Jose Denis Cruz

José Denis Cruz
1 de agosto 2024

Urge una izquierda coherente 


Uno espera, en el mundo ideal, que el discernimiento se imponga sobre cualquier ideología. Pero eso muy pocas veces ocurre. Las recientes elecciones en Venezuela y el descarado fraude perpetrado por el dictador Nicolás Maduro dejaron en evidencia a dos tipos de figuras de izquierda: los que salieron en tromba a celebrar unos resultados electorales cuestionados y carentes de garantías democráticas; y los que con cautela optaron, mejor, por exigir transparencia en el proceso electoral, como requisito indispensable para reconocer la victoria de Maduro. 

A veces, o mejor dicho siempre, se necesita coherencia con los ideales que defendemos. No se puede condenar a las dictaduras de derecha y congraciarse con las de izquierda. No se puede reprochar a Vladimir Putin, según él de izquierda pero tan conservador como Viktor Orbán en Hungría, y enaltecer a Nicolás Maduro, dictadores al final de cuentas. Esa ha sido una praxis muy penosa de algunas personas de izquierda. 

En los últimos años me he decepcionado de la izquierda hispanoamericana porque un puñado de sus líderes no tienen el mínimo valor de admitir que en Nicaragua, Cuba y Venezuela hay gobiernos totalitarios. Plantear el discernimiento sobre las dictaduras, ya sean de izquierda o de derecha, es imperativo entre los progresistas. Escuchar al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador defender al régimen de Miguel Díaz Canel en Cuba o guardar silencio ante las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua cometidas por Daniel Ortega, es repugnante.

Igual de reprochable es que la vicepresidenta segunda del Gobierno de España y líder del partido progresista Sumar, Yolanda Díaz, reconozca los resultados de las elecciones en Venezuela, cuando ha habido un fraude a todas luces. Los ideales que promulga, incluso los líderes españoles de la izquierda trotskista de Podemos, la obligan, los obligan, a condenar el ultraje de Maduro a los venezolanos, aún así sea una figura de izquierda, entre comillas. O mínimamente exigir transparencia en el conteo de los votos.

Recibe nuestro boletín semanal

Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Gabriel Boric (Chile), al pedirle a Maduro que presente las actas electorales que se ha negado a divulgar el Consejo Nacional Electoral (CNE), se han puesto del lado correcto en un momento difícil para Sudamérica. De la misma forma Bernardo Arévalo (Guatemala) y Gustavo Petro (Colombia), quienes se han negado a reconocer los resultados oficiales de las elecciones.  La izquierda hispanoamericana debe asumir sin ambages que las “revoluciones” de Cuba, Venezuela y Nicaragua han devenido en proyectos autoritarios, por lo tanto, repito, la crítica a sus gobernantes no solo es urgente sino coherente con lo que propugnan. No hacerlo los convierte en ciegos, hipócritas e indolentes ante el sufrimiento de esos pueblos que viven días difíciles sin el mínimo resquicio de libertad.

La izquierda, los progresistas, deben condenar los ataques a la democracia y las violaciones a los derechos humanos. No importa si los comete un gobernante de derecha o de izquierda. Evitar esa condena deja descubierto ese doble rasero y los hace cómplices. Los que se consideran progresistas no pueden justificar los autoritarismos en América Latina. Si lo hacen le dan argumento a la derecha para infundir miedo. 

ESCRIBE

José Denis Cruz

Periodista nicaragüense exiliado en España. Actualmente, es fact-checker del verificador español Newtral.es. En 2019 fundó el medio digital DESPACHO 505. Inició su carrera periodística en 2011 y pasó por las redacciones de La Prensa y El Nuevo Diario. También colaboró para El Heraldo de Colombia y la revista ¡Hola! Centroamérica.