Sergio Ramírez, escritor desnacionalizado:

“La solución en Nicaragua debe ser pacífica y con una oposición unida”

La oposición “tiene que estar unida alrededor de un programa básico por el establecimiento de la democracia”, señaló el Premio Cervantes 2017, quien reconoció que esto “no será fácil”, pero todo dependerá de la voluntad política opositora


16 de mayo 2023

El escritor nicaragüense desnacionalizado y exiliado en España Sergio Ramírez, posa para una fotografía durante una entrevista con EFE.

 La solución a la crisis política y social que atraviesa Nicaragua debe ser pacífica y en ella debe jugar un rol decisivo la oposición, ahora en el exilio, apartando los intereses personales, dijo el escritor nicaragüense desnacionalizado y exiliado en España Sergio Ramírez.

“La salida no puede ser cruenta, no puede ser violenta” porque Nicaragua “no quiere ni aguanta una nueva guerra civil ni más episodios violentos”, afirmó Ramírez en una entrevista en Santo Domingo, donde se encuentra esta semana con motivo de la décima edición del festival literario Centroamérica Cuenta.

Para ello, hay que construir una alternativa política opositora “desde el exilio porque adentro no queda nadie”, apuntó Ramírez, declarado apátrida por el Gobierno de Daniel Ortega.

La oposición “tiene que estar unida alrededor de un programa básico por el establecimiento de la democracia”, señaló el Premio Cervantes 2017, quien reconoció que esto “no será fácil”, pero todo dependerá de la voluntad política opositora.

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“Cuando se apartan las mezquindades y los intereses personales y se piensa en un programa único para restablecer la democracia eso es pan comido, pero hay que tener la voluntad política para hacerlo”, declaró el escritor de 80 años, quien recientemente concluyó su nueva novela, titulada de forma provisional “El caballo de madera” y que saldrá al mercado en febrero de 2024.

Y es que, para Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua durante el primer mandato presidencial de Daniel Ortega (1985-1990), “la salida tiene que ser democrática”. “Cómo se va a dar, no lo sé, pero hay construirla”, sostuvo.

Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión o en el exilio.

Desde entonces, recordó Ramírez, se ha retirado la ciudadanía de cientos de opositores, se han cerrado medios de comunicación, universidades privadas, organizaciones no gubernamentales “y los tribunales de justicia están al servicio del régimen” que, a su juicio, “se cierra cada vez más”,

Para Ramírez, el régimen de Ortega se encamina “a un modelo totalitario más cerrado que el de Somoza”.

“En Nicaragua va a amanecer”

Nicaragüenses exiliados en Costa Rica en protesta contra el régimen de Nicaragua | Carlos Herrera.

Pese a este panorama, el autor de novelas como “El baile de la máscara” o “Ya nadie llora por mi” ve el futuro de su país “con mucha esperanza”.

“Está cada vez más oscuro, pero va a amanecer”, dijo Ramírez, contra quien en 2021 se dictó una orden de detención mientras estaba en España y hace solo tres meses se convirtió en una de las 94 personas a las que un tribunal retiró la nacionalidad nicaragüense, junto a la también escritora Gioconda Belli y el obispo Silvio Báez.

La semana pasada el régimen de Ortega suspendió de por vida a 25 abogados opositores, entre ellos Ramírez, para quien esta decisión “es una broma de mal” gusto porque, aunque se graduó como abogado, nunca ha ejercicio esta profesión.

Sin embargo, en el caso de los otros 24 letrados, “defensores de los derechos humanos”, “es una venganza y una revancha absurda”, ya que todos se encuentran en el exilio. “Es echar sal a la herida”, subrayó Ramírez, quien pidió a la comunidad internacional “no olvidar la situación cada vez más extrema de un país sometido a un régimen totalitario”

Nicaragua, recalcó, “no produce ningún material mineral estratégico, no tiene petróleo ni tierras raras (pero) es un país infectado por una dictadura” y “tienen que ponerle atención”. La comunidad internacional tiene que ser consciente de esa situación está allí y de que “no se puede dejar abandonados a los nicaragüense que están luchando en condiciones desiguales”, concluyó.