A José Rubén Zamora, fundador de elPeriódico, la justicia guatemalteca le ha abierto un supuesto caso de lavado de dinero, que fue despuntado con su arresto y allanamientos simultáneos de su vivienda y redacción. En El Salvador, el Gobierno de Nayib Bukele mantiene un hostigamiento sistemático contra los reporteros, acompañadas de investigaciones que Hacienda dirige, por ejemplo, contra uno de los referentes regionales del oficio: El Faro. En Honduras, la nueva Administración de Xiomara Castro muestra ya su alergia al periodismo con descalificaciones y centralización de la información pública… y en Nicaragua, el caso de más crudeza en la región, el diario La Prensa exilió a toda su redacción hace unas semanas, mientras ocho personas ligadas a medios de comunicación, entre ellos periodistas, un director y hasta conductores, siguen presos en situaciones inhumanas.
La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo se ha vuelto un modelo de impunidad en Centroamérica: criminalizar el periodismo, ya sea con el recurrente delito de lavado de dinero, o con leyes como la de Ciberdelitos y Agentes Extranjeros. El régimen Ortega-Murillo persigue sin descanso la libertad de prensa. La muestra más reciente ha sido la cancelación de nueve radios locales –la mayoría ligada a la Iglesia Católica, también perseguida– y cuatro canales de televisión local. La estrategia de acallar el periodismo ha virado las localidades, concluyendo el desmantelamiento de medios de comunicación no controlados por el oficialismo a nivel nacional.
En ese contexto regional, Juan Pappier, investigador para Latinoamérica de Human Rights Watch (HRW), sostiene en esta entrevista con DIVERGENTES que la “libertad de prensa está en crisis en Centroamérica”.
¿Qué tanta interconexión tiene el arresto de Zamora con esta puja de la élite guatemalteca por desmontar todo lo que exponga la corrupción en Guatemala?
Esto parece seguir un patrón claro. Primero fueron contra la CICIG (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala), luego contra los jueces y fiscales independientes que investigaban la corrupción en el país. Y ahora, al parecer, ha aumentado la persecución contra periodistas que exponen hechos de corrupción y abuso de poder en Guatemala. Yo creo que este allanamiento del periódico y la captura de José Rubén Zamora puede terminar siendo un punto de quiebre en cuanto a las garantías de libertad de prensa en Guatemala, porque probablemente sea el hecho más grave que hayamos visto en los últimos años. Obviamente, había anteriormente algunos procesos penales espurios contra periodistas, por ejemplo contra Juan Luis Font o Sonny Figueroa, etcétera… Pero esto ha llegado a un nivel aún mayor y podemos estar ante un punto de quiebre que genera una señal de mucho temor para los periodistas independientes que aún quedan en el país y que investigan la corrupción.
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¿Qué te parece el papel de la Fiscalía de Guatemala, en este caso dirigida por Consuelo Porras?
La Fiscalía con Porras ha mostrado mejores resultados para perseguir a quienes investigan la corrupción, que para investigar la corrupción misma. La Fiscalía de Consuelo Porras se ha dedicado a encubrir o impedir investigaciones contra la corrupción y violaciones a derechos humanos y, en cambio, se ha dedicado a perseguir penalmente con investigaciones espurias a fiscales, jueces y periodistas independientes.
Y es una Fiscalía también señalada de corrupción…
Es una Fiscalía que se dedica a un proyecto político que existe hoy en Guatemala, que parece ser un proyecto destinado a facilitar la corrupción. Ese parece ser el principal objetivo del proyecto político que hay. La Fiscalía tiene un rol crucial como parte de ese proyecto. Es la punta de lanza que impide que avancen las investigaciones contra la corrupción y persigue a aquellos que expongan o intenten investigar los hechos de corrupción o abuso de poder.
Muchos periodistas ven en la detención de José Rubén Zamora la apertura para que otros puedan ser criminalizados y hasta apresados, como sucede en Nicaragua.
Claro, yo creo que esto envía un mensaje de temor para los periodistas que están en Guatemala, porque muchos deben pensar que si se animan a ir contra José Rubén Zamora, que es tan reconocido, que es el editor y fundador de elPeriódico, ¿por qué no se van a animar a ir en contra de periodistas menos conocidos o con menor reconocimiento internacional? Muchos periodistas van a pensar dos veces antes de exponer hechos de corrupción por temor a que sus redacciones o casas también sean allanadas… o que ellos también puedan ser detenidos.
Regionalmente, ¿cómo está viendo Human Rights Watch lo que sucede en Nicaragua, el acoso que hay en Honduras de cierta manera, lo grave que pasa en El Salvador y ahora Guatemala en el tema de la libertad de prensa?
La libertad de prensa está en crisis en Centroamérica por una tendencia de gobiernos autoritarios que no creen en la libertad de prensa. Esos gobiernos se dedican en muchos casos a perseguir a los periodistas que exponen sus abusos o que critican al gobierno. Lo vemos claramente en Nicaragua, donde la represión es total y sistemática; estamos ante una dictadura con todas las letras. Pero también lo vemos en El Salvador y en Guatemala, y todavía hay algunos hechos preocupantes en Honduras. Así que creo que en general la situación de la libertad de prensa es muy grave, muy preocupante en Centroamérica en estos días.