Lo dicho:
“El que traiciona a su patria, deja de tener patria… Y por eso se llaman apátridas”.
Clasificación:
Verificamos:
La afirmación hecha por Daniel Ortega en la que asegura que los traidores a la patria son apátridas, es un concepto falso.
El derecho internacional define a un apátrida como “una persona que no es considerada como nacional suyo por ningún Estado conforme a su legislación”. De forma más sencilla, esto quiere decir que una persona apátrida no tiene la nacionalidad de ningún país. Algunas personas nacen en una situación de apatridia, mientras que otras se convierten en apátridas.
Hay personas apátridas en todas las regiones del mundo. La mayoría de ellas han nacido en los países en los que llevan viviendo durante toda su vida. Este ha sido el caso de los más de 300 desnacionalizados en febrero de 2023, así como otros nicaragüenses, señalados de ser opositores por el régimen, desnacionalizados de facto por la negación a sus documentos de identidad a los que tiene derecho cualquier ciudadano nacido en Nicaragua.
Al dictador Daniel Ortega y su mujer, más allá de esa sorna envalentonada, lo que les debe preocupar es que lo único que a ellos les promete la comunidad internacional es un banquillo de los acusados por criminales de lesa humanidad. Un pasaje directo a la infamia de la historia pic.twitter.com/LfiebZd20R
— Wilfredo Miranda Aburto (@PiruloAr) February 22, 2024
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Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), una causa importante de la apatridia es la discriminación por raza, etnia, religión, idioma o género. La exclusión de grupos específicos del conjunto de la ciudadanía por motivos discriminatorios se vincula con la existencia de la apatridia prolongada y a gran escala en el país de nacimiento.
“Los Estados también pueden privar a sus ciudadanos de su nacionalidad a partir de modificaciones en la legislación elaboradas con un criterio discriminatorio que pueden convertir a poblaciones enteras en apátridas”, afirma ACNUR.
De hecho, la mayoría de las poblaciones apátridas conocidas en el mundo pertenecen a minorías. La discriminación por género en las leyes de nacionalidad es uno de las principales causas de la apatridia infantil. En 25 países, la legislación no permite a las mujeres transmitir su nacionalidad en igualdad de condiciones con los hombres. Por este motivo muchos niños y niñas pueden convertirse en apátridas si su padre también lo es, o en el caso de que se desconozca quién es el padre, o que éste desaparezca o fallezca.
ACNUR cita algunos ejemplos. Cuando Myanmar (históricamente, Birmania) dictó su Ley de Ciudadanía en 1982, privó de nacionalidad a 800 000 personas de la minoría rohingya. Muchos de ellos, ahora son refugiados en Bangladesh. En la República Dominicana, en 2013, la Corte Constitucional quitó la nacionalidad a miles de personas de ascendencia haitiana.
La reformulación de fronteras y hasta la desaparición de países también influye para menoscabar la ciudadanía. La disolución de la URSS, por ejemplo, llevó a que las minorías rusas de Estonia y Letonia (casi un tercio de la población de esos países) sólo pudieran votar en elecciones municipales y no pudieran acceder a cargos públicos. La situación ha mejorado desde 2018.
La privación arbitraria de la nacionalidad orquestada por el régimen Ortega-Murillo provocó que ACNUR emitiera un comunicado en el que expresó su preocupación por lo que ocurre en Nicaragua y recordó que la legislación internacional prohíbe “la privación arbitraria de la nacionalidad por motivos raciales, étnicos, religiosos o políticos”.
Esta decisión ilegal viola de manera flagrante la propia Constitución nicaragüense, que establece en su artículo 20 la nacionalidad como un derecho, y viola la Convención Americana de Derechos Humanos que señala que toda persona tiene derecho a una nacionalidad y que no se puede privar a nadie arbitrariamente de ella. Por lo que muchos expertos en derecho internacional consideran que hay elementos para una posible investigación de un nuevo crimen de lesa humanidad.