La libertad de prensa se deteriora en las Américas: Nicaragua y Cuba son los peores clasificados

La vigesimoprimera edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras revela grandes cambios, en ocasiones radicales, vinculados con la inestabilidad política, social y tecnológica. En el caso de América, esta región presenta una inestabilidad política que amenaza la libertad de prensa, con las dictaduras de Ortega y Díaz-Canel a la cabeza. El equipo de DiverCheck te explica


La edición 2023 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que evalúa las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios, se publica cada 3 de mayo, en el Día Mundial de la Libertad de Prensa. 

Este año, el informe concluye que la situación es “muy grave” en 31 países; “difícil”, en 42 y “problemática”, en 55, mientras que es “buena” o “bastante buena” en 52 países. En otras palabras, las condiciones para el ejercicio del periodismo son adversas en 7 de cada 10 países y satisfactorias sólo en 3 de cada 10.

El ránking de Reporteros Sin Fronteras (RSF) se construye a partir de evaluaciones en cinco áreas: contexto político, marco legal, contexto económico, contexto sociocultural y seguridad.

En los países peor clasificados, gobiernos autoritarios utilizan el pretexto de asuntos como la polarización, la estabilidad y la seguridad nacional para justificar todo tipo de abusos contra la prensa. En Nicaragua (158º; +2), los periodistas independientes se ven obligados a trabajar en la clandestinidad o en el exilio. En Cuba (172º; +1), el nuevo Código Penal permite al gobierno seguir intimidando y persiguiendo legalmente a los periodistas críticos con el régimen.

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América: desinformación y violencia en Internet

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En los países donde el panorama político es menos inestable, la situación también ha empeorado. El uso de la desinformación y la propaganda, casi siempre ligado a la violencia en las redes contra periodistas y medios, se está normalizando y es ya un elemento en toda regla de la estrategia de los líderes políticos, que refuerzan así su control sobre el discurso público. 

Tradicionalmente bien situados en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, Costa Rica (23º; -15), Uruguay (52º; -8) y Argentina (40º; -11) sufren el impacto de esta tendencia en el periodismo. Canadá (15º; +4) y Guyana (60º; -26) también han experimentado un aumento del acoso en línea, especialmente hacia las mujeres periodistas.

La alternancia política ha beneficiado principalmente a los periodistas de dos países de América. En el sur, la salida del expresidente de Brasil (92º) Jair Bolsonaro, que atacó sistemáticamente a periodistas y medios durante todo su mandato, ha reavivado las esperanzas de que se normalicen las relaciones entre el Estado y la prensa. El país avanza 18 puestos en la clasificación, un récord dentro del continente. En el norte, en Estados Unidos (45º; -3), la Administración Biden también muestra una actitud mucho más favorable hacia la prensa que el gobierno anterior.

En el resto del continente, la polarización y la inestabilidad institucional que afectan a varios países de la región fomentan la hostilidad y los recelos hacia los medios. En Perú (110º; -33), los sucesivos cambios políticos de los últimos seis años han alimentado la desconfianza de la sociedad hacia las instituciones, pero también hacia la prensa. En Haití (99º; -29), la inestabilidad política, agravada desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, ha desembocado en una crisis de seguridad y convertido al país en uno de los más peligrosos de la región para los periodistas. En Ecuador (80º; -12), la desestabilización del país por la creciente influencia de organizaciones criminales también ha provocado un deterioro significativo de las condiciones de trabajo de los periodistas. En México (128º; -1), la violencia extrema de los cárteles y su frecuente connivencia con las autoridades locales siguen destruyendo paulatinamente el periodismo.

Costa Rica: el país centroamericano con mayor retroceso

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Según el informe publicado la noche de este martes, Costa Rica tuvo una puntuación de 80.2 perdiendo 5.9 puntos en comparación con el año anterior, lo que significó una caída de 15 puestos hasta el lugar 23 del ránking y dejando de ser “el último bastión de la región” con una situación “buena” debido a lo que RSF ha denominado “un retroceso muy marcado de su puntuación política (-15.68 puntos)” y situándose ahora detrás de Canadá que escaló cuatro lugares hasta el puesto 15 mundial.

Con la posición 23 a nivel mundial Costa Rica obtiene su peor ubicación en el ránking de RSF desde el año 2010, cuando el país obtuvo el puesto 29. Esta es además la primera vez en ocho años que Costa Rica no ocupa un lugar en el Top 10 de países con mayor libertad de prensa según la medición.

En la ficha técnica sobre Costa Rica, RSF explicó que “la libertad de prensa y la libertad de expresión son dos principios muy respetados en Costa Rica, lo que la convierte en una excepción en América Latina”. Sin embargo, se señaló expresamente que “ciertos medios sufrieron ataques verbales en el último año, y el Ejecutivo restringió el acceso a la información pública”.

Costa Rica tuvo su mayor caída en el componente de “contexto político”, el cual se construye a partir de 33 preguntas y subpreguntas que tienen como objetivo evaluar el grado de apoyo y respeto a la autonomía de los medios frente a las presiones políticas ejercidas por el Estado o por otros actores políticos de la sociedad; el nivel de aceptación de la diversidad de enfoques de un periodismo acorde a las normas profesionales, entre los que puede haber enfoques significados políticamente y otros independientes; y el grado de apoyo a los medios en su función de exigir cuentas a los políticos y al gobierno, en aras del interés general.

La calificación de Costa Rica en el indicador político pasó de 81.62 en el 2022 a un 65.94 en el 2023, una caída de 15.68 puntos.

En el rubro de “seguridad”, RSF consignó que “a pesar de los intentos del Ejecutivo por estigmatizar a la prensa crítica”, los periodistas no sufren amenazas contra su integridad física, ni vigilancia o encarcelaciones en Costa Rica.

En este indicador Costa Rica pasó de una calificación de 94.78 en el 2022 a una de 90.56 en el 2023, para una caída de 4.22 puntos.

El panorama mundial

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Noruega se mantiene en primera posición por séptimo año consecutivo y por primera vez un país no nórdico se sitúa en segundo lugar: Irlanda (+4 posiciones), por delante de Dinamarca (-1 puesto). Países Bajos subió 22 puestos y  ha vuelto a la posición que ocupaba en 2021, antes del asesinato del periodista Peter R. de Vries.

En contraparte los tres países peor calificados son Vietnam en el puesto 178 tras haber recrudecido su persecución a los reporteros y periodistas independientes; China (-4 puestos) por ser la mayor cárcel de periodistas del mundo y uno de los principales exportadores de contenidos propagandísticos; y, como repite año con año, Corea del Norte en el último puesto (180) del ránking.

Para este año la situación de la libertad de prensa ha pasado de “problemática” a “muy grave” en tres nuevos países: Tayikistán (153º; -1 puesto), India (161º; -11 puestos) y Turquía (165º; -16 puestos).

Los mayores descensos de la edición 2023 se concentran especialmente en África: Senegal (104º), considerado un modelo regional hasta hace poco, perdió 31 puestos principalmente por el procesamiento de los periodistas Pape Alé Niang y Pape Ndiaye, así como por el fuerte deterioro de las condiciones de seguridad para los periodistas. En el Oriente Medio, Túnez (121º) –presidido por Kaïs Saïed, “cada vez más autoritario e intolerante con las críticas a la prensa”– retrocedió 27 puestos.

En América Latina, Perú (110º), donde los periodistas pagan un alto precio por la persistente inestabilidad política y son reprimidos, atacados y desacreditados por su proximidad a las élites políticas, cayó 33 puestos. Mientras que Haití cayó al puesto 99 al desplomarse 29 casillas esencialmente por el continuo deterioro de la seguridad.

Christophe Deloire, secretario general de RSF destacó que la clasificación de este año muestra una gran volatilidad, con subidas y bajadas importantes y con cambios inéditos, como por ejemplo la subida de 18 puestos de Brasil y la bajada de 31 de Senegal.

“Esta inestabilidad es producto de un recrudecimiento de la agresividad del poder en muchos países y de la creciente animadversión hacia los periodistas en las redes sociales y en el mundo no virtual. La volatilidad también obedece al auge de la industria del engaño, que da forma y distribuye la desinformación, al tiempo que proporciona herramientas para fabricarla”, señaló Deloire.