Kitty Monterrey y su sospechoso puritanismo ideológico

La presidenta de Ciudadanos por la Libertad (CxL) confirmó en su última entrevista la participación en las elecciones de noviembre 2021, “pero no con el candidato que Ortega quiera”. Además aseguró que “no ve a los MRS como parte de esta alianza”. En un contexto de persecución pareja, su postura ideológica levanta muchas suspicacias

Kitty Monterrey durante una conferencia de prensa antes de la inscripción de las alianzas de partidos en el Consejo Supremo Electoral (CSE) | Foto: Miguel Andrés

En los últimos meses Kitty Monterrey, presidenta del partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), ha sido comparada con Rosario Murillo: “Es una persona sectaria y prepotente”, comentan en redes sociales. Sus últimas declaraciones en el programa televisivo Esta Semana, del periodista Carlos Fernando Chamorro, fueron muy controversiales y provocaron más descontento y desconfianza de la ciudadanía.

Monterrey afirmó que “se ha desvirtuado el concepto de unidad y no puedo dejar de mencionar que, en medio de esta rebelión cívica de abril y todo lo que ha venido sucediendo en los últimos tres años, ha habido un enfrentamiento paralelo de un sandinismo que está en el poder y un sandinismo que lo quiere recuperar. Por lo tanto, aparte de lo que nosotros hemos visto como esa rebelión genuinamente autoconvocada, a la par es otra guerra que no es la nuestra”. Una afirmación tendenciosa. 

El escritor Sergio Ramírez, en su último escrito llamado El olor de un cadáver descompuesto publicado en Letras Libres, expone que “la escogencia en Nicaragua no es entre izquierda y derecha, sino entre dictadura y democracia. Es lo que los gobiernos del hemisferio deben entender. Y que la democracia no es asunto de color local, sino que concierne a todos”.

En enero del 2021, Monterrey aseguró que la Coalición Nacional y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) “no eran oposición” porque no existían. Después de recibir muchas críticas, la presidenta de CxL señaló que sus palabras fueron sacadas de contexto. Agregó que su partido es de centro derecha y que no podía afiliarse con quienes tienen ideologías “comunistas, socialistas porque es absurdo. Si se quieren afiliar porque ahora comparten nuestra visión, son bien recibidos (…) En una alianza opositora caben todos porque ahí hay diversidad ideológica” y, supuestamente, eso es lo que se estaba construyendo.

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También afirmó que “somos un país de derecha, no somos de izquierda” y agregó que la mayoría de los nicaragüenses son “eminentemente católicos”. Sin embargo, la presidenta de CxL destacó que hay quienes vienen del sandinismo histórico y quieren un cambio, y esos sí alcanzaban en su alianza opositora.

Meses después, con cinco precandidatos presidenciales encarcelados, algunos de ellos inscritos bajo el mecanismo de selección de candidato presidencial por la Alianza CxL, Monterrey ha declarado que participarán en las elecciones “pero no con el candidato que Ortega quiera”. Además, a pesar de los últimos acontecimientos aseguró que “no ve a los MRS como parte de esta alianza”, ahora llamados Unamos.  

Hasta el día de hoy, hay 20 nuevos presos políticos, a quienes (en su mayoría) les imputan la ley 1055, “Ley de Defensa de los Derechos del pueblo”, acusándolos de “realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación, incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos”.

El equipo Fact-Checking analizó su discurso y clasificó esas declaraciones como poco confiables. Monterrey parece olvidar el contexto actual y lo que sucedió hace seis años cuando integraron la Coalición Nacional por la Democracia.

Hacemos un recuento de lo que ocurrió antes del nacimiento del partido CxL y Kitty Monterrey.  

En el año 2015 fue fundada la Coalición Nacional por la Democracia para exigir unas elecciones libres, justas y transparentes en el 2016.  La Coalición estaba liderada por el Partido Liberal Independiente (PLI) e integrada por el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Unión Demócrata Cristiana, Cruzada Liberal por la Unidad, Movimiento Constitucional Ramiro Sacasa Guerrero, Partido Nueva Alianza Cristiana, Partido Acción Ciudadana, Partido Movimiento de Unidad Costeña y un sector del Partido Resistencia Nicaragüense. 

El MRS se incorporó a la Coalición el 22 de octubre de 2015. Eduardo Montealegre, presidente nacional del PLI, aseguró en su discurso que “esta Coalición se fortalece con nuevas voces y nuevas voluntades, que nos permitirán afrontar y superar los retos cada vez mayores de esta lucha por la democracia. Hoy que hemos crecido, tenemos el gran reto de organizarnos mejor, siendo incluyentes y practicando la democracia interna”.

Para junio de 2016, la Coalición ya había realizado más de 60 marchas y protestas que fueron bautizadas como Miércoles de protesta. En ese mismo mes, la Coalición Nacional por la Democracia, conformada por diez organizaciones, quedó excluida del proceso electoral por decisión de Ortega. 

En agosto Eduardo Montealegre, coordinador y representante legal de la organización más numerosa en esa alianza electoral, el PLI, anunció que se retiraba de la política y se produjo una fractura.

Al ser ilegalizada la Coalición, Monterrey, asistente de Montealegre desde sus tiempos en la banca privada, decidió mantenerse únicamente al frente de los liberales más fieles a la figura de Montealegre. Poco después anunció que pedirían al CSE personería jurídica para su nuevo partido, un partido liberal llamado Ciudadanos por la Libertad (CxL).

Mientras eso ocurría, los excluidos por Monterrey se comenzaron a agrupar en el Frente Amplio por la Democracia (FAD), una nueva alianza política no electoral, en la que convergieron dirigentes y bases de distintas vertientes políticas: liberales que pertenecieron al PLC y al PLI; conservadores, ex-miembros de la Resistencia; el MRS, el PAC y ciudadanos inconformes que nunca han tenido afiliación partidaria.

En marzo de 2016 Monterrey fue electa presidenta de la directiva nacional de CxL. Fue un premio que consiguió después de haber trabajado desde 1992 con Montealegre y por mantenerse leal durante los once años de su actividad partidaria, no en la visibilidad de un liderazgo, sino en la eficacia de una administración, en los tres esfuerzos políticos: en 2005 cuando fundó ALN y fue candidato presidencial en 2006; en 2008 cuando despojado de ALN por Ortega fundó el movimiento “Vamos con Eduardo” y en alianza con el PLC fue candidato a la alcaldía de Managua; y en 2012 cuando emigró con sus seguidores desde ese movimiento al histórico PLI.

CENI engavetado

Monterrey se estrenó como dirigente política con la bendición a distancia de Montealegre, quien a cambio de que CxL participara en las elecciones de 2016 para legitimar el proceso convocado por Ortega, recibió la noticia de que su caso por la emisión de los certificados negociables de inversión (CENI), quedara engavetado.

En los tribunales el poder judicial, controlado por el sandinismo, le concedió a su hermano Álvaro Montealegre, el privilegio de tener casa por cárcel, después de recibir una sentencia de 22 años por una estafa cometida contra un numeroso grupo de conciudadanos de su misma clase social. Tampoco se le embargaron sus bienes para compensar a los estafados. La sentencia contra Álvaro fue obviamente desproporcionada porque se buscaba con eso mantener como rehén político a Montealegre.

Actualmente, a pesar de esos acontecimientos en la historia reciente de Nicaragua, la presidenta de CxL asegura que tenemos “que recordar que nuestra historia de guerra es reciente y, cuando digo reciente, es que las familias del corredor de la Contra no olvidan tan fácil todos las muertes que tuvieron en esa época.  Hay mucho resentimiento que se mantiene a aquellos que fueron parte de ese sandinismo. Entonces yo lo he dicho antes: hay sumas que restan. ¿Cómo incorporar a esa izquierda, cuando perderíamos a la mayoría de gente que no está de acuerdo con esas posiciones?”.

El politólogo y sociólogo Oscar René Vargas asegura que estas declaraciones y posturas demuestran: primero un sectarismo extraordinario, en segundo lugar considera que no está abierta a la unidad de toda la población considerando que esta misma población en las encuestas no votarían a favor del partido CxL, “al cerrarse ellos hay un sectarismo”, afirma. 

Vargas considera como un tercer elemento, la impresión de que puede haber algún acuerdo con Ortega de no establecer alianzas con los sectores más progresistas del país como ha sucedido en los años anteriores. “Eso hay que decirlo, porque mucha gente no lo quiere decir, pero yo sí creo que puede haber un acuerdo, porque ya hubo un acuerdo anteriormente” finaliza.