Imagine a un candidato presidencial que amenaza con silenciar a la prensa, con usar a la justicia para perseguir a sus detractores, con aniquilar la independencia de las instituciones de gobierno. ¿En qué piensa? Probablemente en un dictador del trópico americano que llega al poder ungido como el gran salvador de un pueblo sufrido.
Probablemente a su mente lleguen nombres como Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Fidel Castro, Efraín Ríos Montt, Jorge Rafael Videla. Probablemente piense en Nicaragua, en Venezuela, en Cuba, en Guatemala, en Argentina.
Pero no. La figura de un líder mesiánico obsesionado con el poder está tocando las puertas de Estados Unidos, la democracia más importante y sólida del mundo, y se llama Donald Trump.
Es un megalómano que pretende desmantelar el sistema democrático que por décadas le ha brindado estabilidad política al país norteamericano y se presenta como el salvador de una nación, según él, invadida por miles de terroristas, migrantes. “[…] Su retórica está provocando que me disparen, cuando soy yo quien va a salvar al país”, dijo Trump en una entrevista con FOX News después de que sufriera un primer atentado, en julio de 2024.
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En los últimos años ha demostrado ser un político que no tiene ética. En 2016, previo a las elecciones presidenciales, compró el silencio de una actriz porno; en 2020 conspiró para que sus simpatizantes asaltaran el Capitolio.
También ha intentado evadir impuestos. Esas son solo pinceladas de un político carente de escrúpulos. Trump no tiene la moral para gobernar de nuevo Estados Unidos y nunca la ha tenido.
Es más bien una amenaza para la democracia y el mundo. Lo han advertido altos funcionarios que formaron parte del primer Gobierno Trump. A finales de octubre, John Kelly, el jefe de gabinete de Trump en la Casa Blanca, dijo que sin duda el candidato republicano preferiría un enfoque dictatorial para gobernar.
Donald Trump es totalitario, ultranacionalista, racista lo que en la definición de Kelly es un fascista. Es, pues, un dictador en potencia.
ESCRIBE
José Denis Cruz
Periodista nicaragüense exiliado en España. Actualmente, es fact-checker del verificador español Newtral.es. En 2019 fundó el medio digital DESPACHO 505. Inició su carrera periodística en 2011 y pasó por las redacciones de La Prensa y El Nuevo Diario. También colaboró para El Heraldo de Colombia y la revista ¡Hola! Centroamérica.