El periódico nicaragüense La Prensa ha sido elegido este año ganador del Premio Mundial a la Libertad de Prensa que otorgan la Unesco y la Fundación Guillermo Cano por sus esfuerzos para “llevar la verdad al pueblo” pese a la “severa represión” de la que ha sido y es objeto en su país.
La Unesco, que anuncia este sábado la concesión de este galardón, pone el acento en un comunicado en que desde que en 2021 el régimen nicaragüense encarcelara y expulsara del país a sus dirigentes, además de confiscar sus bienes, “La Prensa ha continuado informando a la población” con la mayor parte de su equipo en el exilio, operando desde Costa Rica, España, México, Alemania y Estados Unidos.
Yasuomi Sawa, el presidente del jurado internacional, formado por profesionales de los medios, destaca que “el diario La Prensa ha hecho esfuerzos valientes para llevar la verdad al pueblo de Nicaragua”.
“Al igual que otras organizaciones de la sociedad civil, La Prensa ha tenido que hacer frente a una severa represión. Forzado al exilio, este periódico mantiene valientemente la llama de la libertad de prensa”, añade Sawa.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, señala por su parte que este premio, creado en 1997, “es un homenaje a todos los periodistas que continúan informándonos a pesar de un gran número de riesgos y de ataques a su seguridad personal” y recuerda “la importancia de estar al lado de quienes protegen y dan vida a la información”.
En una primera reacción, el director general y editor del periódico, Juan Lorenzo Holmann, afirma que la concesión de este premio es “un enorme honor” y un “reconocimiento que viene a iluminar, en los momentos más necesitados, los más de 99 años de lucha inquebrantable de La Prensa por la verdad y la libertad de expresión”.
“La Prensa ha estado presente“
Holmann hace hincapié en que desde su creación en 1926 La Prensa “ha estado presente, activa y al lado de los nicaragüenses”.
“Desde la férrea censura bajo la dictadura de Somoza y de la primera dictadura sandinista de los 80 hasta la represión impuesta por el régimen sandinista Ortega-Murillo -subraya el editor-, ha resistido, ha denunciado, ha informado y ha compartido con el pueblo nicaragüense su anhelo de alcanzar paz y libertad”.
A su parecer, este premio llega para “darle el merecido reconocimiento” a los que han contribuido, periodistas, editores, fotógrafos, diseñadores, personal administrativo y de apoyo, y evoca en particular el asesinato en 1978 de su entonces director, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.
“Este reconocimiento -concluye- nos honra profundamente, pero también renueva nuestro compromiso de continuar haciendo un periodismo valiente, ético, veraz y libre”.

Holmann, quien también aceptó en marzo pasado el Premio Rey de España de Periodismo al Medio de Comunicación Iberoamericano en nombre del periódico, celebró este nuevo galardón como una “sorpresa enorme y buena después de tantas cosas incómodas por las cuales nos toca navegar en estos días a La Prensa”.
“Es un reconocimiento a la resiliencia no solo de nosotros, (sino) de todo aquel que, a pesar de las adversidades, a pesar de los golpes, a pesar de la persecución, a pesar de todo, sigue haciendo periodismo”, afirmó el gerente del periódico.
La Prensa, el diario más antiguo de Nicaragua, fue fundado el 2 de marzo de 1926 y durante casi un siglo ha gozado de una reputación sólida en el país y la región. Después de la expropiación de sus bienes por parte del Gobierno de Nicaragua, entre ellos su edificio en Managua, y la persecusión a su personal, ahora solo se publica de manera digital.
El propio Holmann fue condenado a 9 años de prisión por el delito de “lavado de dinero”, para luego ser excarcelado y enviado a EE.UU. junto a otros 221 presos políticos, antes de ser desnacionalizado en febrero de 2023. Asentado en Washington, el periodista continúa dirigiendo un equipo repartido entre EE.UU. y Costa Rica, que ha pasado de tener 400 empleados en 2018 a mantenerse a flote gracias a la dedicación de medio centenar de personas.
Este galardón de la Unesco fue creado en 1997 en honor al periodista colombiano Guillermo Cano, quien fue asesinado en Bogotá -por orden del narcotraficante Pablo Escobar- frente a las oficinas del periódico El Espectador en 1986, y rinde homenaje a una contribución excepcional a la defensa y/o promoción de la libertad de prensa en cualquier lugar del mundo.