El mensaje distorsionado de Nayib Bukele sobre derechos humanos en El Salvador

Bukele apareció el fin de semana durante una reunión de trabajo con el Gabinete de Seguridad y aseguró que los derechos humanos de los ciudadanos no han sido tomados en cuenta, pero con los “delincuentes” sí. Sin embargo, los hechos y la doctrina internacional lo contradicen


Lo dicho:

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“Creo que los derechos humanos, si bien, nadie duda de que los reos tienen derechos humanos, pero creo que algo que no se ha hecho y creo que ningún procurador lo ha hecho antes, o por lo menos yo no recuerdo… no han defendido los derechos de la gente honrada, generalmente defienden, como que todo el enfoque de derechos humanos internacional o de las oenegés está enfocado en los derechos de los delincuentes, que tienen derechos, nadie dice que los delincuentes no tienen derechos, pero ¿por qué el enfoque es siempre a los derechos de los delincuentes y la gran mayoría de la gente honrada, nadie le importa sus derechos? En este país pasamos 30 años siendo acribillados, asesinados, renteados, violados, extorsionados, amenazados, viviendo en zozobra y nadie dijo nada, pero de repente agarran a los que matan, a los que rentean, a los que violan y de repente: ‘Hay que ver los derechos humanos de ellos’, pero son más importante que los derechos de la gente honrada y creo que eso es algo importante procuradora, que debe investigarse y reportarse porque sino no estamos hablando de derechos humanos, estamos hablando de derechos de los delincuentes…”.

Clasificación:

Engañoso - Los datos no son suficientes para afirmar la información.

Verificamos:

El mensaje transmitido por Nayib Bukele es engañoso. La interpretación sobre los derechos humanos como lo explica Bukele carece de fundamentos. 

Desde 1977, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 32/130, reafirmó que “todos los derechos humanos y libertades fundamentales están interrelacionados y son indivisibles”, que se han caracterizado como los principios de interdependencia e indivisibilidad. Igualmente, en 1993, en la Convención Mundial de Derechos Humanos se aprobó la Declaración y Programa de Viena, que en su numeral 5 precisó: “Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí”.

El principio de indivisibilidad implica que los derechos humanos no pueden ser fragmentados sea cual fuere su naturaleza. Cada uno de ellos conforma una totalidad, de tal forma que se deben reconocer, proteger y garantizar de forma integral por todas las autoridades.  

Los derechos humanos son inalienables porque no se pueden dar ni quitar. Son indivisibles porque todos los derechos humanos son importantes por igual. Son interdependientes porque los abusos contra un derecho tienen efectos negativos en otros derechos.

El Régimen de Excepción, cuya séptima prórroga fue aprobada el 14 de octubre pasado, ha incurrido en múltiples violaciones a los derechos humanos infligidos, en su mayoría, a la gente honrada de la que se refiere Bukele. Entre los hechos más preocupantes que han ocurrido durante los 200 días del régimen, se destacan las miles de detenciones arbitrarias y las más de 80 muertes bajo custodia del Estado. Además están las reformas a la regulación procesal que vulnera estándares y Convenciones internacionales; la actuación de los jueces sin apego a la Constitución; la anulación del sistema de protección de Derechos Humanos y la aprobación de leyes que reforman el sistema de compras públicas. 

El Observatorio de Derechos Humanos (OUDH) de la Universidad “José Simeón Cañas” (UCA), en el informe “100 Días de Régimen de Excepción en El Salvador 2022”, cuantificó cerca de 4 mil 297 presuntas vulneraciones a los derechos humanos. En ese mismo informe, según datos proporcionados por la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador, en el período investigado se identificaron 306 casos de torturas y otros tratos o penas crueles e inhumanas. A su vez, se registró que un 75.4% de 231 casos pueden constituir desapariciones forzadas. 

El titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Rodolfo Delgado, anunció en una entrevista televisiva la liberación de 803 personas, que tuvo lugar el pasado 20 de septiembre. Esa cifra responde a los requerimientos que la institución fiscal “ha solicitado” para que “se respete el debido proceso y garantías de éstas personas”; que representan el 1.51% de los 53 mil 66 detenidos (a esa fecha).

Desde el 24 de septiembre en la madrugada, familiares de personas privadas de libertad han esperado afuera del centro de detención conocidas como “El Penalito” a que estas fueran liberadas, tras ser capturadas durante el Régimen de Excepción vigente desde marzo. Estas personas han sido puestas en libertad por no tener vínculos con pandillas y tras ser capturadas de forma arbitraria. 

En cuanto a “los delincuentes” que se refiere Bukele, medios investigativos como El Faro han destapado que el fin de semana en que se rompieron las negociaciones entre el Gobierno del presidente Bukele y las pandillas, cuatro líderes nacionales de la Mara Salvatrucha-13 salieron del penal de máxima seguridad hacia un hospital privado en San Salvador. Entre ellos estaba el “Diablito de Hollywood”, uno de los líderes más influyentes de esa pandilla.

El Gobierno del presidente Nayib Bukele sostuvo en 2020 negociaciones con las tres principales pandillas del país dentro de penales de máxima seguridad, con la finalidad de conseguir que el número de asesinatos en El Salvador mantenga su histórico desplome. A cambio, las tres organizaciones –consideradas terroristas por la legislación salvadoreña–, Mara Salvatrucha-13, Barrio 18 Revolucionarios y Barrio 18 Sureños, habían planteado una serie de demandas que incluían las mejoras en las condiciones de vida carcelarias y beneficios para sus miembros en libertad.

La ruptura entre el Gobierno de El Salvador y la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) sería el principal causante de una ola de asesinatos ocurridos entre el 25 y 27 de marzo, que dejó un saldo de 87 personas fallecidas y el cual se registró como la jornada más violenta de este siglo en el país centroamericano. A raíz de eso, Bukele respondió con el Régimen de Excepción.