A lo largo de los años la humanidad ha vivido períodos de industrialización que han cambiado los factores que influyen en la actividad económica, pero además en la calidad de vida de las personas. Costa Rica no está lejos de vivir nuevamente un período de cambios industriales que alteren significativamente el panorama laboral de la población. Hoy en día la palabra “Automatización” o la frase “Inteligencia artificial” son bastante populares en los medios de comunicación y en el internet. Y si bien es cierto, el uso de estas tecnologías son herramientas que nos facilitan la vida y de cierta forma nos ahorra tiempo, ¿qué implicaciones tendrá en nuestro país cuando sea una realidad?
La automatización no solo viene abrir un mundo de posibilidades para las industrias, pero trae consigo preocupaciones para las futuras generaciones costarricenses que necesiten tomar decisiones cómo: “¿Qué voy a hacer para ganarme la vida?”. ¿Debe el país prepararse con la evolución de este tipo de tecnología en ciertos puestos de trabajo? Sin embargo, la respuesta no será abrir más o nuevos puestos de trabajos, ni tampoco negar la posibilidad de adoptar la tecnología moderna. El problema no son los avances tecnológicos, más bien, el cómo Costa Rica les hará frente a esos avances.
Es inequívoco que, en el futuro, principalmente trabajos que requieran esfuerzos repetitivos como, por ejemplo: administrativos, cajeros, trabajos de clasificación y organización, limpieza, atención al cliente, entre otros, sean automatizados, como ya se ha visto en países como Japón, China, Suecia, y Estados Unidos. El McKinsey Global Institute (MGI) (2023) informa que para el año 2030 en Estados Unidos, puestos de trabajo que representan hasta el 30% de horas trabajadas pueden llegar a ser automatizadas, y además promover profesionales STEM (carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas).
En Costa Rica según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) existe una población ocupada de 2 173 061 personas según datos del IV Trimestre del 2022. Y de este total, 1 680 593 personas no poseen título universitario. El deseo de los jóvenes de acceder a la universidad en nuestro país es cada vez menor, y muchas veces esto se debe a la competitividad en el proceso. Es decir, dentro de los próximos años el mercado laboral tendrá acceso aún más limitado, y como se ha evidenciado, es inevitable que las empresas decidan automatizarse para aumentar su productividad y competitividad en la economía global.
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Una de las principales tareas que tiene Costa Rica es no hacer a las presente y futuras generaciones enemigas de la tecnología moderna, y mucho menos que éstas sean una limitante para obtener un trabajo o enfocarse en su área de interés en el futuro. Es probable que la automatización desarrolle mayores oportunidades en áreas que aún no conocemos, y el panorama laboral en el país dependerá del manejo de la realidad que se quiera construir.
A largo plazo la evolución tecnológica es inevitable, pero tampoco debería de serlo el continuo desarrollo de pensamiento creativo, reflexivo, analítico, lógico, crítico, y sistémico que caracteriza a los seres humanos. Costa Rica tiene mucho por qué luchar, especialmente en la juventud. En pocas palabras, las generaciones futuras deberán marcar la diferencia entre lo que una máquina puede aportar en nuestro día a día, pero que la capacidad de resolver problemas, la creatividad, la inteligencia emocional y la capacidad de razonar en el camino siga siendo propiamente humano.
ESCRIBE
Nadia Ramos Briceño
Guanacaste, Costa Rica (2001). Estudiante de Economía y Educación Primaria con concentración en inglés en la Universidad de Costa Rica. Explora la investigación y la escritura para aportar a la construcción del pensamiento reflexivo.