Ciudad de México.- El eurodiputado español José Ramón Bauzá (Madrid, 50 años) es una de las voces que más se han expresado en el Parlamento Europeo contra el Gobierno de Daniel Ortega y las violaciones de derechos humanos en Nicaragua. El parlamentario ha impulsado en la cámara iniciativas contra lo que llama “la dictadura de Ortega”, que han tenido un amplio apoyo de sus colegas. La última de ellas logró más de 600 votos, pero Bauzá lamenta en esta entrevista que la iniciativa de los parlamentarios se tope con un muro de inacción en la Comisión Europea. Y denuncia directamente al Alto Representante, Josep Borrell, a quien acusa de no cumplir sus obligaciones como máximo autoridad de una institución europea. “Si Nicaragua se convierte en otra Venezuela será en gran medida culpa de Borrell, nunca del Parlamento Europeo, nunca de las instituciones, sino de una persona que está haciendo oídos sordos a todas las exigencias que se le están haciendo por mayoritaria desde el propio Parlamento Europeo”, afirma Bauzá, quien prepara una nueva iniciativa contra el Gobierno de Ortega que espera que se discuta en mayo en la cámara y que sea aprobada con amplia mayoría.
¿Está Nicaragua en la agenda del Parlamento Europeo?
Sin ningún tipo de dudas y además en la mía personal. Desde el primer minuto llevo denunciando la situación del año 2019. Por mi parte he hecho todas las iniciativas [contra el régimen de Nicaragua]. La resolución que presenté tuvo el apoyo de 609 parlamentarios. Ha sido la más alta que ha habido hasta la fecha. ¿Y qué es lo que seguimos haciendo? Ante la inactividad del Alto Representante [Josep Borrell], las resoluciones han sido aprobados, con lo que pedimos sanciones y acciones específicas. Lamentablemente, ante la inactividad precisamente del Alto Representante, he vuelto a proponer este caso frente a mi grupo liberal. Espero que la situación se pueda debatir en el Parlamento Europeo y que se den todos los pasos para, si es posible, con la mayor urgencia volver a hacer otras resoluciones.
El Parlamento Europeo aprobó en 2019 una resolución en la que le exigía a la UE imponer sanciones al régimen de Ortega por las violaciones a los derechos humanos, pero no hemos visto que esto se traduzca en acciones políticas por parte de la Unión Europea. ¿Qué opina respecto a esto? ¿Hay voluntad política de parte de liderazgo de Europa para mantener la sintonía con el Parlamento Europeo en el caso de Nicaragua?
Es evidente que, por un lado, en una institución como el Parlamento Europeo ya llevamos desde el año 2019 dos resoluciones, pero el problema es que quien paraliza toda la situación, que no ejecuta, quien no es activo, quien está mirando hacia otro lado, es el máximo responsable precisamente en Asuntos Exteriores, que es el señor Borrell, que no lleva a cabo todas las iniciativas, todas las exigencias que se le han hecho llegar continuamente desde el Parlamento. Si Nicaragua se convierte en otra Venezuela será en gran medida culpa de Borrell, nunca del Parlamento Europeo, nunca de las instituciones, sino de una persona que está haciendo oídos sordos a todas las exigencias que se le están haciendo por resolución mayoritaria desde el propio Parlamento Europeo.
¿Cuál es el margen de maniobra del Parlamento Europeo?
Bueno, no debería estar pasando la dejación de funciones tras la presión política que se está haciendo por parte del Parlamento, de los diferentes grupos parlamentarios. Nosotros no tenemos más herramientas a nuestro poder que las que hemos ejercido. El problema es que el señor Borrell está mirando hacia otro lado en lugar de actuar de una manera directa. Le voy a poner un ejemplo: la situación de Bielorrusia, donde además la Unión Europea no tiene firmado ningún acuerdo de asociación, como es el caso de Nicaragua, la represión que tuvo el Lukashenko en Bielorrusia fue respondida inmediatamente por Josep Borrell. Además, teniendo en cuenta que no se puede comparar el número de afectados en ausencia de libertad, en el caso de Nicaragua son cientos las personas que han sufrido represiones o amenazas o falta de derechos civiles. Y en Bielorrusia esa situación no tiene ni una milésima parte de comparación y ha habido 80 sancionados. Eso es algo absurdo, cuando además no ha habido ninguna, acción tan contundente como la que se está produciendo Nicaragua.
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¿Cómo interpreta usted esa postura del Alto Representante?
Bueno, en España tenemos un gobierno de coalición entre el Partido Socialista de Pedro Sánchez y el partido de Pablo Iglesias. Lo que yo interpreto es que el Alto Representante Josep Borrell no está actuando como Alto Representante, sino como ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España. Un Gobierno que tiene en su seno a quienes apoyan la dictadura castrista, la dictadura bolivariana de Maduro, quienes apoyan la dictadura de Nicaragua, en definitiva, quienes están apoyando diaria y continuamente las dictaduras que nosotros condenamos.
Ortega ha presentado una propuesta de reforma electoral que es vista como insuficiente por los opositores, una reforma prácticamente en la medida del presidente. ¿Qué opina de esta reforma electoral?
Es el último ataque que sea perpetrado por parte de Ortega a la democracia. Él está absolutamente decidido a consumar el fraude electoral que se van a producir en las elecciones de noviembre. Todas las indicaciones que se le han dado por parte de la Organización de Estados Americanos, por parte de la propia Unión Europea, por parte de las diferentes instituciones y organizaciones a nivel mundial se las ha saltado a la torera, como decimos aquí en España. Por lo tanto, yo estoy absolutamente preocupado por la falta de democracia que vamos a encontrarnos dentro de unos meses en las próximas elecciones nicaragüenses.
Hay mucha expectativa en Nicaragua sobre lo que puede hacer la comunidad internacional frente al régimen de Daniel Ortega, pero ¿hasta qué punto puede actuar la comunidad internacional? ¿Hasta qué punto puede actuar Europa?
Vamos a ver Europa, lo que deben hacer las instituciones europeas es seguir presionando continua y constantemente a los regímenes dictatoriales, en este caso el que representa Daniel Ortega. Y no olvidemos a Rosario Murillo, porque esto es una presidencia matrimonial o una o una dictadura en pareja. Lo que lamento profundamente es que una institución como la Comisión Europea, que forma parte de las instituciones europeas, no está ejerciendo la presión que realmente podría ejercer. Lo que deberíamos hacer es tocarle donde realmente le duele a los dictadores, que es el bolsillo, que esas sanciones se hagan efectivas, que actúen sobre Ortega, sobre su familia y sobre todos los aliados, sobre toda su estructura, sobre todo su entramado que sabemos que es el que realmente usurpando, coaccionando, coartando, amenazando al pueblo nicaragüense. Por lo tanto, no debemos quedarnos parados, sino actuar donde más les duele que es aplicando sanciones económicas.
¿Se puede suspender el acuerdo de asociación con la Unión Europea si el Gobierno de Nicaragua mantiene las violaciones a los derechos humanos?
Sin ningún tipo de duda. ¡Es que se debería suspenderse! La suspensión de ese acuerdo de asociación a quien realmente estaría afectando es al propio Ortega. De la única manera que entienden los dictadores es con la presión. Y en este caso, con la presión internacional económica que se ejerza directamente sobre ellos. Por lo cual, sin duda, cada día hay más motivos [de suspender el acuerdo] y yo ya lo he reclamado en varias ocasiones. Debe suspenderse el acuerdo de asociación con Nicaragua, porque de lo contrario, Daniel Ortega se seguirá riendo en la cara de los europeos, pero también en la cara de los nicaragüenses.
Si las elecciones de noviembre se dan bajo la situación actual, ¿considera oportuno que la Unión Europea participe como observador?
Nosotros dijimos que queremos estar presentes como responsables o representantes de las instituciones europeas, que queremos estar presentes como observadores internacionales. La nueva ley lo que hace es prohibir presentarse a los candidatos opositores. Es decir, va a elegir a dedo a sus próximos rivales en las elecciones de noviembre. Bloquea todo tipo de financiación exterior. La policía, que es el verdadero brazo armado represivo del régimen, tendrá la posibilidad de prohibir todas las manifestaciones y reuniones de la oposición. Es decir, es la ausencia total y absoluta de libertad, de transparencia, de higiene democrática. Por lo tanto, no es posible que haya unas elecciones transparentes sin la presencia de observadores internacionales, que son los que dan fe precisamente de esa transparencia y del cumplimiento de la legislación.