Al por mayor y al detalle, para la compra pequeña de algún cliente o para proveer a revendedores y emprendimientos nicaragüenses, los supermercados, almacenes y tiendas departamentales chinos se encuentran extendidos a lo largo del territorio nicaragüense. DIVERGENTES visitó las cabeceras departamentales del Pacífico para documentar la aparición de estos establecimientos
El mercado municipal de Rivas está desierto el domingo por la mañana. Hay poca actividad y escasa clientela. Solo algunos vendedores con carretones de verduras y despachadoras de tiendas de ropa y zapatos, se hacen compañía y platican entre ellos. La mayoría de los tramos están cerrados y el ajetreo característico del lugar no está presente hoy.
Ha pasado lloviendo intensamente en el departamento durante las últimas semanas, y las nubes negras de este día todavía amenazan con un chubasco, razón por la que, probablemente no haya tanta gente.
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Si bien el mercado se encuentra en relativa calma, en el corazón se encuentra una gran tienda de dos pisos que hace sonar unos parlantes a todo volumen. Esferas rojas de papel cuelgan a lo largo de la entrada y junto a la puerta, la bocina retumba y rompe la tranquilidad del lugar.
Se trata de uno de los tantos negocios chinos que han abierto en Nicaragua desde el año pasado, cuando la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo estrechó aún más sus relaciones comerciales con la República Popular de China con la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC).
Aunque están sumamente esparcidos en Managua, Rivas y el resto de las ciudades del país también están atestiguando la llegada masiva de los empresarios orientales.
DIVERGENTES visitó las cabeceras departamentales del Pacífico de Nicaragua para documentar la aparición de estos establecimientos, los cuales generan especulaciones sobre los beneficios que les brinda el régimen a los inversores chinos para sus multitudinarias aperturas.
Rivas es uno de los departamentos en el que la llegada de los comercios chinos es más lenta. Bazar Oriental, Grandes Almacenes de China, MTMAX, Centro Comercial China Wanda, Chinese Store y Abasto Comercial Jasmin, son algunos de los locales nuevos en este departamento durante el último año. La mayoría de ellos cercanos o dentro del mercado central de la cabecera departamental.
Al por mayor y al detalle, para la compra pequeña de algún cliente o proveer a revendedores y emprendimientos nicaragüenses. La oferta es variada, abundante y diversa, y se ajusta al bolsillo de quien aparezca. Fieles a la temporada, la mayoría de los artículos exhibidos son navideños y ahora no solo compite con los vendedores locales, sino también con los supermercados tradicionales.
Los rótulos chinos ahora se funden con el paisaje caótico del tendedero eléctrico del mercadito. Al estar cerca de las tiendas se escucha a los dueños hablando en chino entre ellos, o intentando un español rasposo con los clientes. Además de vigilar las entradas y salidas de los locales, siempre custodian la caja con el dinero producto de las ventas.
“Chinotepe”, bromea Isabel —quien pidió resguardar su identidad— sobre el nuevo nombre con el que llama a Jinotepe, lugar donde ha vivido en sus 40 años. “Es que está lleno de chinos”, explica sencillamente la mujer, quien es mi guía de hoy, mientras me relata los cambios que ha visto durante los últimos meses.
Cuando le pregunto si han abierto supermercados chinos en el municipio, responde como típica nicaragüense: “¡Uuuhhh! ¡Por montones! Aquí ya hay más chinos que jinotepinos”. Carazo, además de Managua, es una de las ciudades con mayor número de comercios chinos inaugurados.
Los supermercados chinos no solo están ubicados en la cabecera del departamento, en donde están la mayoría, sino también municipios aledaños, como San Marcos, Diriamba y Dolores. Y muchos de los establecimientos son sucursales de las mismas empresas que se encuentran en las otras ciudades.
A medida que transitamos las calles destartaladas de Jinotepe en el antiguo mercado municipal, Isabel va señalando cada uno de los locales nuevos. Algunos tienen nombres genéricos en sus rótulos, pero sus decoraciones revelan su origen. “Con esos adornos chinos los identificás”, dice Isabel.
A pesar de que es un domingo en la tarde, hora muerta para los mercados que suelen tener sus jornadas álgidas durante la mañana, las tiendas chinas generan bastante actividad. Una tras otra van apareciendo, a veces en una misma cuadra se abren hasta cinco de estos comercios extranjeros.
En el antiguo y nuevo mercado y en las avenidas principales de Jinotepe, hay más y más almacenes chinos, junto con los ciudadanos asiáticos caminando por las aceras. La mayoría tienen menos de un año de haber llegado a Carazo con su arsenal de artículos, que van desde productos de belleza a muebles para el hogar, electrodomésticos y tecnología. Como en el resto del país han causado de qué hablar.
Isabel ha contabilizado al menos 11 tiendas en los alrededores de estos mercados. DIVERGENTES confirmó la existencia de 10 de estas. “Por el Palí hay uno. Detrás del colegio hay otro. Hay tantas que te das gusto”, indica mientras seguimos el recorrido.
“Hay maquillaje de hasta 15 pesos, fijate. Es que no pagan impuestos”, asegura la mujer, lo que en parte, es cierto. Los inversores chinos han recibido beneficios y privilegios tributarios por parte de la dictadura.
El TLC firmado en agosto de 2023 entre Nicaragua y la República Popular de China, los países tienen tasas arancelarias preferenciales entre ellos para los productos de exportación. En el caso de Nicaragua, el 91.4% de sus productos tienen este beneficio, según información del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific). Aunque la dictadura no ha revelado mayores detalles al respecto.
De acuerdo con un análisis publicado por Confidencial, “las negociaciones sobre el TLC entre China y Nicaragua duraron casi un año y se caracterizaron por su opacidad y poca transparencia”.
Isabel se aplica su labial recién comprado en una de las tiendas. “Carísimo me costó”, bromea. Como ellas, cientos de caraceños han sido blancos del consumo de los productos chinos. Pese a que todos ellos están claros que los artículos son de una calidad cuestionable, la compra y venta de estos no se ha detenido. “Ahorita están haciendo ‘paste’ a las demás tiendas”, señala.
Las afectaciones de la invasión china al mercado nicaragüense está más claro en Masaya, “La Ciudad de las Flores”. Varios establecimientos pequeños y medianos han sido desplazados, ya que los dueños de los locales han rechazado la renovación de los contratos de arriendo para decantarse con los empresarios chinos, de acuerdo con Pymes con los que conversó DIVERGENTES.
“El dueño del local cobraba 300 dólares la mensualidad, pero vienen los chinos y le ofrecen el doble o hasta más. O a veces pagan seis meses adelantado y los dueños de los locales prefieren eso. Así que nos cancelan los contratos y se los dan a los chinos porque ellos tienen reales”, explica Mauricio, un emprendedor que por seguridad prefiere mantener el anonimato de él y su negocio.
Es una situación que cada vez más negociantes masayas conocen entre ellos, pero que prefieren no denunciarlos públicamente por temores a represalias por parte del régimen Ortega-Murillo. “Es que ahora el Gobierno es amigo de los chinos, entonces no podemos decir nada en contra de ellos”, señala.
Masaya es otra de las ciudades con creciente número de comercios chinos. En la entrada de la ciudad se está construyendo uno de los supermercados más grandes del departamento. China City, reza el mega rótulo que se ve desde la carretera. Es solo uno de los tantos almacenes que están en proceso de construcción.
Estos dueños de negocios han tenido que buscar otros establecimientos cuyas mensualidades estén a su alcance, pero muchas veces no están ubicados en puntos estratégicos como antes o se encuentran muy lejos de donde solían estar, lo que disminuye la clientela que ya tenían.
“Si antes estabas en una esquina, o en una calle principal, ahora tenés que competir con el precio que los dueños de los locales ponen para los chinos. Entonces mejor ponés tu módulo al final de la calle, donde nadie te va a comprar, pero vas a pagar menos”, añade Mauricio.
Aunque todavía no es una situación generalizada en el departamento, en las zonas donde se han asentado los supermercados asiáticos ha comenzado a surgir un problema que preocupa a los nicaragüenses con Pymes, quienes temen que este fenómeno se extienda a sus territorios.
Estos comercios chinos se han ubicado a las afueras de los diferentes mercados: El Mercadito Local, el Mercado Municipal, el Mercado de Artesanía y en el centro de la ciudad, aunque todavía no en su interior. Esa parte todavía le pertenece a los nicaragüenses que siguen vendiendo abarrotes tradicionales.
Cuando camino a la terminal de buses de Masaya, noto otro supermercado chino en construcción. No hay rótulos todavía, ni decoraciones que lo revelen como tal, pero en el interior del local hay personas chinas desempacando estantes y rejillas, en los que luego colocarán sus artículos. Este es el quinto que veo en la ciudad.
“El problema es que los emprendedores quieren ganar (dinero) de un solo pencazo. De una cosa quieren ganar tres veces su precio. Te querés comprar una cartera, 50 pesos vale donde los chino. Después te vas donde un emprendedor… ¡200 y la madre cuesta esa chochada!”, me dice un taxista en León.
Aunque muchos nicaragüenses encuentran preocupante el aumento de comercios chinos en el país, otros lo ven como una oportunidad para acceder a productos a bajos costos. “Eso sí, no sé cómo vamos a hacer con tantos chinos. Son tantos negocios que entre ellos mismos se van a hacer competencia”, especula el taxista.
Ahora, al costado de la Catedral de León, las cafeterías coloniales llenas de turistas y locales nicaragüenses comparten territorio con los mercaderes chinos. Las tiendas chinas ya llegaron a las zonas turísticas de occidente, como a las orillas de la catedral, en las calles principales y en el parque de los poetas, donde hay bastante presencia de extranjeros.
Estos locales son tan nuevos que ni siquiera aparecen registrados en Google Maps, y al entrar los trabajos nicaragüenses todavía continúan descargando mercadería y ordenándola en los anaqueles.
A diferencia de los almacenes chinos de Managua, Masaya, Carazo y Rivas, donde los locales y letreros son bastante sencillos, en León las tiendas chinas intentan seguir la estética de la ciudad y no desentonar con el atractivo del lugar.
Las sucursales de China Mall y otras tiendas departamentales que cada vez se hacen más conocidas, ya llegaron a la ciudad, pero también han traído quejas de leoninos por la corta duración de sus productos.
Las quejas se hacen escuchar a través de redes sociales y otras plataformas, y todas muestran el mismo patrón. “Me compré un abanico donde los chinos y solo me duró dos meses”. “Yo me compré un bolso y a los días se rompieron las correas”. Y así continúan compartiendo sus experiencias.
A simple vista, muchas de estas tiendas no se muestran abiertamente chinas, pero todas comparten características similares si se afina el ojo. Por ejemplo, la utilización de las mismas etiquetas para indicar el precio de sus productos, el catálogo es siempre el mismo en todos los lugares, y los productos son todos iguales.
“A veces uno ya no quiere comprarle a los chinos porque las cosas salen malas, pero ahora ya ni eso podés evitar. Crees que compras en una tienda cualquiera y resulta ser china”, dice Leonel, un señor de unos 60 años con el que converso acerca de estos negocios.
La expansión de estos productos no solo es por los mismos inversores chinos que abren sus tiendas, sino porque otros nicaragüenses han incluido en sus comercios dichos artículos, al tener beneficios por compras al por mayor.
Sin embargo, Leonel también cree que muchos almacenes chinos “intentan disimular que son chinos” para que compradores recelosos de productos asiáticos les compren, y “se camuflen con el resto de los negocios”. La especulación ha crecido entre la gente.
Otras ciudades avanzan a medias en la expansión de los mercaderes asiáticos. En la cabecera departamental de Granada, apenas cuatro tiendas han surgido dentro y a las afueras del mercado. Cuando pregunto a la gente dónde hay supermercados chinos, me quedan viendo con extrañeza.
“Solo conozco el que está por el Palí”, me dicen siempre. Mundo Nica y Dos Panda Mall son las más conocidas, pero Tienda 1998 y MTMAX Granada se dan a conocer cada vez más. Otros establecimientos están en construcción y remodelación. Por el momento, la colonialidad se mantiene y también los negocios nicas
Los comercios chinos asentados en Granada apenas se están adaptando. Algunos de ellos solo aceptan compras por un mínimo de 50 córdobas. Ninguno acepta pagos por tarjeta bancaria y las únicas transacciones aceptadas son en efectivo.
Las personas nicaragüenses también se adaptan poco a poco a estos negocios, pues en muchos de estos han encontrado una fuente de empleo. Muchos como dependientes, otros como personal de limpieza, montacarga, choferes y auxiliares en toda la logística implicada para montar estas tiendas.
El mercado chino también ha llegado a otros municipios de Managua como Ticuantepe, con los almacenes Chinese Store, pero no han inundado el lugar como en la cabecera de la capital. La calle principal del municipio, lleno de negocios, está a la expectativa de la llegada de otros similares.
Mientras tanto, las tiendas asiáticas siguen creciendo alrededor de las ciudades nicaragüenses, y el Gobierno de Ortega y Murillo le abren sus brazos a los nuevos “hermanos”, quienes gradualmente están cambiando el paisaje comercial de Nicaragua, por lo que no es extrañarse que Ticuantepe, en un futuro, se le conozca como Chicuantepe.