Juan Diego Barberena

Juan-Diego Barberena
14 de febrero 2024

Los retos de la alianza política opositora a largo plazo

Foto de archivo de Carlos Herrera | Divergentes.

En estos casi seis años de resistencia del pueblo nicaragüense contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, tras la insurrección popular de abril de 2018, han corrido ríos de tintas sobre la necesidad urgente de articulación y cohesión de las fuerzas de la oposición política. Aún nos encontramos debatiendo sobre las vías más adecuadas para avanzar en la construcción de alianzas de largo alcance, sin perder de vista las necesidades urgentes del pueblo nicaragüense.  

A mediados de enero, la Concertación Democrática Nicaragüense (conocida como Monteverde), anunció la conformación de una alianza política a largo plazo. ¿Qué significa esta decisión? ¿Cuáles son los objetivos y alcances de esta alianza? 

Una premisa básica a tomar en cuenta en esta nueva etapa de la oposición son los errores cometidos en el pasado reciente, que impidieron la unidad de las principales fuerzas políticas democráticas en la etapa preelectoral del 2020-2021 y siguientes. Las diferencias ideológicas, las pretensiones de excluir a algunos actores, hasta posiciones basadas en certificaciones legales, porque dependían de la voluntad del régimen, quien finalmente decidió barrer con cualquier vestigio de partidos políticos. 

Todos tenemos una cuota de responsabilidad a estas alturas, y es necesario reconocer esa deuda aún pendiente que tenemos con el pueblo de Nicaragua.

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Para explicar mejor los alcances y significados de la alianza política acordada por la Concertación Democrática, enumero los siguientes elementos que reflejan sus retos internos y externos inmediatos. 

  1. La transición democrática como objetivo final. La alianza política a largo plazo debe enfocarse en la creación de las condiciones para llevar a cabo una transición que permita salir de la dictadura y recuperar la institucionalidad democrática que se traduzca en el restablecimiento del Estado de derecho, el respeto de los derechos humanos, la independencia de los poderes y la justicia sin impunidad. En ello estriba que la alianza política anunciada es a largo plazo, ya que está proyectada más allá de la salida del orteguismo del poder, a esto se le suma que no es una alianza electoral. 
  2. La pluralidad como principal activo. La alianza política se sostiene en la pluralidad y diversidad de fuerzas que la conforman y que en el contexto 2020-2021 no lograron acercarse: partidos y movimientos políticos, movimientos sociales, organizaciones de sociedad civil y personas a título individual. Este es uno de los principales resortes capitalizables porque es el que permitirá que la Concertación aumente sus márgenes de influencia a distintos sectores sociales. La pluralidad debidamente administrada, es la que permitirá que el espacio de alianza se convierte cada vez más en un interlocutor que supere los déficits actuales que permitirá generar amplios consensos para lograr la transición.  
  3. La propuesta de Ruta de Salida. Las apuestas y propuestas políticas de esta Concertación también pasan por tener claridad de cuál es el camino propuesto para salir de la dictadura, es decir, cuál es la Ruta de Salida no solo a la que se apuesta, sino que se le ofrece al pueblo de Nicaragua para llegar a disputar el poder político y con la cual deben identificarse amplios sectores de la sociedad nicaragüense. La hoja de ruta para la transición debe contemplar nuestra propuesta en lo programático que le ofrecemos a la ciudadanía, y nuestra vocación tanto democrática como de poder. La permanente exigencia de la liberación de las personas presas políticas y la reconquista de los derechos fundamentales son la piedra angular para la materialización de la democracia.
  4. Trazar una política de alianzas. La Concertación Democrática Nicaragüense ha reconocido que no se arroga la representación de toda la oposición política, por el contrario, existen otros actores y sujetos políticos que realizan una labor importante de incidencia para debilitar al régimen y con los cuales se debe trazar unas líneas claras de alianzas que conlleven acuerdos sustantivos en la forma en virtud de la cual se concertarán esfuerzos para cambiar el estado de cosas actuales en el país mediante el debilitamiento y desgaste de las bases de apoyo internas y externas del régimen. 
  5. La construcción de una alternativa política. La consecución de los objetivos enumerados debe dar como resultado la configuración de una alternativa política plural con capacidades de gestión y acción política, con la suficiente validación ciudadana, con propuestas políticas que la coloquen como una opción política viable y que sea capaz de reactivar en otras dimensiones y efectos la resistencia ciudadana. Es la conjunción de todos estos factores, junto con el apoyo de los gobiernos democráticos lo que permitirá la transición de la dictadura a la democracia. 

El éxito de los desafíos señalados, depende de la voluntad política de las distintas fuerzas de oposición y de su capacidad de comprensión del sufrimiento y la desgracia provocada por la dictadura al pueblo de Nicaragua. Solo unidos podremos devolver la esperanza de un mejor futuro, distinto al presente de exclusión, hambre y desgarramiento que ofrece la dictadura Ortega-Murillo. Este 2024 debe marcar el hito de la construcción de esa alternativa, que vaya saldando la deuda que tenemos con los y las nicaragüenses. Hoy, a diferencia de 2020-2021, estamos en una misma mesa actores que en el pasado estábamos casi enfrentados. Las cartas están sobre la mesa, tenemos que empezar a jugar. 

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Juan-Diego Barberena

Abogado, Maestrante en Derechos Humanos. Miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco, y directivo de la Concertación Democrática Nicaragüense, conocida como Monteverde.