Los rezos de la novena de la Purísima que Sobeyda hizo en su casa previo a la gran fiesta de la Gritería de este 7 de diciembre en Nicaragua, se desarrollaron sin mayores sobresaltos. En cada una de las convocatorias participaron familiares, amigos y vecinos; también quemó pólvora y entregó, sin inconvenientes, pequeños paquetes de comida para todos los asistentes.
Sin embargo, a pesar de que no hubo ningún hecho que empañara sus actividades, en el fondo esta mujer de 55 años no tuvo tranquilidad. “Había una zozobra en mí, que siempre me tenía preocupada”, expresó.
La intranquilidad de Sobeyda tiene su origen en la represión que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha enfilado en contra de la Iglesia católica, sus sacerdotes y obispos.
Un año nefasto para la Iglesia católica
Este 2023 ha sido un año nefasto para las figuras eclesiásticas cuyo final ha sido el destierro o la cárcel. El caso más importante es el de monseñor Rolando Álvarez, quien desde el 10 de febrero pasado, fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados traición a la patria.
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“Si metieron preso a monseñor, si han desterrado a sacerdotes, si han prohibido procesiones… qué puedo esperar yo que hagan. Son capaces de todo. Por eso es que yo estoy en esta zozobra, porque una parte de mí creía que al ver a la gente en frente de mi casa en el rezo iba a venir la Policía a echarme presa”, explicó Sobeyda, quien desde más de veinte años realiza su Purísima en un barrio del Distrito V de Managua.
Las fiestas de la Inmaculada Concepción de María son unas de las más importantes del país. Estas inician el 28 de noviembre con el rezo de la primera novena y culminan el 7 de diciembre con la tradicional Gritería, una actividad en la que miles de nicaragüenses en todo el país salen de sus casas a visitar otras casas para cantarle a la imagen de la Virgen y luego recibir un pequeño detalle de parte del organizador de cada altar.
Hasta ahora en la historia de Nicaragua no se recuerda un acto de represión en contra de feligreses que celebran esta actividad religiosa. No obstante, en pleno 2023, cuando se han registrado encarcelamientos de líderes religiosos y hasta prohibiciones de procesiones como la de la Conchita, en Granada, que se realiza los primeros ocho días de diciembre, los católicos que celebran la Purísima tienen temor de que arremetan en contra de ellos durante o después de la actividad.
A los CPC también les gusta cantar en las purísimas
Graciela, otra devota de la Inmaculada Concepción de María que habló con DIVERGENTES bajo condición de anonimato, expresó que sus rezos los hizo con mucho temor producto del ambiente hostil que se vive en el país. Aunque dijo sentirse, solo un poco aliviada, cuando vio a los simpatizantes sandinistas en la actividad cantando alegremente, mientras recibían su “panita de frutas”.
“Mis rezos y mi Purísima la hago por devoción. No ando viendo quién viene y quién no, porque es una promesa a la Virgen. Pero ahora es imposible que no me fije en si llegaron los CPC del barrio o no. No es que me den protección, pero me quita un poco de preocupación”, afirmó esta mujer de 35 años, que ha continuado una tradición que empezó su abuela y luego su madre.
Graciela realiza su Purísima todos los 7 de diciembre en un barrio del municipio de Diriamba, Carazo. No es de las más populares, pero siempre asisten muchas personas, incluso de otras localidades de esta región. En una ocasión la visitó una figura política importante del país, aunque prefiere no mencionar su nombre.
“Yo sé que no es lógico sentir miedo por profesar tu fe. Pero en Nicaragua es lo que nos tocó porque así lo quiso Dios. Ojalá que al menos respeten (el régimen) a la Virgen, porque ella es la patrona de este país y que se metan con ella sería como tocar algo sagrado”, afirmó la feligresa.
Un año marcado por la represión
Según la IV entrega del informe “Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida?”, elaborado por la abogada Martha Patricia Molina, en los primeros ocho meses de este año (entre enero y agosto de 2023) se registran 205 ataques contra la Iglesia católica, la cifra más alta de los últimos cinco años, desde que se inició esta sistematización de datos a raíz de la crisis política de 2018.
El año pasado, ya había sido catalogado por la autora de este estudio, como un “año nefasto para la Iglesia” por los 171 ataques registrados. Sin embargo, 2023 es un “año más funesto” que los anteriores. No solo han ocurrido encarcelamientos, sino destierros de sacerdotes y confiscaciones.
El documento detalla que además de las acciones violentas como agresiones contra religiosos, amenazas de muerte, difamación y vigilancia permanente, también hay registros de impedimento de actividades religiosas benéficas, educativas y pastorales; pintas y mensajes de odios, robos y profanaciones, represiones a laicos y prohibición de procesiones.
“Todavía el régimen no ha dictado una prohibición a los rezos y las purísimas. No creo que lo hagan, porque hasta ellos han puesto sus altares en la avenida Bolívar. Sin embargo, considero que si esta festividad se les sale de control, no dudaría en cancelar cualquier actividad. Hay que analizar lo que va a ocurrir posterior al 7 de diciembre, que es cuando se celebran otras purísimas”, expresó un sociólogo y analista político a DIVERGENTES.
Sobre la represión y la prohibición de procesiones, feligreses como Graciela y Sobeyda comentan que debería detenerse, puesto que los sacerdotes y las figuras de la Iglesia católica únicamente hacen un trabajo pastoral con los nicaragüenses.
“Yo no me meto en política pero sí defiendo a mis sacerdotes, a monseñor, al párroco de mi iglesia. Las fiestas marianas, las procesiones, los ayunos no le hacen daño a nadie. Es fortaleza espiritual. Aquí uno celebra con la fe y la esperanza de que todo va a cambiar para bien”, indicó Sobeyda.