Gloria Chamorro

Gloria Chamorro
11 de junio 2024

El homicidio de Otoniel Orozco y los crímenes de odio: ¿cómo desarraigar las ideas violentas?

odio

Costa Rica experimentó en 2023 su año más violento con 906 homicidios registrados, una cifra alarmante que refleja un deterioro en temas de seguridad, convivencia y derechos humanos. Aunque las cifras del 2024 no han alcanzado los niveles del año anterior, continúan por encima del promedio histórico.

Este aumento de la violencia se ve reflejado en un incremento de los crímenes de odio, particularmente por  xenofobia, donde las narrativas de odio,  rechazo y discriminación hacia la sociedad nicaragüense han sido exacerbadas en las narrativas de los discursos del presidente Rodrigo Chaves.

Estas expresiones alimentan un ambiente hostil que no solo vulnera los derechos humanos de los nicaragüenses en Costa  Rica, sino que también deterioran la convivencia y la seguridad de toda una sociedad.

De acuerdo a Naciones Unidas, los delitos de odio abarcan cualquier forma de comunicación, ya sea verbal, escrita o conductual, que ataque o utilice un lenguaje peyorativo o discriminatorio contra una persona o grupo en función de su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, lugar de origen, género u otros aspectos constitutivos de la identidad.  

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En el contexto de xenofobia, un crimen de odio es un acto delictivo, motivado por el rechazo, la intolerancia o el desprecio hacia personas de otro origen o nacionalidad, y buscan causar daño físico, emocional o psicológico a individuos o grupos específicos.

El trágico homicidio de Otoniel Orozco en Escazú, Guachipelín, ejemplifica cómo el odio y la xenofobia pueden desencadenar actos extremadamente violentos y discriminatorios, afectando no solo a las víctimas directas, sino también dañando la cohesión social, la estructura familiar y la perpetuación del miedo, el rechazo y la discriminación en la cultura costarricense.

Este incidente no es un acto aislado de violencia, sino un reflejo escalofriante de la xenofobia y las dinámicas de conflicto relacional que plagan  nuestras sociedades.

¿Qué nos dice este asesinato sobre la convivencia entre costarricenses y nicaragüenses? ¿Cómo puede una disputa  por una llave de agua escalar hasta convertirse en un homicidio? Este artículo busca explorar estas preguntas desde una perspectiva  psicosocial, y abogar por la transformación de los conflictos y la erradicación de la xenofobia.

Desde una perspectiva psicocultural, la   xenofobia se alimenta de miedos y estereotipos profundamente arraigados. En Costa Rica, los nicaragüenses a menudo son percibidos de manera negativa, lo que facilita la justificación de estos actos de violencia y la discriminación contra ellos. Estos prejuicios no solo afectan las actitudes individuales, sino que también  se manifiestan en comportamientos colectivos que perpetúan la exclusión y la marginalización.

En el caso del homicida Eduardo Ramírez Zamora, actuó de forma premeditada, influenciado por prejuicios culturales, reflejando una reacción impulsada por el odio hacia Orozco. Le disparó catorce  veces. Disputa que dio inicio como un desacuerdo trivial por el paso de una llave de agua.

Otoniel Orozco, como muchos inmigrantes nicaragüenses en Costa Rica, pertenecía a una agrupación con desventaja social estructurada. Los inmigrantes nicaragüenses frecuentemente enfrentan prejuicios, rechazos y discriminación por su nacionalidad, lo que sitúa a esta población a una posición de vulnerabilidad y marginalización de sus derechos humanos.

Factores externos y transformación del conflicto

Los mecanismos de resolución alterna de conflictos engloban una serie de procesos no judiciales, pacíficos y participativos para solucionar controversias, entre ellos se encuentra, la negociación directa, la negociación asistida (mediación y conciliación), el arbitraje (vinculante y no vinculante) y el mini juicio.

Estos mecanismos pretenden dar nuevas opciones a las personas para resolver los conflictos en un momento en el que además se cuestiona fuertemente la ineficiencia de los poderes judiciales, que  desempeñan un rol significativo en la escalada del conflicto, como es el caso de inacción o evasión del Organismo de Investigación Judicial  (OIJ), del Ministerio Público de Costa Rica y de la seguridad vecinal del condominio, donde se cometió crimen por odio.

Estos aspectos destacan la necesidad de fortalecer la responsabilidad del sistema y de los factores que deben garantizar la seguridad y protección a la ciudadanía. Además resalta cómo las dinámicas interpersonales y las influencias externas pueden intensificar los conflictos, llevar a la violencia y a la impunidad.

Para transformar este tipo de conflictos y erradicar los crímenes de odio basados en la xenofobia, es imprescindible contar con un sistema de justicia que contribuya a la estabilidad, la seguridad social y al cumplimiento de las normativas que todos debemos de seguir sin distinción.  

Paralelo a esto es necesario implementar estrategias que aborden tanto las raíces profundas del prejuicio, como las manifestaciones inmediatas del conflicto, así como:

  • La educación intercultural y sensibilización a través de programas educativos sobre la  diversidad  cultural, los derechos humanos y resolución pacífica de conflictos.
  • Capacitación continua para  la  población en general que  promuevan la comprensión y el respeto por las diferencias culturales.
  • Campañas de sensibilización a través de medios de comunicación y plataformas de redes sociales, donde se difundan mensajes que combatan los estereotipos y promuevan la inclusión.
  • Desarrollo de políticas que  promuevan la igualdad de  oportunidades, la convivencia pacífica y la integración de las comunidades inmigrantes.
  • Fortalecimiento de las instituciones que protegen los derechos de las minorías y brindan apoyo a las víctimas de discriminación y violencia.
  • Reforzar y aplicar leyes que penalicen los crímenes de odio y la discriminación.
  • Proveer acceso a los servicios de salud  mental y apoyo psicosocial para víctimas de crímenes de odio y sus familias.

Implementar estas estrategias requiere un  enfoque integrado que involucre a gobiernos, instituciones educativas, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. Solo a través de un esfuerzo concertado se pueden erradicar los crímenes de odio y construir una sociedad más inclusiva y justa.

La transformación de la perspectiva en nuestra sociedad requiere un esfuerzo significativo, iniciando con la educación y sanación de todas las personas que tienen una mentalidad arraigada sobre situaciones comunes y familiares en una  cultura basada en la violencia sistemática e intencionada, lograr una transformación social de este tipo requiere tiempo, esfuerzo y paciencia ya que estamos tratando con algo más profundo que simplemente el hecho de cambiar superficialmente.

Debemos adentrarnos en el pensamiento a fondo para desenraizar las ideas arraigadas en quienes legitiman un actuar de manera violenta como forma equívoca de resolver conflictos, generando un impacto profundo y duradero en la fragmentación de la vida cotidiana, de la estructura familiar, de la identidad cultural y de la dignidad humana, desencadenando traumas en la vida de las personas y que muchas veces dejan como resultado la muerte.

ESCRIBE

Gloria Chamorro

La autora es experta en salud mental, especializada en liderazgo multicultural y diálogo social. Máster en Paz, Desarrollo y Resolución de Conflictos de la Universidad para la Paz (UPAZ).