Jose Denis Cruz

José Denis Cruz
16 de enero 2025

Un arreglo entre compadres


Cuando Nicaragua empezó a arder, en abril de 2018, los grandes empresarios alzaron la voz para hacer un llamado al Diálogo Nacional. Ramiro Ortiz Guardián apareció en la portada de El Nuevo Diario y Carlos Pellas Chamorro en la de La Prensa. Pensaron que la rebelión ciudadana de entonces podría terminar en un cambio de Gobierno, por lo que hablar, decir algo, en un momento tan crítico para el país era más que necesario por una cuestión de oportunismo e intereses. Lo mismo hicieron meses después, en febrero de 2019, cuando de repente los medios oficialistas difundieron imágenes del gran capital en una reunión con Daniel Ortega y Rosario Murillo en El Carmen. 

El encuentro entre la pareja de dictadores y los millonarios nicaragüenses derivó en un segundo intento de Diálogo Nacional para resolver la crisis. Los representantes de la oposición y la dictadura firmaron un acuerdo que esta última nunca cumplió, y de Carlos Pellas y Ramiro Ortiz nunca se supo alguna opinión o gesto público sobre la situación del país. Ni siquiera se expresaron cuando Ortega encarceló a Luis Rivas, presidente del Banpro, del que Ortiz es dueño, y a José Adán Aguerri, representante de Carlos Pellas en el extinto Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep).

Lo que se puede inferir es que, con la detención de Rivas, Aguerri y otros empresarios, Ortega envió un mensaje a los que tienen el poder económico en Nicaragua: que siguieran en lo suyo que es hacer negocios, mientras él hacía lo que quería con Nicaragua. Por eso es razonable que los empresarios no digan nada y hayan decidido convivir con los Ortega, cada uno en sus propios negocios. A seis años, el Grupo Pellas y el Grupo Promerica no han hecho ninguna inversión de gran calado en Nicaragua, lo que significa que siguen manteniendo los mismos negocios de antes de 2018 y sacando rédito de estos.

Los empresarios son empresarios. Midieron el riesgo de ponerse en contra de Ortega y decidieron callarse para mantener los privilegios. Al final optaron por volver al status quo de antes de 2018. Hay que recordar que el gran capital no dijo nada cuando Ortega reformó la Constitución para reelegirse en 2009, y tampoco lo han hecho ahora que ha reescrito la Constitución. En otras palabras, mantienen el mismo modelo corporativista, con la diferencia que ya no existe la pantomima de “modelo de diálogo y consenso” que en su momento tuvo rango constitucional. 

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Pellas y Ortiz siguen viviendo en Nicaragua, contrario a los hermanos Baltodano y Piero Coen que viven exiliados en Guatemala y España, respectivamente. Aunque Ortega confiscó algunas propiedades de los Baltodano y Coen, sus negocios en Nicaragua se mantienen. Lo que Ortega quería era darles un susto por la traición de apoyar, entre comillas, al pueblo deseoso de democracia. Si Ortega argumenta que en 2018 hubo un intento de golpe de Estado en su contra, debió meter presos a Pellas, Ortiz, e incluso a Enrique Zamora Terán, por haber sido partícipes indirectamente. De hecho, los grandes empresarios financiaron en su momento a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Para que Pellas, Ortiz y Zamora sigan incólumes en Nicaragua, lo más seguro es que haya habido un arreglo entre compadres. Ortega y los grandes empresarios son lacras que se necesitan a sí mismos. La pregunta es hasta cuándo podrán cohabitar.

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José Denis Cruz

Periodista nicaragüense exiliado en España. Actualmente, es fact-checker del verificador español Newtral.es. En 2019 fundó el medio digital DESPACHO 505. Inició su carrera periodística en 2011 y pasó por las redacciones de La Prensa y El Nuevo Diario. También colaboró para El Heraldo de Colombia y la revista ¡Hola! Centroamérica.