El amanecer de este martes tres de noviembre reveló los primeros estragos causados por el Huracán ETA en la ciudad de Bilwi, Puerto Cabezas, la ciudad más importante del Caribe Norte de Nicaragua: copiosas lluvias, inundaciones y viviendas con el techo arrebatado por las ráfagas. En Bilwi, los albergues están repletos y las calles anegadas, pero esto solo es el preludio de este ciclón que se interna en categoría 4 en territorio nicaragüense y amenaza con torcer hacia Honduras con más potencia.
En su más reciente reporte, el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) informó que Eta varió un poco su rumbo, y ahora avanza sobre la línea costera caribeña para debilitarse a medida que prosiga. Esto sería provocado cuando el ojo del huracán se interne más en tierra y pierda potencia.
Un equipo de DIVERGENTES en el Caribe Norte constató que el único paso por tierra para llegar a Bilwi, Wawa Boom, está paralizado. Los fuertes vientos del huracán impiden que la barcaza cruce el río Wawa. A ambos lados del río, el camino está lleno de árboles caídos, y para poder avanzar hay que irlos quitando. La lluvia no cesa.
El vertiginoso ciclón Eta comenzó a tocar tierra al este de Bilwi esta madrugada con vientos de hasta 230 kilómetros por hora, según el reporte del Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred) en Managua. Los expertos prevén que el huracán toque tierra completamente la mañana de este martes en categoría 5. Sin embargo, hasta ahora el ciclón se ha desviado un poco de Bilwi, y preocupa que su paso ha desacelerado un poco.
Recibe nuestro boletín semanal

El Huracán Eta –el nombre responde a una letra griega, porque en el Atlántico se han registrado 28 tormentas tropicales en lo que va del año, agotando la lista anual de la Organización Meteorológica Mundial– ha sorprendido a los expertos. La progresión del ciclón ha sido veloz en superlativo. En solo 24 horas pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 4.
“El Huracán Eta es extremadamente peligroso”, ha advertido en reiteradas ocasiones el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. “Eta está acercándose poco a poco a la costa del noreste de Nicaragua. Se esperan marejadas ciclónicas potencialmente mortales, vientos catastróficos, inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en partes de Centroamérica”, alerta el centro.
En Managua, el Sinapred decretó Alerta Roja para el Caribe Norte de Nicaragua y el Triángulo Minero (Siuna, Rosita y Bonanza), ya que el primer azote de Eta ocurre sobre ese vasto territorio en el que habitan los principales pueblos indígenas (miskitos y mayangnas), así como múltiples concesiones mineras. La Costa Caribe Norte es una de las zonas más pobres y vulnerables del país. De acuerdo a la trayectoria del ciclón, se encendió Alerta Amarilla para los norteños departamentos de Jinotega, Nueva Segovia y Chinandega, mientras que para el resto del país se le indicó Alerta verde.
Eta también encendió ya las alarmas en Honduras. La estatal Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) declaró Alerta Roja en cinco departamentos del caribe: Gracias a Dios, Colón, Atlántida, Islas de la Bahía y Olancho, fronterizo con Nicaragua. 165 personas han sido evacuadas en territorio hondureño. En El Salvador también ya se decretó alerta máxima.
Miedo a que se “estanque” como el Mitch
La única esperanza para que Eta frene su escalada son las zonas montañosas. Se prevé que el huracán se mueva hacia el interior norte de Nicaragua hasta el día miércoles, y luego siga hacia Honduras. Sin embargo, en Nicaragua el miedo que campea es que el ciclón “se estanque” como lo hizo el desastroso Huracán Mitch en 1998, cuando dejó al menos 3. 800 personas muertas. El recuerdo del Mitch espanta a los nicaragüenses, sobre todo porque el nombre de ese huracán se asocia al deslave del Volcán Casita en el occidente del país.
Hurricane #Eta is strengthening as it approaches the northeastern coast of #Nicaragua, and it is expected to be a major hurricane soon. Catastrophic wind damage is likely where Eta’s eyewall moves onshore. Preparations should be rushed to completion!https://t.co/a6nU87U3bG pic.twitter.com/GgAO3JvqQ0
— National Hurricane Center (@NHC_Atlantic) November 2, 2020
Tras el Mitch, ningún otro huracán había causado tanta zozobra como Eta. La primera manifestación visible de la fuerza de Eta sucedió en la iglesia católica de San Pedro en Bilwi, donde el techo fue desprendido por las ráfagas. “Esto solo son las primeras lluvias y vientos, y ya los árboles están cayendo”, advirtió Jeovanni Nelson, un ciudadano del barrio Arlen Siu en Bilwi, quien en una transmisión en Facebook documentó cómo las ráfagas iban desintegrando su vivienda.
Algunas de las iglesias de Bilwi han abierto sus puertas como albergue para los ciudadanos que llegan de las comunidades indígenas y otros remotos sitios del territorio, debido a que los 15 refugios habilitados por el gobierno de Daniel Ortega en la ciudad ya están abarrotados.
Guillermo González, director de Sinapred, dijo que unas 20 mil personas han sido evacuadas en diferentes partes del Caribe Norte y, hasta ahora, solo se reportan daños materiales, crecidas de ríos y árboles que han sucumbido ante los vientos de Eta.
Amaneció en Nazaret 1. La intensidad de la lluvia y en viento aumentó. El huracán no ha tocado tierra pero su efecto se nota. En el albergue entró un poco el agua pero no hay de qué preocuparse. El cielo está oscuro, tal cual como cuando llegamos por la noche. pic.twitter.com/PpfDsZbiDZ
— Maynor Salazar (@Maynorsalaz) November 3, 2020
En Bilwi, se registran decenas de árboles caídos y riesgo de inundación ante el desborde de caudales de ríos, como el Lankrek. Un equipo de DIVERGENTES está en la zona del impacto del ciclón, y reporta que en la comunidad Nazaret 1, ubicada en el poblado San Miguel, a unos 29 kilómetros del Paso Wawa Boom, el único punto de acceso por tierra hasta Bilwi, el albergue que funciona en la iglesia está repleto. Hay 13 personas, entre adultos y niños. Tienen agua, aunque pocas sábanas y focos. Esta madrugada, lo más pequeños trataron de dormir en un colchón que está en el suelo. Los adultos estuvieron pendientes de cualquier eventualidad. El sonido de las gotas en el techo fue agobiante, y el viento, que sopló con fuerza, los atemorizó.