Un sacerdote de Granada fue a retirar dinero de la cuenta bancaria de su parroquia la mañana de este viernes 26 de mayo, pero no pudo… la cajera le notificó que la cuenta había sido bloqueada. Horas más tarde, diversas fuentes católicas confirmaron que las cuentas de casi todas las nueve diócesis del país —incluidas las de sus parroquias— fueron congeladas por órdenes de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en una escalada más de la persecución religiosa contra el catolicismo en Nicaragua.
El bloqueo de las cuentas se conoció en algunas parroquias desde la noche de este viernes. Por ejemplo, un sacerdote de Chinandega le notificó a sus fieles que no pagarán, a través de transferencia electrónica, unos libros pastorales, porque la cuenta de la parroquia fue bloqueada. Este viernes otros religiosos conocieron el bloqueo de sus activos y por la tarde el cardenal Leopoldo Brenes se reunió con los sacerdotes de la Arquidiócesis de Managua, también afectada, para conocer el alcance de la situación.
Al igual que los nicaragüenses desnacionalizados por el régimen Ortega-Murillo en febrero pasado, la banca privada no notificó a las autoridades eclesiásticas sobre el congelamiento de las cuentas, y tampoco se han pronunciado sobre la acción tomada contra las diócesis. DIVERGENTES ha confirmado que las diócesis afectadas son: Managua, León y Chinandega, Matagalpa y Estelí.
Para la abogada e investigadora en temas religiosos, Martha Patricia Molina, el régimen pretende paralizar las operaciones de la Iglesia Católica en Nicaragua, en especial los proyectos que aún no han sido afectados por la cancelación de oenegés, medios de comunicación y asociaciones administradas por el catolicismo.
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“Esto es un grave golpe para la Iglesia, porque recordemos que ellos también tienen compromisos a diario que pagar, inclusive están siendo afectadas las casas de formación; hay planillas que pagar, hay recibos de energía eléctrica, de agua potable y los diferentes gastos que se incurren”, señala la experta.
Según la tercera entrega del estudio“Nicaragua: ¿Una Iglesia Perseguida?”, realizado por Molina, durante el primer trimestre de 2023 se registraron 90 agresiones y ataques contra la Iglesia Católica. Ha sido el período de mayor persecución religiosa documentado desde el estallido social de abril de 2018. En total, el régimen suma 529 ataques contra obispos, templos y laicos. Durante la Semana Santa fueron prohibidas 3,176 procesiones, en lo que se considera una escalada brutal contra el catolicismo.
Fuentes eclesiales creen que el congelamiento de las cuentas puede estar relacionado con el reciente arresto este jueves del sacerdote Jaime Iván Montesinos Sauceda, del municipio de Sébaco, acusado por el delito político de “menoscabo a la soberanía nacional”. Montesinos pertenece a la Diócesis de Matagalpa, una de las más golpeadas por la persecución religiosa, a tal punto que su obispo, monseñor Rolando Álvarez, fue condenado a 26 años de prisión en febrero.
Los sacerdotes Eugenio Rodríguez y Leonardo Guevara, de Nueva Segovia y la catedral de Estelí respectivamente, fueron trasladados a la Policía para someterlos a “investigaciones”.
Régimen pretende “confiscar templos”
El abogado Yader Valdivia, miembro del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, no descarta una “confiscación masiva en todos los templos del país”.
“Lo que está en riesgo ahora es que las iglesias pasen a manos del Estado como sucedió con la Cruz Roja Internacional, porque ya han hecho de todo: han agredido a religiosos y feligreses… han encarcelado párrocos, les han quitado la nacionalidad, los han expulsado del país. Ya lo único que queda es institucionalizar las diócesis y, si acaso, cerrarlas definitivamente”, alerta el defensor de derechos humanos.
Valdivia asegura que el impacto psicosocial que estos actos represivos causan en los devotos es parte de “una táctica para infiltrar más el terror a ejercer el derecho de libertad de culto”.
“Lo que se puede esperar es más represión y el temor que tiene la feligresía en asistir a misas (…) incluso, hemos documentado que a las personas que han sido detenidas se les advierte que no pueden visitar ni una iglesia. Lo que se viene para la feligresía es más represión, que te castiguen por profesar tu fe. Desde el Colectivo de Derechos Humanos lanzamos una alerta a nivel internacional”, insistió el abogado.