Durante otro año consecutivo, los nicaragüenses no verán mejoras en su situación económica, a expensas de los pronósticos de crecimiento que realiza el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. La crisis financiera global, mezclada con la falta de salida a la crisis sociopolítica del país, significará otro golpe al bolsillo de las familias, cuya mitad de sus ingresos actuales se sostienen a través de remesas familiares, que van en aumento producto del éxodo de personas que huyen del país, ahogados por la crisis sociopolítica y el desempleo. “La conclusión es que las condiciones de vida de la población, que al final es el indicador económico y social central, van a seguir deteriorándose”, explicó el economista Enrique Sáenz.
Según Sáenz, las cifras del 2022 ayudan a entender lo que podría suceder en el 2023. “Primero, carestía de la vida, es decir, el precio de la comida aumentó en 21%, según las cifras oficiales. Segundo, el ajuste salarial que recibieron los trabajadores quedó muy lejos de ese aumento de los alimentos. Por ejemplo, a los trabajadores del Estado se le ajustó en 3% y a los trabajadores de las zonas francas en 7%. En el caso de Nicaragua, esto significa pobreza y hambre”.
Por su parte el régimen sostiene que la economía se encuentra en expansión. “Vamos a tener dos años consecutivos de expansión económica y creemos que el próximo año también así será”, expresó Ovidio Reyes, presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN). “Este año esperaríamos que (el crecimiento) siga expandiéndose, pero ya a una tasa moderada, entre 3.5 y 4.5%”, detalló en una entrevista realizada por medios oficialistas.
Supuesto crecimiento no se refleja en vida diaria
Sin embargo, los buenos pronósticos del régimen están divorciados con la realidad de los nicaragüenses, quienes este 2023 cumplirán cinco años de vivir inmersos en una crisis sociopolítica sin dar señales de solucionarse. Para el politólogo Manuel Orozco, las proyecciones del gobierno están alejadas de la vida diaria, debido a que “estos perciben menos ingresos, pagan más impuestos y son expulsados del país”.
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Orozco afirmó que el 50% de los ingresos percibidos por las familias nicaragüenses provienen de remesas internacionales. Esto es concordante con el éxodo masivo de nicaragüenses hacia el exterior, sobre todo a Estados Unidos, destino principal de quienes emigran ante la debacle económica. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, 164 mil nicaragüenses cruzaron hacia dicho país en 2022, cifra que triplica el total de 2021.
Los miles de nicaragüenses que han salido del país en los últimos años han sido parte del salvavidas económico del régimen. Frente al aumento del costo de la canasta básica, “las remesas ayudan significativamente en el consumo de los hogares”, reiteró el experto.
“Esto lo digo de manera irónica, pero en este momento los migrantes se han convertido en la mejor política social del régimen: expulsar a subempleados y desempleados al exterior porque no tienen oportunidad en Nicaragua, para que luego de unas semanas se transformen en remesas. Esa es la política social más efectiva que ha seguido la dictadura”, aseguró por su parte Sáenz.
“Se está generando un tremendo agujero en la estructura sociodemográfica del país, que tiene impacto inmediato, pero que lo tendrá más en el mediano y largo plazo, sobre todo bajo esas condiciones. Una economía que se deshace de lo mejor, que es su población, no puede ser una economía sostenible”, agregó el economista, que también advierte que la ausencia de mano de obra calificada pone la economía en aprietos.
Contrario a las esperanzas del régimen, la mayoría de las naciones occidentales se preparan para tiempos difíciles, debido a la inflación causada por la pandemia de Covid-19 y agudizada tras la invasión de Vladímir Putin a Ucrania. Datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguran que un tercio de la economía mundial se encontrará en recesión este año. La situación de los “aliados” del régimen también se aleja de las mejores predicciones. China, la potencia en la que Ortega depositó sus esperanzas de crecimiento, tiene una economía desacelerada tras su política ante la pandemia, que afectó a los flujos de suministros e inversión.
El economista Néstor Avendaño divulgó en su blog algunos de los retos que deberá enfrentar la economía nicaragüense este año, cuyo primer lugar es la inflación global. “Lo que ocurra en 2023 dependerá de la evolución y de la afectación entre sí de los tres shocks: el geopolítico, el energético y el económico. Con el riesgo económico de una recesión mundial, la debilidad económica podría exacerbar el riesgo geopolítico. Pronosticar el comportamiento económico mundial, de una región y de un país en el corto plazo, es una tarea sombría”, planteó el experto.