La democracia está amenazada en Latinoamérica. La tendencia preocupa por la puerta que esto abre al populismo y los regímenes autoritarios en la región, encabezados por Nicaragua, Cuba, Venezuela y ahora las expresiones en Guatemala y El Salvador. A pesar de la “tercera ola” de democratización, en la que muchas naciones de América Latina experimentaron un proceso de transición hacia sistemas democráticos, siempre ha habido al menos un país con una dictadura instalada, lo que muestra la fragilidad de la democracia en la región.
“La democracia lejos de consolidarse ha entrado en una recesión en América Latina”, dijo la socióloga Marta Lagos, directora de la corporación Latinobarómetro, al presentar los resultados de la encuesta aplicada a 19,205 personas en 17 países de la región.
El estudio no se realizó en Nicaragua en 2023, el país número 18, “porque no existen las condiciones de seguridad para los encuestadores en la dictadura de Daniel Ortega”, explicó Latinobarómetro en la introducción de su informe.
El informe muestra que sólo el 48% de los latinoamericanos apoya la democracia como régimen político, lo que marca una disminución de 15 puntos porcentuales desde el 63% de 2010. También sube el apoyo al autoritarismo. Un 17% de los latinoamericanos apoya la expresión “un gobierno autoritario puede ser preferible” frente al 15% que lo hacía en 2010.
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El informe Latinobarómetro 2023 muestra que la recesión democrática se manifiesta a través de diferentes indicadores preocupantes:
En primer lugar, existe un bajo apoyo generalizado hacia la democracia entre la población, lo que ha llevado a una mayor indiferencia hacia el tipo de régimen político y, en algunos casos, a preferir actitudes autoritarias.
El desempeño de los gobiernos ha caído también, lo que se traduce en una disminución de la satisfacción con la democracia y un aumento del descontento hacia la clase política.
Un aspecto significativo de esta recesión democrática es la debilidad de los políticos y sus líderes, especialmente los presidentes. Sorprendentemente, un gran número de presidentes han sido condenados por corrupción, y muchos no logran terminar su mandato debido a diversos motivos, incluyendo la ruptura de las reglas de reelección.
Lo anterior causa que las figuras fuertes, de gobiernos encarnados por una persona en lugar de los partidos o las instituciones, echen por tierra la capacidad de los sistemas de partidos políticos al erosionar su legitimidad ante la ciudadanía.
Como resultado de esta recesión democrática, la región se encuentra más vulnerable y susceptible a caer en el populismo y a experimentar con regímenes no democráticos. Esto representa un serio obstáculo para el proceso de consolidación de las democracias en América Latina, que se ha visto estancado y en algunos casos ha sufrido retrocesos.
Honduras y México: países con democracias débiles
En Honduras se registra un apoyo a la democracia de solo un 32%, el más bajo de la región después de Guatemala (29%). Lo anterior, incluso aumenta dos puntos porcentuales entre 2020 y 2023 (del 30% al 32%). Además, cuenta con la mayor cantidad de indiferentes al tipo de régimen (41%), junto con Guatemala. Finalmente, se observa un leve aumento del 10% al 12% de preferencia por el autoritarismo entre 2020 y 2023.
“Esta no es una democracia robusta, en especial si se agrega la insatisfacción con el desempeño del régimen, las actitudes populistas y autoritarias, así como la apreciación por los partidos políticos. Estas debilidades dejan expuesta a su democracia ante todo tipo de ataques en abierta recesión”, señala el informe.
Mientras tanto, en el caso de México, se registra un aumento de once puntos porcentuales del autoritarismo entre 2020 y 2023 lo que enciende las alarmas.
México sufre una pérdida de apoyo a la democracia entre 2020 y 2023 desde el 43% al 35% (ocho puntos porcentuales), a la vez que un aumento de la indiferencia al tipo de régimen de dos puntos porcentuales, alcanzando un 28%. En otras palabras, algo más de un tercio apoya la democracia (35%), cerca de otro tercio es indiferente por el tipo de régimen (28%) y el otro tercio apoya una opción autoritaria (33%). La democracia se ha deteriorado mucho desde el año 2020 en México, según la evolución negativa de estos indicadores.
“Hay aquí también tierra fértil para autoritarismos y populismos”, alertan. “Hay que observar detenidamente a México en un momento donde su presidente, Andrés Manuel López Obrador, intenta modificar las leyes que rigen las elecciones para mejorar las opciones de su partido. Es una acción claramente autoritaria que podría contar con el apoyo de este tercio de la población”.
Costa Rica: país en retroceso
Costa Rica era uno de los países que se destacaba en América Latina por la fortaleza de su democracia. Sin embargo, ahora ingresó a la lista de las democracias con problemas.
Tiene una pérdida importante de once puntos porcentuales de apoyo a la democracia, desde un 67% en 2020 a un 56% en 2023, un aumento de indiferentes al tipo de régimen de diez puntos porcentuales, del 12% en 2020 al 22% en 2023, y un crecimiento de cinco puntos porcentuales de quienes apoyan el autoritarismo, desde el 11% al 16% entre 2020 y 2023.
“Es decir, Costa Rica retrocede abiertamente, con un deterioro muy significativo y simultáneo de las tres dimensiones. Esto deja a su democracia expuesta y más vulnerable”, indica el estudio.
El Salvador: un caso particular
El caso del presidente Nayib Bukele en El Salvador tiene una categoría propia. Bukele fue elegido en primera vuelta con el 53.1% de los votos lo que evitaba la segunda vuelta.
Muy tempranamente Bukele en su política detiene a miembros de las maras y del narcotráfico masivamente disminuyendo la tasa de homicidios y violencia en el país. Es aplaudido por moros y cristianos por el efecto en la sociedad salvadoreña. Tempranamente también se conocen las condiciones de los detenidos que se califican como infringiendo sus DDHH, tanto por el proceso como por las condiciones de detención. Bukele termina siendo el presidente mejor evaluado de todos los tiempos desde el inicio de la transición en América Latina, con el 90% que le han otorgado diversas encuestas. “Es el peligro de que los pueblos no sepan claramente donde está el límite entre la democracia y la no democracia”.
El Salvador tiene 46% de apoyo a la democracia en 2023, no habiendo diferencia con el año 2020, aumenta de 24% a 26% los que son indiferentes a un tipo de régimen, y casi no hay diferencia en la preferencia por el autoritarismo que varía de 14% a 15% en el mismo período. En otras palabras, El Salvador tiene una democracia débil, con menos del 50% de su población que apoya a la democracia y con un contingente no menor de cerca de un tercio de indiferentes. Tiene a la vez un 80% que dice que la democracia es el mejor sistema de gobierno y la mayor tasa de satisfacción con la democracia que alcanza a 64%. Por lo tanto, su satisfacción con la democracia es superior a su apoyo.
El informe alerta que el efecto Bukele en El Salvador no está haciendo más fuerte la democracia sino más bien hace más poderoso al presidente que se lleva los aplausos de la democracia con el mejor desempeño en la región. El personalismo en su mejor acto, que lo lleva a postularse el 2024 por encima de la regla constitucional. La democracia está en alto peligro en El Salvador no solo por la re-postulación sino porque el personalismo no constituye institucionalización de la democracia, sino por el contrario, es el caudillo que se lleva todo el poder para sí y corre el riesgo de transformarse en una electo-autocracia/ dictadura/ régimen autoritario/ populismo autoritario.
“A juicio de este informe Bukele ya es un Jefe de Gobierno que ha roto la integridad de la democracia. Lo que ha hecho no se condice con los DDHH ni con su propia Constitución”, finaliza el reporte.