos. Debemos demostrar que las acciones del FSLN cumplen con los criterios para ser designados como una organización terrorista, y es importante contar con el respaldo de figuras influyentes, tanto nacionales como internacionales, para amplificar este mensaje.

Además, el cabildeo político es clave. Debemos trabajar en conjunto con congresistas y líderes de países aliados para presionar formalmente por esta designación. A lo largo de los años, ya he iniciado algunos de estos esfuerzos, como cuando me comuniqué con Ileana Ros-Lehtinen en 2015 y con Mario Díaz-Balart en 2011, destacando la importancia de frenar las actividades del régimen de Ortega. Estos contactos deben continuar, y deben ser apoyados por alianzas estratégicas con ONG de derechos humanos y con la diáspora nicaragüense, que ya están muy activas en el exterior.

Es igualmente importante llevar estos argumentos a foros internacionales como la ONU y la OEA, para destacar que el FSLN no solo oprime a su propio pueblo, sino que también representa una amenaza regional debido a sus alianzas con actores extremistas.

Finalmente, involucrar a las víctimas de la represión del FSLN, exiliados y testigos clave que puedan dar sus testimonios en estos foros será crucial. Estos relatos personales ayudarán a humanizar la lucha y a darle una dimensión mucho más tangible a nuestros esfuerzos.

En resumen, esta estrategia requiere una combinación de acciones legales, mediáticas y políticas para construir un consenso internacional que reconozca al FSLN como una amenaza terrorista. Solo con un esfuerzo colectivo y sostenido podremos lograr este objetivo.

ESCRIBE

Félix Maradiaga

Presidente de la Fundación para la Libertad de Nicaragua. Es académico, emprendedor social y defensor de derechos humanos nicaragüense. En el año 2021 fue candidato presidencial en las primarias de la oposición por parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco. Por ser una de las voces más críticas contra el régimen de Ortega, fue arbitrariamente encarcelado por más de veinte meses.