Claudia Samayoa, vicepresidenta de la Organización Mundial Contra la Tortura:

“Nicaragua no sólo perfila torturas aisladas, sino acciones de persecución en masa”

La defensora de derechos humanos expresa su preocupación ante la cerrazón del régimen Ortega-Murillo a que la comunidad internacional pueda ayudar a buscar mecanismos para salir de esta crisis de derechos humanos en Nicaragua, que podría convertirse en una situación más grave, más allá de las torturas que sufren los presos políticos


5 de octubre 2022


El 21 de abril de 2013, la Fundación Contra el Terrorismo, una organización fundada por exoficiales militares de Guatemala, acusó a la defensora de derechos humanos Claudia Samayoa de culpar a la Policía Nacional Civil (PNC) por enfrentamientos violentos entre ellos y  poblaciones locales. Ella era la coordinadora de la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala (UDEFEGUA), oenegé que jugó un papel primordial en la protección de los testigos en el proceso histórico de genocidio contra el dictador Efraín Ríos Montt. 

Antes de la acusación, UDEFEGUA fue allanada y Samayoa fue perseguida y difamada por el Estado guatemalteco que defiende los intereses militares. En 2019, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de Guatemala la criminalizó ante la Fiscalía Contra el Crimen Organizado por falsos delitos como sustracción de correspondencia o tráfico de influencias. A pesar de eso, Samayoa ha persistido como una de las voces más importantes en la denuncia contra la impunidad en Centroamérica. 

Actualmente es vicepresidenta de la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y sigue de cerca las graves violaciones a los derechos humanos que ocurren en Nicaragua, en especial las torturas de los presos políticos. En esta entrevista con DIVERGENTES en Lima, Perú, donde se realiza la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Samayoa alerta de la configuración de un nuevo escenario represivo que emana de las torturas aisladas en la prisión de El Chipote. Algo más fuerte: “acciones de persecución en masa”. 

¿Cómo está viendo la Organización Mundial contra la Tortura lo que pasa con los presos políticos en Nicaragua, en específico los que están en la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote?

Con muchísima preocupación. La Organización Mundial contra la Tortura está formada por una red de organizaciones entre las que se encuentran organizaciones nicaragüenses. Bueno, ya disueltas, pero igual las reconocemos como organizaciones. Desde el inicio de este proceso en 2018 hemos notado cómo se ha deteriorado la situación: el uso primero de tratos crueles, inhumanos en la disolución de las protestas y las capturas de manifestantes. La detención arbitraria y común. El Estado nicaragüense ha legitimado a través de los jueces, que son los primeros obligados en prevenir la tortura, permitir estos métodos; permitir la desaparición forzada en condiciones de detención que en Nicaragua le llaman secuestros… Pero son desapariciones forzadas y el juez debería, por estándares internacionales y nacionales, liberar a las personas que han sido aisladas y no presentadas ante un juez de forma pública. A partir de esas desapariciones forzadas ya hay una serie de actos que son vejatorios a la humanidad y que han tenido características de tortura. Pero además está la utilización de una cárcel especial donde les mantiene en condiciones infrahumanas, en muchos casos sin la debida alimentación, sin acceso a salud, en aislamiento e imposibilidad de ver a sus familiares e incluso dificultades para acceder a sus abogados. Todo eso constituye un delito gravísimo. 

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O sea, Nicaragua está perfilando, no únicamente lo que es la tortura aislada, sino que están empezando a suceder una serie de de violaciones de derechos humanos que, de continuarse en ese camino, puede ir dando paso y pauta para violaciones de derechos humanos mucho más graves, como podría ser acciones de persecución en masa, masacres y otro tipo de delitos. Pero por ahora estamos muy preocupados y el Estado nicaragüense ha cerrado todas las puertas para que la comunidad internacional pueda ayudarle a buscar mecanismos para salir de esta crisis de alguna manera, empezando por ayudar a sacar de la cárcel y estas condiciones infrahumanas a tantas personas.

“Nicaragua no sólo perfila torturas aisladas, sino acciones de persecución en masa”
Claudia Samayoa, vicepresidenta de la Organización Mundial Contra la Tortura, en un panel organizado en Lima, Perú, por el Instituto Raza e igualdad. Foto: Cortesía.
Hace un par de semanas el Gobierno presentó por primera vez a los presos políticos tras más de un año de confinamiento, y lo que insistió la propaganda es que los reos estaban bien, aunque se les miraba la pérdida de peso. Muchos plantearon el término de tortura blanca… ¿Qué opina?

No existe ni la tortura blanca, ni la tortura negra, ni de otro color. La tortura es una grave violación de derechos humanos. La persona que ha sufrido tortura le rompe su proyecto de vida. Le haces un daño que es insuperable. O sea, es una persona que va a requerir un montón de ayuda para poder tener una vida más o menos normal cuando salga de esta crisis… Pero tendrá una serie de problemas psicológicos y físicos relacionados con la tortura. Una persona que ha sido privada del derecho a la alimentación, particularmente cuando son personas mayores de edad, sufren deterioros graves en la salud que no son superables. Una de ellas son problemas de corazón. 

Y ya murió un preso político en Nicaragua por falta de acceso a médicos, Hugo Torres…

Así es. Y muy recientemente. En la condición de algunos de estos reos presentados, como el caso de Dora María Téllez, miras la infrahumana condición en la que han estado. Todos estos conceptos de torturas blandas o blancas refuerzan la narrativa de que la gente se lo merecía porque son espías o agentes de X o Y país. Todos esas son las formas en que tratan de engañarnos y generar un discurso alternativo. Por eso es que pararnos en los derechos humanos y mantener el rigor de los derechos humanos es importante, porque al final y al cabo es un espacio moral desde el que se actúa. Y nosotras, como defensores de las víctimas o como parientes de las víctimas, o como periodistas, nuestro trabajo es garantizar que esa verdad se sepa sin cambiarle el nombre.

Dos presos políticos han iniciado huelga de hambre porque hace un año no les permiten ver a sus hijas. Es decir, pareciera que la tortura se traslada también a los familiares ahora menores de edad. ¿Han visto eso ustedes en algún otro país?

En muchos países la utilización de la huelga de hambre como un recurso para el detenido que ha sido encarcelado arbitrariamente, que percibe no tener el derecho a acceso a la justicia, es un recurso muy utilizado. Sucede mucho en Oriente. De hecho, utilizado en condiciones de detención no necesariamente arbitrarias y también utilizado en Occidente, básicamente por defensores de derechos humanos que conocen sus derechos. El problema de la huelga de hambre en nuestros países es que no se entiende por parte de nuestras autoridades… O sea, dicen: no quiere comer, muérase; me beneficia. No es la misma situación que, por ejemplo, si alguien hace una huelga de hambre en el norte, en Europa, en Estados Unidos o en India. Tiene otros contenidos, pero son formas de lucha legítimas cuando el ejercicio de derechos está siendo violado. Derechos que una persona no pierde por estar detenida. Y si no existen esos mecanismos de protección, pues lo que le queda es la huelga de hambre.

¿Con qué situación de otro país en materia de torturas es comparable lo que sucede en Nicaragua?

Lo que miramos en Nicaragua es esa utilización de las cárceles especiales. Eso se hizo en las dictaduras militares de todos nuestros países; o sea, lo hizo Trujillo en Cuba antes de la revolución, en Argentina, Chile; lo hizo Somoza en Nicaragua misma. Incluso esta práctica de perseguir penalmente a los parientes o desterrarlos, como vemos actualmente en Nicaragua, donde ya no los dejan entrar. Eso es una práctica más típica del siglo veinte en esta parte del mundo que del siglo veintiuno. Es una práctica muy común en África. No creamos que solo ocurre en Nicaragua. Lo que está pasando en Nicaragua, es que muy pronto se están juntando muchos males que se extendieron temporalmente en muchos países. Uno quisiera pensar que cuando el régimen se cierra tanto es porque está muy débil. Entonces es una cuestión de mantener la claridad de lucha.