La caída del flujo migratorio entre Panamá y Costa Rica y la reducción de deportaciones desde Estados Unidos derivaron en que autoridades ticas adviertan la posibilidad de enfrentar en un corto plazo un repunte del fenómeno denominado como migración inversa.
Nicaragua genera especial preocupación, ya que muchos nicaragüenses varados o deportados podrían usar Costa Rica como ruta de tránsito o destino final. Mientras tanto, migrantes venezolanos —la segunda nacionalidad con más solicitudes de refugio en el país centroamericano— continúan visibles en las calles de San José, vendiendo golosinas o pidiendo ayuda para regresar a su país, tras quedar varados debido a las nuevas restricciones migratorias de Estados Unidos.
El director general de Migración y Extranjería, Omer Badilla dijo a DIVERGENTES, que entre el 1 de enero y el 30 abril de 2025 han cruzado aproximadamente 1200 personas desde Costa Rica hacia Panamá.
Una migración difícil de registrar
“Es muy poco de lo que podemos registrar. Hay algunos migrantes que hemos identificado que no les interesa quedarse en Costa Rica. Entonces, por sus propios medios, usan el sistema de transporte público en el norte, llegan a San José, hacen el abordaje y llegan al sur”. Agrega que a estos migrantes no se les brinda un beneficio específico, sino que, por tratarse de un flujo inverso, se les permite el paso.
El caso de los migrantes que llegaron en vuelos enviados por Estados Unidos, Badilla, señaló que, “de momento solo manejamos esa cifra única de 200 personas, que ya nos quedan prácticamente 60 o 65 personas en Catem (Centro de Atención Temporal de Migrantes en la frontera Sur), la gran mayoría han retornado a sus países de origen, otros han solicitado refugio, pero estamos con esa cifra. De momento, aclaró que “no hay ninguna comunicación para que vengan más personas”.
En cuanto a los migrantes que llegan desde Estados Unidos, Badilla explicó que se analiza cada caso para determinar si procede o no el refugio. Según datos oficiales, no se ha detectado un nuevo flujo masivo hacia el norte; “ya está casi que en cero”, afirmó.
Panamá declara “misión cumplida”
Un mensaje similar dio el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, quien en una reciente conferencia de prensa aseguró que el flujo migratorio a través del Darién en abril de 2025 se redujo en un 99.7 % en comparación con el mismo período de 2024.
Según las estadísticas del Servicio Nacional de Migración de Panamá, “se registraron 73 ingresos en abril de 2025, una cifra que contrasta notablemente con los 29,259 reportados en el mismo mes de 2024”. Este resultado llevó a Mulino a definir este logro como una “misión cumplida”.
“No tenemos flujo migratorio entrando de manera considerable. Siempre va a haber, es importante que se sepa, siempre va a haber y siempre ha habido, pero no en las dimensiones de decenas y miles que vivimos en los años anteriores”, enfatizó Mulino.
Posible retorno masivo de nicaragüenses
Respecto a una posible deportación masiva de nicaragüenses desde Estados Unidos, el funcionario cree que “el movimiento natural de esas personas que eventualmente sean deportadas a Nicaragua van a buscar un nicho en Costa Rica. Entonces tenemos que estar preparados, porque si son perseguidos políticos, pues obviamente hay que brindarles la ayuda bajo este régimen de asilo o de refugio. Entonces podríamos pensar que sea un efecto. Si Donald Trump empieza a deportar 1.2 millones de nicaragüenses, que él habla esa cifra, podríamos pensar que muchas personas van a venir a Costa Rica”, advierte el director de Migración.
El defensor de derechos humanos Gonzalo Carrión advierte sobre la creciente preocupación en torno a los nicaragüenses que podrían ser deportados hacia Costa Rica, sumados a quienes ya huyeron de la represión política en busca de un futuro más seguro.
Señala que es comprensible que muchas personas vean en Costa Rica una alternativa viable por razones económicas y de protección, pero subraya que el desafío radica en si el país está realmente preparado para acoger un nuevo flujo migratorio, considerando la saturación y las limitaciones actuales de sus sistemas de atención.
Sistema de refugio colapsado
Badilla afirmó que el asilo “es una de las medidas que consideramos que es la que más se utiliza dada la situación política de Nicaragua”. Sin embargo, “el sistema de refugio actual está colapsado y en gran medida es por la gran cantidad de solicitudes. Nicaragua es el primer solicitante de refugio y es la mayor cantidad de personas refugiadas que tenemos”.
A abril de 2025, según un informe presentado por la Unidad de Refugio costarricense, actualizado al 30 de abril, el número de solicitudes pendientes por parte de personas nicaragüenses asciende a 195 512, seguido por Venezuela con 10 895 y Cuba, que registra 7292.
Aunque el fenómeno migratorio en la región sigue cambiando de rostro y las rutas hacia el norte han desacelerado, Costa Rica podría enfrentar el nuevo reto de convertirse en destino final para miles de personas, especialmente nicaragüenses, que retornan o huyen nuevamente de un contexto de represión.
La preocupación es que Migración y Extranjería y su sistema de refugio está colapsado y hay más de 195 000 solicitudes pendientes. Las autoridades costarricenses deberán prepararse para un eventual repunte migratorio, mientras los rostros visibles de esta crisis —como los migrantes en los semáforos— revelan que la urgencia humanitaria no se ha detenido, solo ha cambiado de dirección.