En la entrada a Jinotega, un departamento ubicado a 142 kilómetros al norte de Managua, hay dos mantas publicitarias; en ambas está un señor regordete vestido de camisa blanca y una mujer de pelo corto y blusa azul. “Yo no los conozco. ¿Son candidatos?”, pregunta Gabriela López, una joven universitaria de 23 años originaria de esta ciudad. Las pancartas pertenecen al partido Camino Cristiano Nicaragüense y los dos personajes que aparecen en ellas son Guillermo Osorno y Violeta Martínez, dos de los candidatos a presidente y vicepresidente que Daniel Ortega y Rosario Murillo aceptaron que participaran en las elecciones , sin competencia de este siete de noviembre.
A un día de las elecciones, en Jinotega no hay un ambiente electoral. Aunque hay afiches pegados en los postes de energía que pertenecen a los partidos colaboracionistas Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) y Partido Liberal Independiente (PLC), nadie habla del tema como en elecciones anteriores, en las que hubo competencia. “Aquí no platicamos de eso. La gente está en lo suyo, buscando cómo sobrevivir y buscar trabajo”, menciona una vendedora de refrescos del parque central.
En la ciudad, cuenta Gabriela, no hubo inicio ni cierre de campaña electoral. Ningún partido político, ni siquiera el partido de gobierno Frente Sandinista, organizó mítines de ningún tipo. En el parque unos cuantos usan sus celulares y otros aprovechan para tomarse fotos con los arreglos navideños instalados por la municipalidad sandinista, en las últimas dos semanas. Aquí las fiestas de Navidad son más esperadas que las votaciones.
“Ayer salí con mis amigos y tocamos el tema por casualidad. Yo pensaba ir a votar para marcar nulo, pero me puse a pensar de que podían hacerme algo, porque todos los que están en las mesas electorales son sandinistas. Mis amigos tampoco van a votar. Pensamos hacer un asado para aprovechar el día”, cuenta la joven universitaria, quien expresó que muchos vecinos le comentaron que tampoco irían a las urnas. “Hay mucho descontento por todo lo que han hecho (el gobierno)”, agrega.
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Daniel Ortega y Rosario Murillo se presentan a unas elecciones sin competencia por primera vez en la historia de Nicaragua. Después de encarcelar a siete candidatos presidenciales y una treintena de opositores, tienen el camino despejado para atornillarse en el poder en Nicaragua.
Con el Poder Electoral cooptado y una Ley Electoral reformada a la medida, el resultado es previsible. La incógnita pasa, irónicamente, por conocer cuál será el régimen de participación.
El ambiente “electoral” de Jinotega
En el colegio Simón Bolívar, ubicado al centro de la ciudad, está una de las Juntas Receptoras de Votos de menor tamaño de Jinotega. A eso de las cuatro de la tarde, el centro escolar estaba ocupado por personas vestidas de camisas blancas con identificación del Consejo Supremo Electoral (CSE). Por las calles colindantes había mucha tensión. Los que estaban adentro clavaban la mirada a los reporteros.
No había gente en las aceras. Pocos vehículos circulaban en el entorno. Cinco minutos más tarde pasaron sobre la zona siete patrullas de la Policía Nacional cargadas de antimotines armados con fusiles de guerra. Todos se quedaron perplejos y miraron a los oficiales mientras hacían su rondín.
“Eso no es normal. Da como miedito”, replica Gabriela segundos después de ver a la última camioneta avanzar sobre la calle.
En otra de las Juntas Receptoras de Votos ubicada en el centro de Jinotega, algunos ciudadanos estaban a la espera de que les permitieran entrar al centro. De un bus bajaron otras personas vestidas de blanco y con identificación del CSE. En la esquina una oficial hizo fotos a todos los que ingresaron al sitio.
“No es un ambiente electoral como el de otros años. Los sandinistas no están desesperados como en años anteriores. Tal vez, porque saben que van a ganar sin necesidad de hacer nada. Yo no voy a salir a votar, porque no voy a ser parte de una farsa”, comenta un joven operario de una Zona Franca que prefirió el anonimato.
El operario aseguró que desconoce cuáles son los candidatos que van a participar en la elección organizada por los Ortega-Murillo. Tampoco sabe cuál es el aspirante a diputado por su departamento, pese a que las calles están llenas de afiches de los partidos colaboracionistas.
“No conozco a los que están en la boleta, pero sí a los que están presos. Esos eran por los que la gente de aquí, de Jinotega tenía un poco de confianza. Por estos otros no ponemos ni un peso. Son cómplices de Daniel y la Chayo (Rosario Murillo)”, finaliza.