Félix Maradiaga
26 de julio 2024

La posible victoria de la oposición en Venezuela es una oportunidad histórica

La líder opositora venezolana, María Corina Machado (i), participa en el cierre de campaña del candidato a la presidencia de Venezuela, Edmundo González Urrutia. Foto de EFE.

Por primera vez en muchos años, Venezuela tiene la oportunidad de un proceso electoral presidencial en el cual la oposición tiene una ventaja de al menos un 20% sobre el oficialismo. Incluso, algunas encuestas indican que esa ventaja puede ser de 4 millones de votos, es decir, de un 30% en un universo electoral de más de 12 millones de votantes. Naturalmente, al ser Nicolás Maduro un dictador, no se puede hablar de elecciones libres. Como lo he manifestado antes, la probabilidad de un fraude es alta y creo que el chavismo hará todo lo posible por alterar o no reconocer los resultados. 

Es por esa razón que uno de los aspectos más trascendentales es la forma en que la oposición maneje la situación después de las elecciones, para poder defender lo que sin duda será una votación abrumadora a favor de Edmundo González, el candidato designado por la líder de la oposición María Corina Machado.

A nivel mundial estamos ante una ola de retroceso democrático que lleva ya 17 años consecutivos, según el más reciente informe de Freedom House. Solo el 20% de la población mundial vive en países considerados “libres”, mientras que la mayoría de las personas vive en países “parcialmente libres” (42%) o “no libres” (38%).

De este periodo, los últimos diez años son los más preocupantes. No sólo fracasaron las revoluciones de colores y las protestas de la primavera árabe que no lograron establecer democracias duraderas, sino que más países que antes eran democracias se han convertido en dictaduras. Es por esa razón que las elecciones en Venezuela son de una enorme trascendencia para todo el mundo. Si se concreta la salida definitiva de Maduro y el inicio de una transición democrática, podríamos estar ante el inicio de una ola de democratización. Es un anhelo ambicioso, pero no imposible.

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En esta ocasión, el fraude no le será tan fácil al régimen por tres razones. En primer lugar, está el hecho de que la oposición, bajo el extraordinario liderazgo de María Corina Machado, ha logrado una unidad que no se había visto y que de hecho se fortaleció después del proceso de elecciones primarias que legitimaron una opción. En segundo lugar, María Corina y todos los liderazgos más visibles han cambiado de una estrategia que antes se enfocaba en la abstención electoral hacia una estrategia de movilización masiva del voto, aún bajo las difíciles condiciones actuales. Cuentan además con más de 200 mil observadores nacionales (lo que en Nicaragua llamaríamos fiscales) para defender el voto en cada una de las 60 mil mesas distribuidas en 16 mil centros electorales.

En tercer lugar, el madurismo enfrenta la mayor crisis de legitimidad con un sentimiento generalizado de hastío por la pobreza y desabastecimiento. Las bases del chavismo están desencantadas y María Corina ha sabido cambiar su mensaje para llegarle a esas bases que antes votaban por Chávez y por Maduro.

Insisto en que no será fácil porque Maduro y sus secuaces tienen mucho que perder. En ese sentido, es importante señalar que en los últimos días María Corina y Edmundo lanzaron un mensaje de reconciliación y de oportunidades para una salida digna de Maduro y sus aliados. Ese mensaje habría sido imposible hace un par de años, pero la oposición y la población han llegado a un punto en el cual están dispuestos a pagar un alto precio, incluso una amnistía a Maduro, que tiene un caso pendiente en la Corte Penal Internacional, con tal de ver un cambio. Se ha dicho, por ejemplo, que Maduro podría incluso aceptar un exilio dorado en países como Turquía y que esa puerta de negociación es favorecida por una facción de los militares venezolanos.

Aunque Maduro no parece dar señales de respetar plenamente el proceso electoral, la presión de militares, de sus aliados como el presidente Lula y otros, y sobre todo la movilización masiva del pueblo venezolano, abren las oportunidades para que en efecto haya un cambio en Venezuela. Aunque sigo creyendo que Maduro no entregará el poder fácilmente, esta es sin duda la fase más esperanzadora que ha visto Venezuela en casi 20 años. Todos los que amamos la libertad nos debemos sumar con solidaridad y nuestros buenos deseos a esa ola de cambio del pueblo venezolano.

ESCRIBE

Félix Maradiaga

Presidente de la Fundación para la Libertad de Nicaragua. Es académico, emprendedor social y defensor de derechos humanos nicaragüense. En el año 2021 fue candidato presidencial en las primarias de la oposición por parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco. Por ser una de las voces más críticas contra el régimen de Ortega, fue arbitrariamente encarcelado por más de veinte meses.