Francisco Robles Rivera

Francisco Robles Rivera
4 de agosto 2023

Populismos y las disputas por la captura de los medios en Centroamérica

Personas sostienen carteles en una protesta en la Plaza de los Derechos Humanos en contra del Gobierno, en Ciudad de Guatemala. EFE/Esteban Biba

Centroamérica vive un momento sombrío. Cientos de personas son expulsadas diariamente de sus países producto de la violencia, la persecución política, las políticas de austeridad, la precariedad, la falta de empleos y servicios sociales, y la corrupción institucionalizada. Quienes se quedan, sobreviven entre las carencias de casi todo. A la par de esa pobreza, se erige riqueza en unos pocos grupos empresariales y políticos. Sociedades brutalmente desiguales producen brutales malestares. De la mano de un modelo económico exitoso para unos pocos, las condiciones políticas empeoran (autoritarismo y dictaduras) y aumenta también el desencanto y enojo con los partidos políticos producto de las redes clientelares, de la cooptación de la política pública y de la consecuente desnutrición de las democracias y de los Estados.

En este contexto los medios de comunicación no han sido simples espectadores. En el ambiente mediático regional, muchos medios grandes y tradicionales han entrado en crisis por la pérdida de pauta publicitaria (pública y privada) y el aumento de nuevas plataformas digitales de consumo. Al mismo tiempo, algunos actores poderosos como políticos o empresarios han aprovechado esta crisis y la reducción en los precios de las tecnologías para fundar sus propios “medios” digitales. En palabras del nobel de economía Joseph Stitgliz estas “compra-venta” de medios los han convertido en los nuevos “juguetes de los poderosos” y en parte les han restringido una de sus funciones críticas: la fiscalización sobre los abusos de los poderosos.

Estas disputas en la región no son nuevas, pero hoy revisten particular importancia por su rol en la consolidación de regímenes autoritarios y dictatoriales y en la radicalización del debate público. El rol decisivo de los medios de comunicación y su influencia en la política Centroamericana es ampliamente conocido. En sociedades con poca formación y educación política como las nuestras, los medios de comunicación delimitan las fronteras del debate público y político y moldean las soluciones de políticas públicas. Se trata entonces del control sobre las voces y las ideas disidentes.

Esta lógica de captura de los medios de comunicación ha aumentado la visibilidad y las audiencias de políticos populistas que han dividido las sociedades en dos. Un grupo de personas, sus adeptos, que esperan su guía para realizar cambios radicales en el país y otro grupo de personas, que en su mayoría se les oponen y que constituyen una “élite corrupta” o “maras”. En Guatemala la disputa por capturar los medios aumentó la persecución legal, el encarcelamiento y la desaparición de medios críticos de las estructuras de la élite del poder en el país. En El Salvador, al igual que en Guatemala, Bukele ha instrumentalizado la justicia para perseguir a medios independientes y ha hecho uso del dinero para saturar los medios y las redes sociales con información positiva sobre su gestión. En Nicaragua, el caso más dramático de la región, la familia Ortega Murillo controla la mayoría de los canales de televisión y radio y ha ejercido una brutal represión contra periodistas y medios independientes. En Costa Rica, el gobierno de Chaves ha buscado -aún sin éxito- instrumentalizar también la justicia para controlar y acallar la prensa crítica y revelaciones recientes parecerían indicar también la búsqueda de pactos de no agresión con algunos medios de comunicación.

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Populismos y las disputas por la captura de los medios en Centroamérica
Foto de archivo de EFE.

Muy a pesar de las consecuencias democráticas y para la convivencia común, en países como El Salvador y Costa Rica, los presidentes Bukele y Chaves ostentan aún una inigualable simpatía entre la ciudadanía. Las explicaciones son varias. Aquellos que simpatizan con los discursos autoritarios de los presidentes; aquellos que encuentran en los discursos de estos presidentes respuestas a sus demandas de exclusión social; aquellos que les apoyan por representar la “alternativa” al establishment de los partidos tradicionales y aquellos que suman el conjunto de factores señalados anteriormente.

De manera más general también habría que señalar que el “éxito” de estos presidentes populistas de derecha ha sido alimentado históricamente por un sistema regional de medios de comunicación altamente concentrado en pocas familias y caracterizado por: i) la exclusión de voces disidentes y plurales; ii) la priorización del entretenimiento sobre la información; iii) el sobredimensionamiento de políticas de mano dura y austeridad fiscal; iv) y el encuadre de los problemas nacionales con base en la normalización de agendas de corte populista (“todos los políticos son corruptos”; “los privilegios de una élite en el sector público”; “los migrantes son un problema”, entre otros).

En el horizonte cercano de la región los escenarios podrían corresponder a: “El modelo Ortega”, un sistema caracterizado por el control de los medios en manos de una familia y en alianzas de “dinero/cobertura/censura” con uno o dos medios grandes. En este modelo hay un ambiente hostil y de persecución judicial y digital contra voces disidentes y de medios y periodistas independientes. “El modelo Bukele”, un sistema de medios dependiente de la pauta publicitaria y de pactos con el Gobierno que limitan su independencia; el uso de fondos públicos para inundar redes sociales y medios online con información positiva sobre la gestión y la instrumentalización del aparato judicial y fiscal para intimidar a medios independientes. “El modelo Chaves” es un sistema de medios donde la pauta publicitaria estatal es usada como premio/castigo, y la producción y distribución de la información está marcada por el enfrentamiento con los medios independientes y los medios pro gobierno.

En una región con muchos malestares la disputa por la democracia no termina en la construcción de Estados capaces de dar educación, salud e infraestructura de calidad a sus ciudadanos, o en la construcción de partidos políticos capaces de construir alternativas políticas dentro de los marcos constitucionales, pasa también por la reconstrucción de ambientes mediáticos y de periodismo libres de presión de los poderosos. Los desenlaces de la situación actual aún están por verse.

ESCRIBE

Francisco Robles Rivera

Profesor Catedrático de la Universidad de Costa Rica. Realiza investigaciones comparativas sobre la desigualdad, los medios de comunicación, las élites, la financiación privada de los partidos políticos y el poder en América Latina. Es doctor en Ciencias Políticas por la Freie Universität de Berlín (DE), así como máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional de Costa Rica. La mayor parte de su investigación se ha centrado en Centroamérica, una región poco estudiada en América Latina. Ha publicado en diferentes revistas en Español e Inglés en España, Ginebra, Reino Unido, México y Colombia.