Eliseo Núñez
28 de octubre 2022

“Si no trabajo, no como”, un mantra que los círculos del poder rompen


Imaginemos que ponés un negocio de venta de repuestos de bicicleta y tenés de competencia en tu ciudad a un simpatizante del Frente Sandinista, pero como el militante no quiere competir con vos, decide denunciarte por ser “Azul y Blanco”, es decir oposición. Tras la denuncia, llega la policía a investigar tu negocio y tus proveedores dejan de venderte, porque lo amenazan desde la Dirección General de Ingresos (DGI). También tus clientes tienen miedo de acercarse al negocio por el acoso policial que han instalado. De modo que tu negocio se va a la quiebra y tu vida se torna una zozobra permanente: tienes miedo por tu libertad. 

En ese momento recordás cuando repetías como mantra de tu independencia política: “si no trabajo, no como”. La situación que describo le ha pasado a cientos de nicaragüenses bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Ahora yo te pregunto, ¿de qué sirvió? Pues de nada. El sistema que ahoga Nicaragua está diseñado sobre la base de prebendas e impunidad para quienes apoyan a la dictadura. 

Muchas veces queremos disociar el ejercicio económico y empresarial de los procesos políticos. Asumimos que la no participación en política en un régimen como el Ortega-Murillo te mantiene a salvo. Sin embargo, no se entiende que la base del poder de una dictadura se basa en tres grandes herramientas:

  1. El miedo. Se aplica principalmente a los opositores a través de las fuerzas de seguridad y del sistema judicial. Los métodos van desde el acoso hasta el asesinato, pasando por supuesto por los juicios sin garantías, retenciones ilegales y más.
  2. La prebenda. La mayor parte se materializa en posiciones en el Estado que no son académicas ni profesionalmente merecidas por el beneficiario. Las razones normalmente son por intereses partidarios. En esto hay también un grupo más pequeño que son los que, no siendo empleados estatales, participan del presupuesto a través de contrataciones amañadas que generan grandes ganancias. Dividendos que se reparten con varios miembros de los diferentes estamentos del partido y el Estado.
  3. La impunidad. Aquí hay una serie de beneficiarios, algunos incluidos en el grupo de los prebendarios. Pero también hay otros en posiciones de poder oficiales o no que les permiten coordinar redes de delincuencia. Dichas redes operan para convertir obligaciones del Estado, como la impartición de justicia, en objetos transaccionales que les generan ganancias. Es decir, la venta de sentencias. Además, hay grupos que operan tomando tierras, cobrando deudas por vías no legales y otro tipo de actividades irregulares que puedan dejar ganancias para repartir en una cadena más pequeña que la de los prebendarios, pero generalmente de mayor calado económico.

Los beneficiarios de la prebenda y la impunidad terminan conformando los círculos de poder locales y nacionales de un régimen. Se estructuran en su nivel más bajo en derredor de los alcaldes y secretarios políticos, hasta los niveles más altos que incluyen altos mandos del Ejército y Policía, magistrados de los poderes del Estado, operadores político-económico de los Ortega-Murillo e incluso miembros de la familia presidencial.

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Aquí es donde se activa un esquema de poder basado en el crecimiento del poder económico de individuos con poder político que, a su vez, mantienen círculos más pequeños o individuos que simplemente operan para ellos. Un trabajo que incluye la aplicación de violencia –en caso que lo consideren necesario– bajo la garantía de total impunidad. Este esquema termina creando “indispensables” en cada nivel y cobran sus servicios al círculo inmediato superior basado en las dos herramientas antes mencionadas.

Volviendo a tu venta de repuestos de bicicleta, en este caso fuiste atropellado por el círculo de poder local… te dejó sin pan en la mesa de tus hijos y con incertidumbre sobre tu futuro, porque su objetivo es enriquecerse como paga recibida por el apoyo al régimen. Si te metiste en política o no le es indiferente a los círculos del poder. Lo que le importa es que no te cruces en su camino. La falta de libertades te cobró factura. Trabajaste, pero no comiste.

Ningún ciudadano está exento de ser víctima de los círculos de poder corrupto en un régimen como el Ortega-Murillo. Pensar que podemos seguir con nuestras actividades económicas al margen de lo que pasa en Nicaragua es un remedio temporal. Las libertades y el Estado de derecho son la verdadera solución.

Las libertades son un asunto de todos y no solo de quienes tienen opinión política.

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Eliseo Núñez

Abogado con más de 20 años de carrera, participa en política desde hace 34 años sosteniendo valores ideológicos liberales.