Luego de un proceso que duró un poco más de tres meses, finalmente la ley de cannabis para uso medicinal fue aprobada este primero de marzo por la Asamblea Legislativa.
El Congreso de Costa Rica aprobó el 13 de enero de este año -en segunda y definitiva votación- la legalización del cannabis medicinal y el cáñamo industrial, iniciativa que luego esperaba la firma del presidente del país, Carlos Alvarado, quien anteriormente había expresado dudas.
El 27 de enero de 2022, el presidente anunció el veto parcial a la ley y pidió a las bancadas legislativas atender una serie de cambios que el Ejecutivo propuso al texto. El veto aplicaba a tres artículos del proyecto dentro de los que se encontraba el que permitía “el cultivo, la producción, la industrialización, la comercialización de cáñamo o cannabis no psicoactivo y sus productos o subproductos” sin necesidad de que los emprendimientos de cáñamo requieran “autorización previa especial o adicional”. Los otros dos artículos objetados por el Ejecutivo se referían a la posibilidad de “cultivo doméstico para autoconsumo con fines médicos y terapéuticos”.
Finalmente, el martes primero de marzo, el Congreso de Costa Rica aprobó de forma definitiva la ley que permitirá el uso medicinal de la marihuana, además del cáñamo con propósitos industriales, concluyendo tres años de fuertes discusiones acerca del tema.
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¿Qué permite esta nueva ley?
La ley permitirá a las autoridades de Costa Rica, otorgar licencias para la producción e industrialización del cannabis con fines médicos o terapéuticos.
La nueva ley busca dinamizar la economía, golpeada por la contingencia sanitaria de la Covid-19 y facilitar que los enfermos tengan acceso a productos terapéuticos derivados de la marihuana, que actualmente se comercializan de forma irregular en la nación centroamericana.
Sin embargo, la ley recién aprobada excluye la producción y venta de la marihuana con fines recreativos, pero sí declara libre el cultivo, la producción, la industrialización, la comercialización de cáñamo o cannabis no psicoactivo.
La legislación contempla que todos los productores de la planta se registren ante dependencias sanitarias y se sometan a la vigilancia del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD).
El cáñamo, que cuenta con un bajo contenido de Tetrahidrocannabinol (THC), tiene usos industriales como la fabricación de textiles, aceites, biocombustibles, medicamentos y cosméticos, entre muchos otros. Cifras del Gobierno costarricense indican que el cáñamo es una industria mundial en desarrollo, con expectativas de crecimiento que rondan el 22 %, y que se estima que la utilidad en cuanto a sus derivados esté alrededor de los 10 mil dólares por hectárea.
Por otro lado, la firma legal BLP, que ya logró el registro de tres productos cosméticos y alimenticios que contienen CBD (Cannabidiol) y libres en 100 % de THC (Tetrahidrocannabinol) -que es la sustancia psicoactiva- calcula que el mercado mundial del cannabis, en términos generales, podría crecer de 12 mil millones de dólares en 2019 a 55,800 millones para 2025.
Una amplia investigación científica, en gran parte patrocinada por el Gobierno de los Estados Unidos, y los crecientes testimonios de pacientes y médicos destacan el potencial del CBD como tratamiento para una amplia gama de enfermedades, que incluyen (pero no se limitan a):
- Enfermedades autoinmunes (inflamación, artritis reumatoide).
- Afecciones neurológicas (Alzheimer, demencia, Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia, corea de Huntington, derrame cerebral, lesión cerebral traumática).
- Síndrome metabólico (diabetes, obesidad).
- Enfermedad neuropsiquiátrica (autismo, TDAH, trastorno de estrés postraumático, alcoholismo).
- Trastornos del sistema digestivo (colitis, enfermedad de Crohn).
- Disfunción cardiovascular (aterosclerosis, arritmia).
- Enfermedad de la piel (acné, dermatitis, psoriasis).
El THC y el CBD
El Δ-9-Tetrahidrocannabinol, comúnmente conocido como THC es el componente psicoactivo (alteración de la percepción y modificación del estado de ánimo) de la planta de cannabis más importante y abundante en las variedades clasificadas precisamente como psicoactivas. Las no psicoactivas conocidas como cáñamo, por normativa internacional deben tener menos del 1% de THC.
Por otro lado, el Cannabidiol (CBD) es un compuesto natural que se encuentra en la flor resinosa del cannabis, una planta con una rica historia como medicamento que se remonta a miles de años. En la actualidad, los científicos y médicos de todo el mundo están probando y confirmando las propiedades terapéuticas del CBD. Una sustancia segura y no adictiva, el CBD es uno de los más de cien “fitocannabinoides”, que son exclusivos del cannabis y le confieren a la planta su robusto perfil terapéutico.
El CBD está estrechamente relacionado al fitocannabinoide medicinalmente activo importante: el Tetrahidrocannabinol (THC), el compuesto que causa la psicoactividad por el que es famoso el cannabis. Estos son los dos componentes del cannabis que han sido más estudiados por los científicos.
Tanto el CBD como el THC tienen atributos terapéuticos significativos. Pero a diferencia del THC, el CBD no hace que una persona se sienta “drogada” o intoxicada. Esto se debe a que el CBD y el THC actúan de diferentes maneras en diferentes receptores en el cerebro y el cuerpo.