Nahiroby Olivas
9 de junio 2023

Nicaragua necesita un cambio permanente


Basta con repasar un poco la historia de nuestro país para comprender cómo hemos llegado al complicado y doloroso punto en el que estamos: ahora mismo existe una gran polarización en nuestro país y la sociedad se encuentra dividida entre los que respaldan al régimen dictatorial sandinista y los que están en contra de este. Las personas que se oponen al régimen son catalogadas por la propaganda de terror sandinista como enemigos de la nación y por esto son perseguidos, encarcelados, hostigados, asesinados o se les obliga a huir del país. Nicaragua sufre y el panorama no parece alentador, sin embargo, aún hay esperanza para solucionar esta crisis.

Antes de hablar sobre una ruta para lograr una solución a la crisis en la que nos encontramos, quisiera recapitular sobre algunos episodios de nuestra historia, que deben de ser mencionados para explicar bien la idea a la que quiero llegar.

Según nuestros datos históricos, Nicaragua logró su independencia en 1821, hace más de 200 años. Sin embargo, conseguir independizarse de la colonia no trajo consigo la paz y la justicia que muchos de nosotros quisiéramos tener en el país. Desde este hecho histórico que nos hizo libre de los opresores que venían del viejo continente, Nicaragua ha experimentado una serie de hechos totalmente interesantes, esperanzadores, ilusorios, desilusiones, pero nunca ha encontrado la estabilidad necesaria para florecer como un país desarrollado y con un alto nivel de desarrollo cultural. Nicaragua después de ser parte de la corona llegó a ser parte del imperio mexicano; llegó a formar parte del territorio de la República Federal Centroamericana, y después de esto, cuando inició a ser una república independiente, las cosas no mejoran del todo. Tristemente el país ha sufrido desde el siglo XIX un choque ideológico entre distintos grupos de la población que no han permitido que la sociedad se estructure correctamente, sino que ha hecho a esta fragmentarse y erosionarse.

Las diferencias entre los conservadores y los liberales fue uno de los primeros problemas que trajo consigo incluso guerra a nuestro país. El poder variante entre estos dos grupos ideológicos pudo haber sido utilizado para un manejo más integral del país, sin embargo, esto no fue así. Si revisamos en la historia cada vez que se daba un cambio político que quizá ilusionaba a la gente con que sería el cambio definitivo para definir el rumbo al país con el que sonaban, terminaba siendo un desastre y una muestra de que a los grupos de poder solo le importaban sus intereses personales. El país ha enfrentado guerras, golpes de Estado, intentos de usurpación del poder e incluso extranjeros trataron de adueñarse de nuestro país. 

Recibe nuestro boletín semanal

La dinastía de los Somoza vino a hacer de las suyas por muchos años, provocando más muerte, sangre y dolor para las familias nicaragüenses, y luego una revolución que prometió traer un cambio definitivo terminó decepcionando al país. Otra guerra es la que se venía para este pueblo que ya había sufrido demasiado. La guerra terminó pero en 16 años los “nuevos” gobernantes no estuvieron a la altura para poder cambiar el problema de fondo de Nicaragua: la corrupción, los intereses personales y el pacto entre Alemán y Ortega permitió que el sandinismo regresara al poder sin la intención de dejarlo esta vez. 

Desde el 2006 nuestro país ha venido sufriendo un deterioro a nivel institucional y jurídico nunca antes visto, pero en el 2018 la gente volvió a levantarse para alzar sus voces en contra de la dictadura y de la injusticia. La dictadura respondió con represión y muerte, y el deseo de la mayoría de los nicaragüenses se vio diluido y las esperanzas a veces parece que se acaban. No obstante, la oportunidad de cambiar a Nicaragua no se ha acabado. Los nicaragüenses de todo el país y de todos los sectores aún queremos una Nicaragua libre. Sin embargo, el gobierno tiene las armas y el poder total en el país y no accede a escuchar la voz de este pueblo que pide justicia. Aún así, no tenemos solo la oportunidad de sacar a la dictadura, sino que tenemos la oportunidad de cambiar el destino del país y conseguir por fin el verdadero cambio que Nicaragua necesita. 

Esta vez no se debe de pensar que el país le pertenece a uno u otro grupo ideológico, sino que Nicaragua nos pertenece a todos sin importar el sexo, la religión, el color o la edad. El país le pertenece a todos y todos deben de ser tratados como iguales. Esto no significa que no va a haber justicia, lo que significa es que no nos debemos dejar llevar por las diferencias ideológicas que nos han afectado todo este tiempo, sino que la nueva Nicaragua debe de ser una donde exista el consenso y se respete a los que piensan diferente.

Sin embargo, para llegar a este punto lo que se debe hacer primero es tener a una oposición consolidada, organizada y que cuente con una misma estrategia para acabar con la dictadura. En este momento se trata de enfrentar a Ortega como el principal enemigo y dejar las diferencias para después. Debemos entender que para poder conseguir justicia debemos antes sacar a la dictadura.

Ya es hora de que la oposición escuche al pueblo y se sienten a conversar de buena fe. Es tiempo de conseguir el cambio que Nicaragua necesita y que este cambio no dure cinco o 30 años, sino que sea un cambio real que dure para siempre y que Nicaragua nunca más vuelva a sufrir esta clase de hechos lamentables.

¡Que viva Nicaragua!

ESCRIBE

Nahiroby Olivas

Excarcelado político y estudiante expulsado de la carrera de Derecho en la UNAN-León, como represalia política. Exmiembro del Movimiento Estudiantil 19 de Abril de la UNAN-León, exmiembro de la Junta Directiva de la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia (CUJD), exiliado político en Estados Unidos. Creyente de la libertad y la justicia.