Las promesas electorales recurrentes de Ortega: la falsa preocupación por el cambio climático

Daniel Ortega casi no habla de los problemas ambientales del país. En sus discursos se limita a enumerar los “logros” de su administración como parte del cumplimiento de las promesas electorales de años anteriores. El equipo de Fact- Checking realizó un análisis de sus oratorias y de las acciones que ha “implementado” para paliar el impacto negativo de depredadores del ecosistema y del cambio climático, pero el resultado es más palabras que acciones concretas. El presupuesto para instituciones que velan por el medio ambiente no representa ni el 1% del Presupuesto General de la República.

La contaminación es uno de los mayores retos ambientales. Foto: Miguel Andrés | Divergentes.

Rodeado de sus simpatizantes, acompañado de su esposa, y arropado por sus fieles diputados, Daniel Ortega se quejó: “El mayor destructor del planeta ha sido el proceso desarrollista del capitalismo salvaje”. Era mayo de 2016 y el presidente estaba en campaña electoral. Ese día Ortega expresó su preocupación por los estragos provocados por el cambio climático en Nicaragua, aunque ignoró por completo que, producto de su pésima gestión, la biodiversidad nicaragüense estaba en riesgo.

Ortega, fiel a su estilo populista, prometió que haría todo lo posible para paliar los efectos del cambio climático. Después de quejarse, de estar intranquilo, de plantear nuevos retos, el mandatario lanzó una serie de promesas electorales para cumplirlas entre 2017 y 2022. Dijo, entre muchas cosas, que su administración reactivaría el proyecto “Cota 100” (irrigación a gran escala), pero hasta hoy no cumplió.

Al igual que esa promesa electoral, su preocupación por el medio ambiente continúa estancada. 

El equipo de Fact- Checking de DIVERGENTES realizó un análisis de su discurso. Se entrevistó a expertos en medio ambiente, se hurgó en informes técnicos y también en presupuestos. Después de semanas de trabajo clasificamos lo dicho por Ortega como falso

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Para entender el por qué de esta clasificación, el equipo de Fact- Checking de DIVERGENTES analizó varios aspectos en torno al manejo de los recursos naturales. Uno de ellos las partidas presupuestarias para instituciones públicas y ministerios como el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), Instituto Nacional Forestal (Inafor), y la Autoridad Nacional del Agua. Encontramos que el aporte a estas instituciones no representa ni el 1% del Presupuesto General de la República, según datos del Centro Humboldt. 

Los expertos consultados por DIVERGENTES coinciden que el medio ambiente nunca ha sido prioridad “ni para gobiernos anteriores ni para el gobierno sandinista”. Sin embargo, enfatizaron en que este ha sido “más depredador” que sus antecesores. 

Nicaragua forma parte de varios acuerdos y convenios internacionales que son importantes para la conservación del medio ambiente. No obstante, el cumplimiento de dichos acuerdos deja mucho que desear.

El Acuerdo de Escazú

El Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, conocido como el Acuerdo de Escazú, fue firmado por el gobierno sandinista el 27 de septiembre de 2019 y ratificado el 9 de marzo del 2020, entró en vigencia el 22 de abril de este año, en el Día Internacional de la Madre Tierra.

A pesar de haber suscrito el convenio, el régimen orteguista incumple los principales objetivos: el acceso a la información, la participación ciudadana y el acceso a la justicia. 

El director ejecutivo del Centro Humboldt, Víctor Campos, aseguró que no tienen a disposición información pública respecto a la regulación y control en el uso y manejo de los recursos naturales. Lo poco que han logrado recopilar, ha sido a través de la interpretación de las imágenes satelitales. 

El Acuerdo de París

El 23 de octubre de 2017 el Gobierno presentó formalmente en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York la ratificación del Acuerdo de París. Como parte del acuerdo cada país debe presentar un plan climático nacional conocido como Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC en inglés).

En el documento actualizado en el año 2020 llamado Contribución Nacionalmente Determinada de Nicaragua señalan los supuestos avances nacionales en cambio climático:

  1. Gestión de un programa para reducir la deforestación y la degradación forestal ante el Fondo Cooperativo del Carbono Forestal.
  2. Incrementar la producción de energía renovable del 25% en el año 2007, hasta un 46.589% en el año 2018. 
  3. Eliminación en un 100% el consumo de los gases llamados CFCs a partir de enero del 2010 e implementando un Plan de Gestión para la eliminación de los tipos de gases HCFCs del 2012 al 2020. 
  4. En el año 2010, Nicaragua se integró a la Iniciativa Global de Metano, al 2010 se han construido 1,512 biodigestores. 
  5. Reducción directa de 892 mil toneladas de emisiones de C02 a lo largo de los próximos 20 años. 
  6. El proyecto de desarrollo integral de La Chureca ha incluido no solo el sellado del vertedero, sino también la construcción de una planta de reciclaje que genera energía. 

A pesar de todos esos “logros” propuestos la realidad del medio ambiente en Nicaragua es otra. ¿Qué ha pasado con nuestros bosques bajo el mandato de Ortega?

Nicaragua en el año 2006 presentaba una tasa de deforestación del 4%, porcentaje aceptado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), actualmente el país tiene una tasa de deforestación del 8.6%, según datos brindados por el director ejecutivo del Centro Humboldt, Víctor Campos. 

Entre 2011 y 2018, se han perdido más de 1 millón 454 mil hectáreas de bosques, equivalente al 11% del territorio nacional, de las cuales 52 mil 322 hectáreas corresponden a bosques de pino. También desaparecieron más de 34 mil 700 hectáreas de manglares y aumentaron los pastizales para el mismo período en más de 2 millones 362 mil hectáreas. 

En la actualidad se están deforestando entre 150 a 185 mil hectáreas al año, un poco más de un cuarto de esa área se encuentra en las áreas protegidas, principalmente en la reserva de biósfera Bosawás y la reserva biológica Indio Maíz.

A pesar de que en el documento “Contribución Nacionalmente Determinada de Nicaragua 2020” como en el “Plan de lucha contra la pobreza para el desarrollo humano sostenible 2021- 2026” el régimen explica que a partir del año 2017 el Inafor promueve “cruzadas de reforestación” con resultados de 12 mil hectáreas, y en años posteriores, de 20 mil hectáreas, el Centro Humboldt desconoce el impacto y verdadero resultado de esas campañas, pese a que ha solicitado información al respecto. Los “cambios” tampoco se logran identificar en los análisis de imágenes de satélite que realiza el centro.