Hace unas semanas un conocido nicaragüense que vive en Canadá me dijo que ese país norteamericano ya no estaba tan bien económicamente desde que miles de inmigrantes indios se han asentado allí. Hace unas semanas un conductor de Uber me dijo que se vino a España desde su natal Ecuador porque miles de venezolanos hicieron de Quito un foco de violencia y narcotráfico. Hace unas semanas escuché a un grupo de latinoamericanos referirse con desprecio a los africanos porque han invadido el barrio madrileño de Lavapiés y otras ciudades de España.
¿En qué momento los que tenemos papeles pensamos que somos superiores a los que no lo tienen, o a los que apenas están empezando la odisea de migrar? Me da la impresión de que quienes ya estamos regularizados, con nacionalidad incluso, nos hemos vuelto unos egoístas al momento de referirnos a otros migrantes. Haber venido en avión a Europa no me hace ni más ni menos que las personas que tienen que cruzar el desierto del Sahara en su ruta hacia España. Entre los mismos migrantes nos hemos puesto categorías, como si migrar no fuese un derecho para todos.
Los latinoamericanos que vivimos en España creemos que merecemos estar en este país, pero los africanos no. ¿Por qué? Porque nos molestan que sean negros africanos y musulmanes. Y nos volvemos racistas y xenófobos, olvidando que tenemos la misma condición de migrantes. Incluso, somos racistas y clasistas con nuestros propios hermanos latinoamericanos. Nos ofenden que nos vinculen con Ecuador, con Perú o Bolivia, países con mayor población indígena de la región. Como individuos y sociedad, tenemos un problema inducido en gran medida por los discursos de odio que vociferan los políticos y la manipulación que hacen los medios de comunicación sobre las personas migrantes.
Cada vez que escucho a conocidos repetir el argumento absurdo de que los latinoamericanos nos adaptamos mejor a la sociedad española que los africanos, me da indignación y decepción. Realmente, los “latinos” no incomodamos tanto a los xenófobos en España porque hablamos el mismo idioma y profesamos la misma religión. En caso contrario, seríamos tratados como los africanos. Los latinoamericanos en España hemos llegado a un punto en que deshumanizamos a los migrantes africanos y pasamos por alto que huyen de la pobreza y violencia.
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¿Y nosotros por qué migramos? Migramos también porque huímos de las dictaduras, la inseguridad y la desigualdad de nuestra región. También lo hacemos a pie. También migramos hacia el norte. ¿Se nos olvida que miles de venezolanos, nicaragüenses y cubanos han recorrido miles de kilómetros para llegar a Estados Unidos? Hay otros más privilegiados que toman un avión y evitan los peligros a los que se ven expuestos a los que viajan por tierra o mar. Migrantes todos al fin de cuentas.
Algunos conocidos que viven en Estados Unidos repiten el absurdo sobre los inmigrantes buenos y los inmigrantes malos. Los buenos son los que llegan en avión, los malos son los que llegan por tierra. Son estos últimos, dicen sin ningún sustento, los responsables de la inseguridad en algunas ciudades estadounidenses. Y aquí en España también se ha comprado el discurso de que los africanos han “invadido” el país cuando somos los latinoamericanos quienes más migramos. Las cifras oficiales indican que los colombianos y los venezolanos fueron las dos nacionalidades principales de inmigrantes en España. Entonces, ¿de qué invasión hablamos? Dejemos de estar echándonos lodo entre migrantes. No podemos ni debemos dejarnos enredar por esas narrativas de odio que no hacen más que enfrentar a migrantes contra migrantes.
ESCRIBE
José Denis Cruz
Periodista nicaragüense exiliado en España. Actualmente, es fact-checker del verificador español Newtral.es. En 2019 fundó el medio digital DESPACHO 505. Inició su carrera periodística en 2011 y pasó por las redacciones de La Prensa y El Nuevo Diario. También colaboró para El Heraldo de Colombia y la revista ¡Hola! Centroamérica.