Ligia Urroz
25 de abril 2024

Pareciera una utopía


Pareciera una utopía caminar segura por la calle a cualquier hora del día vestida como me apeteciera: si hace calor con ropa ligera, si hace frío, abrigada. 

Pareciera una utopía que mi hija tomara el transporte público o un taxi sin quedarme rezándoles a todos los santos para que el chofer no se propase con ella. 

Pareciera una utopía que las mujeres gozáramos de las mismas oportunidades laborales —económicas e intelectuales— que tienen los hombres, que el embarazo y la crianza no fueran en contra del desarrollo laboral. 

Pareciera una utopía que el narco no mandara en el país, que no pidiera derecho de piso, que salir por carretera no fuera un deporte de alto riesgo.

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Pareciera una utopía que no existieran las madres buscadoras y que cada hijo estuviese en su hogar preparándose en el estudio y con ganas de hacer de México un lugar mejor. 

Pareciera una utopía que se respetara el Estado de derecho, que los tres poderes en conjunto buscaran lo mejor para los mexicanos, que no existieran dedazos.

Pareciera una utopía que la policía se encargara de cuidar a la ciudadanía en vez de dejar que imperase la ley de la selva. 

Pareciera una utopía respirar aire puro, escudriñar el azul del cielo sin ver y respirar una nata de contaminación y suciedad.

Pareciera una utopía que se impulsaran las energías renovables y no contaminantes.

Pareciera una utopía que nuestro país figurara entre los mejores en infraestructura aeroportuaria, ferroviaria, y de comunicaciones en general, sin herir el medio ambiente o sin dejar a medias y arrumbados costosos proyectos de inversión. 

Pareciera una utopía que las madres que quieren y necesitan trabajar tuviesen guarderías dignas con personal instruido y adecuado para dejar con tranquilidad a sus hijos.

Pareciera una utopía que los niños con cáncer encontraran en su sistema de salud la dignidad y el alivio para curar su terrible enfermedad. 

Pareciera una utopía que los migrantes en su paso por nuestro país tuvieran un trato empático, cobijo y comprensión, y no muriesen quemados en una celda.

Pareciera una utopía que la educación fuera de calidad, que el amor por los libros y la lectura no fuese vista como un acto de consumo capitalista.

Pareciera una utopía que los periodistas consiguieran realizar su trabajo sin recibir amenazas o perder la vida.

Pareciera una utopía que los hijos de México no estuvieran polarizados o divididos, que lejos de los discursos que transmiten el odio por generaciones hubiese conciliación y respeto por las ideas y el quehacer de los demás.

Perdonarán que mis utopías más bien parezcan una lista de sueños inalcanzables en nuestro amado México, pero tengo la firme esperanza de que si es la primera vez que una mujer gobernará al país, se cumplirán también cada una de dichas ilusiones. 

El México de todos se las merece.

Este texto se publicó en el libro Presidenta: Más de 100 mujeres te escriben, de Yuriria Sierra, editorial Océano.

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Ligia Urroz

Licenciada en economía por el ITAM, Master of Science in Industrial Relations and Personnel Management por la London School of Economics and Political Science, Máster en literatura en la era digital por la Universitat de Barcelona, Máster en literatura por la Universidad Anáhuac, Especialización en literatura comparada por la Universitat de Barcelona, Posgrado en lectura, edición y didáctica de la literatura y TIC por la Universitat de Barcelona.