Así fue la masacre indígena en Wilú, en la Costa Caribe Norte de Nicaragua

DIVERGENTES reconstruye la masacre contra una población indígena que causó la muerte de cinco personas y dos heridas muy graves. La información recabada, en conversación con líderes comunitarios, allegados de las víctimas y defensores de derechos humanos, revela que las agresiones e incursiones de colonos mestizos persisten, a pesar de que esta zona cuenta con medidas cautelares por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos


“La primera campanada sonó a las ocho de la mañana: Fueron los dos primeros muertos. Luego,  a las diez, uno más; y después, a mediodía otra víctima, y la última en la tarde”, cuenta Gonzalo, un líder comunitario de Wilú, territorio mayangna Sauni As, en la Costa Caribe Norte de Nicaragua. Cada campanada significó para él una “estocada en las emociones”. “Una pesadilla. Bin, bin, bin, bin, bin… un dolor inmenso, indescriptible”, relata con la voz entrecortada.

Las últimas campanadas doblaron a las tres de la tarde, anunciando el funeral de uno de los cinco comunitarios asesinados el pasado 11 de marzo en la comunidad de Wilú. Todos los que acompañaron el féretro hasta el camposanto tenían el semblante desencajado.

Según relata a DIVERGENTES, Gonzalo recuerda la masacre y el entierro de “sus hermanos” como “una película apocalíptica”.

“Fue una emboscada”

“Los colonos venían bajando”, dice Hugo, un testigo de la masacre. Según este comunitario, los invasores asesinaron a uno de los indígenas, el pasado 11 de marzo, cerca de su parcela ubicada a cuarenta minutos de la comunidad de Wilú. “Ahí, encontraron nuestros hermanos su cuerpo”, explicó.

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El territorio de Sauni As está compuesto por 24 comunidades indígenas. Todas están ubicadas a varios kilómetros de distancia entre sí, en torno a la más grande de todas: Musawás. De acuerdo con el Gobierno Territorial Mayangna Sauni As, las invasiones de su territorio iniciaron en 2009 y aumentaron rápidamente en 2015 en varias comunidades. Wilú es una de las afectadas.

La masacre del 11 de marzo, explican los comunitarios, fue una acción planificada que pudo evitarse si el Ejército o la Policía hubiera garantizado la seguridad en la zona y la expulsión de los invasores de esas tierras. Aquí los conflictos se han recrudecido, a pesar de las constantes denuncias que han realizado los comunitarios a las autoridades del régimen sandinista. Los comunitarios han denunciado desde 2015 que el Gobierno central no se ha interesado por la protección de los territorios comunales y, en cambio, reclaman que personeros sandinistas alientan la invasión de colonos. 

Después de matar al primero de los comunitarios, los colonos atacaron a cuatro miembros de una familia que vivían en una parcela ubicada en Wilú. Según Hugo, las víctimas salieron de Musawás el sábado a las cuatro de la madrugada y llegaron a la comunidad a eso de las diez de la mañana. “Iban a cruzar el río y ahí se toparon con los invasores”, relató el testigo.

Según Gonzalo, los varones de las comunidades generalmente salen de sus casas los sábados para cazar, pescar y recolectar frutos. Su objetivo, además de llevar la comida a sus familias, es regresar por la noche y descansar el domingo.

“En la propia esquina del río, cuando iban subiendo (los cuatro comunitarios) los colonos empezaron a rafaguearlos. Primero, bajaron (mataron) a uno. Los demás se tiraron al río. Los colonos los venían rafagueando y lograron herir de gravedad a otro. Los otros dos lograron escapar aunque también fueron heridos”, afirmó el líder comunitario.

Las dos personas que escaparon caminaron hasta Musawás para advertir a los demás comunitarios del ataque. Al recibir la información, estos organizaron un grupo de búsqueda hasta Wilú. Llegaron a eso de las tres de la tarde y lograron extraer el primer cadáver. El segundo, que había sido herido en el río, falleció camino a Musawás.

“Los dos que llegaron a Musawás fueron trasladados hasta Bonanza para ser atendidos. Afortunadamente sobrevivieron”, relató Hugo. Otros dos comunitarios, que no pertenecían a esta familia, también fueron asesinados durante el ataque. Sus cuerpos los encontraron por la tarde.

No hubo más víctimas porque las mujeres y niños que estaban en la comunidad decidieron huir cuando escucharon los primeros disparos. Regresaron a la comunidad cuando el grupo que buscaba a los asesinados llegó a Wilú. Encontraron sus casas quemadas y en ruinas.

En la comunidad los indígenas estaban consternados. Ese día, según Gonzalo, el ambiente fue de mucha tristeza e “impotencia”.

“Sentí la repugnancia, el dolor. Algunos de los familiares de las víctimas se negaron a aceptar la realidad. En algunos momentos parecía que lo estaban asimilando pero, luego, volvían a llorar y negar todo. La escena parecía sacada de una película apocalíptica”, expresó Gonzalo.

Así fue la masacre indígena en Wilú, en la Costa Caribe Norte de Nicaragua
Después de la masacre en Wilú, los colonos destrozaron por completo la aldea de los indígenas. Fotos tomadas por los comunitarios.

El líder comunitario aseguró que, luego de la masacre de “sus hermanos”, los comunitarios quedaron con una gran incertidumbre respecto a lo que pueda venir después del ataque armado. Temen, dice Hugo, que la invasión continúe, la venta de tierras comunales se incremente, y que la violencia sea incontrolable.

“Todos se preguntan hasta cuándo el Gobierno va a acabar con este problema; cuándo va a garantizar el efectivo saneamiento territorial. Porque mientras no se efectúe, van a seguir muriendo más hermanos. Hoy le tocó a estas cinco familias, pero estamos seguros que mañana pueden ser otras familias”, dijo Gonzalo.

Sobre los invasores, Hugo refirió que los sobrevivientes tienen la misma información: eran mestizos, vestían con camisas de camuflaje militar y pantalones de distintos colores. En sus manos cargaban fusiles calibre 22, escopetas 20, pistolas tipo 9mm, y AK.

“Esto que ocurrió nos embarga a todos. Es una situación que afecta de forma directa e indirecta a toda la gente de este territorio. Los lamentos de las familias, de la comunidad son los lamentos de todos. Yo nunca viví una guerra, pero esta situación tiene toda la apariencia”, afirmó Gonzalo, quién explicó que la única diferencia es que en este caso las comunidades indígenas no tienen armas y están en completa indefensión.

Cinco días después de la masacre, las autoridades del Gobierno Territorial Autónomo Mayagna Sauni As, confirmaron el asesinato de cinco comunitarios: Alberto Castillo Palacios, 20 años de edad; Jorge Enor Palacios Samuel, 23 años; Lenin Vílchez Patrón Flores, 24 años; Yesmin Jacobo Lázaro, de 30 años, y Manuel Morgan Díaz Palacios, de quien no especificaron edad.

El Gobierno Territorial también informó que la comunidad fue incendiada por los invasores y que  Florencio Patrón Sebastian y Mario Patrón Flores, fueron heridos de bala por los colonos.

Así fue la masacre indígena en Wilú, en la Costa Caribe Norte de Nicaragua
Uno de los indígenas herido de gravedad por los colonos, trasladado a Bilwi.

Amaru Ruiz, presidente de Fundación del Río y quien ha denunciado activamente los ataques armados de invasores a las comunidades indígenas del Caribe de Nicaragua, expresó que la masacre tenía todas las características de un evento planificado: los colonos solo llegaron a matar e incendiar, es decir, no se tomaron el territorio, todavía.

Ruiz consideró que la masacre además fue una represalia hacia los comunitarios por la captura y entrega que hicieron en enero pasado de 24 invasores que estaban en su territorio. En esa ocasión la Policía Nacional, que recibió a los detenidos, informó que estos iban a ser trasladados al centro penitenciario La Modelo, en Tipitapa.

“Nosotros creemos que esto es una represalia frente a las acciones de las comunidades mayangnas de detener el proceso de invasión y tomar acciones que permitan ir identificando a los colonos que están invadiendo su territorio”, valoró Ruiz.

Gonzalo sacó fuerzas de donde no tenía para asistir al último funeral. Silenció su dolor y decidió que lo mejor era controlar sus emociones para acompañar con serenidad a las familias de las víctimas. “Fue difícil”, confesó, porque el líder comunitario tuvo una gran amistad con dos de los indígenas que fueron asesinados y emboscados por “colonos invasores”.

Otras masacres en territorio indígena

Así fue la masacre indígena en Wilú, en la Costa Caribe Norte de Nicaragua
Parte del territorio afectado por las invasiones de colonos. Foto tomada por los comunitarios.

Aunque las invasiones datan desde inicios de 2015, fue en marzo de 2019 que el avance de los colonos se extendió en un sitio conocido como “Masiwas”, dentro de la propiedad comunal de Suniwas y Saubi. Aquel año, las autoridades indígenas lograron el desalojo pacífico de 65 familias de colonos. Pero dos meses después, regresaron al lugar junto a otro grupo, sumando un total de 120 desalojos en las propiedades comunales, incluida Wilú.

Según una denuncia presentada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por las autoridades indígenas, las familias de colonos se presentaron fuertemente armadas con fusiles calibre 22, escopetas calibre 12, 16 y 20, pistolas y revólveres de diferente calibre, armas de guerra AK y bombas granadas de mano.

El incremento de la invasión llevó a las autoridades territoriales a emitir un nuevo decreto de emergencia, exigiendo al Gobierno nacional que adoptara acciones inmediatas para solucionar la crisis. Sin embargo, la solicitud fue ignorada por el Estado y la tensión aumentó en las comunidades de Alal, Wasakin, Suniwas, Musawas y Wilú.

En enero de 2020, cuatro personas fueron asesinadas durante un ataque armado de colonos en la comunidad de Alal, ubicada al sur de la comunidad de Wilú y al noreste de la comunidad de Suniwas, que además dejó dos personas más heridas, viviendas quemadas y causó el desplazamiento de varias familias.

Aquel hecho fue atribuido a una banda delincuencial conocida como “banda Kukalón”, cuya líder es Isabel Meneses Padilla, conocida como “Chabelo”. Uno de los integrantes de la banda, según la denuncia presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), fue detenido en febrero de 2020, por los delitos de asesinato, lesiones graves, incendio y tenencia ilegal de armas en perjuicio de los pobladores de la comunidad de Alal. Sin embargo, fue liberado durante la primera semana de junio de 2020.

Así fue la masacre indígena en Wilú, en la Costa Caribe Norte de Nicaragua
Los colonos arrasan con todo lo que encuentran en las comunidades. Foto tomada por los comunitarios.

El 23 de agosto de 2021, invasores masacraron al menos a 11 indígenas miskitos y mayangnas en el territorio indígena Mayangna Sauni As. Todo ocurrió en el cerro Kiwakumbaih, a 10 kilómetros del noreste de Musawás. 

Según la denuncia interpuesta ante la CIDH, al menos cinco víctimas pertenecían a comunidades miskitas, cuyos pobladores son beneficiarios de medidas provisionales ordenadas por la Corte Interamericana. De acuerdo con la información disponible, las víctimas de la masacre habrían sido torturadas, entre ellas, K.J.G. quien fue abusada sexualmente y una pierna le fue mutilada.

El 4 de octubre de 202,  se registró otra invasión de colonos a comunidades indígenas mayangnas en el cerro Kimakwas, también ubicado en el territorio Mayangna Sauni As. En esa ocasión, cuatro comunitarios de Wilú se encontraban realizando trabajos de minería artesanal cuando fueron atacados por varios colonos. Uno de los indígenas fue asesinado y torturado por sus atacantes.

Todo esto provocó que la CIDH decretara medidas cautelares, en febrero de 2022, a favor de los indígenas de las comunidades Musawás, Suniwas y Wilú del Territorio Mayangna Sauni As. “Pero no sirve de nada porque el pueblo está en completa indefensión”, declara Gonzalo, el líder comunitario.


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