“La metí en un librito de la Constitución que me había llevado y me la puse en la entrepierna”.
Entre la ley y el cuerpo: así resguardó el acta electoral una testigo de la oposición en un centro de votación al norte de Barquisimeto, en el estado Lara, durante las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela.
En Caracas, encontraron otra guarida: «Nos la metimos dentro de la ropa, en la barriga. Después vino un grupo grande a acompañarnos hasta donde estaban recibiendo las actas», dice un testigo de un centro en la Candelaria, Caracas.
Las estrategias que usaron los testigos del Comando con Venezuela del candidato de oposición Edmundo González Urrutia para cuidar las actas electorales fueron variadas. Lo que sí es un dato común es que para obtenerlas tuvieron que hacer pulso de varias horas con coordinadores de centro del Consejo Nacional Electoral (CNE), con miembros de mesa, con simpatizantes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), consejos comunales y hasta con colectivos.
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Venezuela Vota, alianza de medios de comunicación independientes, consultó a 17 testigos y miembros de mesa de Distrito Capital y seis estados para recabar estos testimonios.
La orden «de arriba», según relatan los que accedieron a ser entrevistados de forma anónima para esta nota, fue evitar que los testigos de oposición recibieran el acta en papel que imprime la máquina una vez cerrada la votación de cada mesa. Tener las actas es la única garantía de demostrar cuánto sacó cada candidato. Para la oposición, históricamente, lograr acuerdos para cubrir todas las mesas con testigos acreditados por los partidos que recopilaran las actas y las hicieran valer había sido complejo. Esta vez, parece, se aprendió de los errores.
El 28J, por ejemplo, nadie estuvo solo:
–Cuando me la entregaron la guardé en el bolsillo del pantalón dobladita y salí escoltada por los vecinos que fueron a apoyarnos, cuenta una testigo de Vargas.
–Resguardé el acta con otra persona hasta que a las 12 de la noche la entregué al coordinador de Comando con Venezuela, dice un testigo de Barquisimeto.
–Las protegimos moviéndolas de persona a persona hasta que llegara a manos de quien debía entregarla a la sala situacional, explican desde Lagunillas, estado Zulia.
-En mi caso, como es un centro pequeño, esperé a que un coordinador electoral de la [Unidad] en la parroquia pasara por mí. Yo votaba por primera vez y es la primera vez que estoy en una mesa, dice una testigo de Maiquetía, cercano al aeropuerto internacional en el estado Vargas.
Un tejido de participación ciudadana fue imprescindible en esta gymkana electoral diseñada por la oposición: mientras en la mesa estaba el testigo haciendo su trabajo de verificar el proceso y obtener el acta, afuera le esperaba un circuito de otros actores para hacerla llegar a un lugar donde se escaneaba y se enviaba a un repositorio web. «Hubo un diseño con los comanditos y manager y coach que manejaban puntos de escaneo centralizados de actas por zona. Eran llevadas por motorizados. Ese proceso fluyó perfecto», dice un miembro del comando Con Venezuela de González Urrutia.
Gracias a esta carrera de relevos, la oposición logró recolectar 24.532 actas, lo que representa un 81,32% del total, que subieron a la web Resultados con Vzla, donde cualquiera, en cualquier parte del mundo, puede revisarlas y analizar su autenticidad. Así lo han hecho organismos independientes como la Misión de Observación Electoral de Colombia, visualizadores de datos del diario El País de España, de la agencia de noticias Associated Press y curiosos particulares.
El consenso, por ahora, es que las actas tienen un alto nivel de confianza. Esta data abierta al mundo con la intención de probar lo que la oposición considera un fraude por parte del Consejo Nacional Electoral venezolano no hubiera sido posible sin la logística de cuidado del voto de los testigos.
Una tarde hostil como método
Aunque desde que abrieron los centros ya se escuchaba que iban a negar el derecho —por ley— a que los testigos de los partidos recibieran una copia certificada del acta, a partir de las cuatro de la tarde, dos horas antes de cerrar los centros, la amenaza se hizo más vocal: «Aquí no hay actas para la oposición».
Si la intención era que los testigos se fueran del centro, no sucedió.
«A las 4:00 pm nos dijeron que no nos pusieramos fastidiosos, que para la oposición no había actas. Yo estaba sentado en mi mesa y de repente la coordinadora del centro por el CNE nos dijo que si queríamos nos podíamos ir porque no nos iban a dar ninguna acta. Yo pregunté por qué y ella dijo que eran órdenes de arriba», señala un testigo de Vargas, estado tradicionalmente chavista, donde Edmundo González obtuvo 61 % de los votos y Maduro 36%. Después de presionar, del centro salió con su acta.
«Me dijeron que en elecciones anteriores daban [las actas], pero ahora no. Sin embargo me la dieron porque yo me había plantado allí. Yo dije que eso era un delito electoral», revela un testigo de la parroquia Tamaca de Barquisimeto que anteriormente era bastión del oficialismo donde el suministro de agua y gas para cocinar está a cargo de colectivos y dirigentes del oficialismo.
A pesar de que la líder la oposición, María Corina Machado, dijo en un mitin el 3 de agosto que tenían las actas gracias a los testigos del Comando con Venezuela, el Plan República y el CNE, en varios centros hay testimonios de una maniobra de testigos del PSUV, funcionarios del Plan República y miembros de mesa vinculados con el oficialismo para echar de los centros de votación a los testigos de oposición.
En Vargas, una testigo dice que en 30 años participando en jornadas electorales jamás había visto un nivel de intimidación igual: «Lograr las actas fue una verdadera lucha campal. Con la coordinadora del centro por el CNE, con los testigos del PSUV, con los funcionarios del Plan República que apoyaban todo lo que decía la coordinadora del CNE».
En respuesta a la determinación de los testigos, los cuerpos de seguridad del Estado practicaron arrestos y detenciones arbitrarias a testigos en Caracas y otras ciudades.
Al chavismo le tomó un tiempo reaccionar al recurso opositor de mostrar al mundo las actas en crudo, cada una con su «huella digital» única.
Cinco días después de la elección, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional (AN) y jefe de campaña de Maduro, cuestionó la legitimidad de las actas publicadas por la oposición. Presentó fotos de actas supuestamente mutiladas o incompletas en una rueda de prensa. Sus argumentos fueron desmontados por usuarios en redes sociales que mostraron las actas originales. Seis días después de la elección, Diosdado Cabello, diputado del PSUV, también ha dicho que hará una edición especial de su programa Con el mazo dando debido a las actas de la «oposición golpista».
Mientras, el CNE no ha publicado los números por centro, ni región, ni candidato —la web del organismo está caída desde el lunes posterior a la elección—, y el comando de campaña de Nicolás Maduro no ha mostrado las actas electorales que les dieron sus propios testigos. El Plan República, garantes militares de la seguridad del proceso electoral, también tienen en su poder las actas. Pero solo las ha mostrado la oposición.