Un grupo de opositores al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo concluyeron esta semana en Houston, Texas, una reunión que fue manejada bajo total hermetismo, desde su convocatoria hasta su realización. Al finalizar el encuentro, emitieron un comunicado que informa que la actividad fue parte del Grupo de Monteverde, un espacio creado a finales de octubre de 2021 en Costa Rica por “personas representativas de organizaciones y líderes de distintos sectores” que “busca la salida pacífica a la dictadura y la construcción de una sociedad democrática en Nicaragua”. Sin embargo, desde su concepción, Monteverde ha sido motivo de interrogantes, críticas e intrigas.
El secretismo de sus reuniones, sumado a la incapacidad de articular mensajes más claros a la ciudadanía, ha generado todo tipo de suspicacias en torno a Monteverde, opina una fuente política. Pero más allá de esta tónica, afirma que no se trata de una “plataforma política” per sé, sino de un proceso que fue convocado ante la incapacidad de la oposición en general de unirse en solo bloque y crear una alternativa de cara a la democracia en Nicaragua. Un punto inicial para limar asperezas.
Después de las elecciones de 2021, en las que los Ortega-Murillo arrasaron a la oposición y se perpetuaron en el poder, Monteverde sentó en el exilio a actores políticos antagónicos: desde Kitty Monterrey, presidenta del Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), hasta integrantes de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), y de la Unión Democrática Renovadora (UNAMOS).
“Los primeros encuentros constituyeron los acercamientos iniciales y la creación de un espacio de diálogo entre personas a título individual, pero vinculadas con diferentes grupos pro democracia en Nicaragua. Estos encuentros permitieron disminuir los prejuicios e ideas preconcebidas entre personas con perspectivas políticas diferentes; así como abrir puentes de comunicación a pesar de las diferencias. Todo sobre la base del respeto”, continúa la fuente ligada a los opositores.
Recibe nuestro boletín semanal
Una de las principales críticas de sectores de ultra derecha –la mayoría afincados en Miami– es que Monteverde era un “nido de izquierdistas”. No obstante, DIVERGENTES conoció a varios de sus integrantes, pertenecientes a la diversidad del espectro político exiliado en ese momento en Costa Rica y Estados Unidos, pero que por razones de seguridad piden mantener el anonimato. Según uno de los integrantes, el espacio cuenta con más personas de centro y derecha que personas de izquierda. El último recuento arrojó un 55/45 por ciento aproximadamente.
“Hay un buen balance en el grupo. Lo más importante de destacar es que el problema fundamental en Nicaragua es entre dictadura y democracia. Ortega es el adversario de todos”, afirma por su parte la fuente ligada a los opositores.
“Partiendo de ese principio, en este proceso, las banderas ideológicas se quedan en casa”. “Los diálogos y los consensos que buscamos se basan en la democracia, la justicia y la libertad, sin importar las ideologías políticas”, plantea Monteverde.
Los miembros actuales confirman que hasta el momento solo han sido algunos jóvenes quienes no se han integrado porque quieren enfocarse en fortalecer sus organizaciones. “Hay otras personas a las que se les invitó a este encuentro y no pudieron ir, manifestaron su deseo de integrarse, pero por motivos de salud o seguridad de algunos se integrarán para los siguientes encuentros”.
“El mayor reto ha sido dejar de un lado las posiciones que dividen y conciliar los intereses de todos”, insiste uno de los miembros de Monteverde. Otra de las críticas recurrentes que recibe Monteverde es que es “elitista”. Sin embargo, sus miembros niegan tal señalamiento.
De acuerdo al comunicado emitido por Monteverde este miércoles, las personas participantes lo hacen a título individual, sobre la base de principios como: “respeto a los fundamentos democráticos y los derechos humanos, compromiso con el diálogo entre sus participantes y la construcción de consensos, compromiso con la acción cívica y la inclusión”.
Además de generar encuentros entre los opositores distanciados, Monteverde impulsó diferentes acciones de cara a la comunidad internacional. El comunicado emitido por el grupo este miércoles cita el desconocimiento de la farsa electoral de 2021 y la exigencia de la liberación de los presos políticos. Tras el destierro de los 222 reos de conciencia en febrero pasado, Monteverde entró en un impasse para esperar que los opositores liberados se recuperaran de la prisión y presentarles el espacio. Por eso fue que se realizó esta reunión reservada en Houston y tuvo como resultado la unión de algunos presos políticos. Entre ellos destacan Juan Sebastián Chamorro, Félix Maradiaga, Violeta Granera, Medardo Mairena, Suyen Barahona, Alex Hernández, Támara Dávila y José Antonio Peraza.
Hay muchos otros miembros de Monteverde que prefieren mantener su participación en el anonimato por “seguridad”, pero hay otros que administran su participación de manera abierta: Eliseo Núñez, Héctor Mairena, Jesús Tefel, Alexa Zamora, Daisy George, Luciano García, Juan Diego Barberena, Francisca Ramírez, Ana Quirós y María Laura Alvarado. Casi todos ellos despojados de su nacionalidad por el régimen.
“Monteverde se define como un proceso de concertación y acción, de incidencia nacional e internacional para contribuir con la construcción de la democracia en Nicaragua”, afirman.
Otros integrantes del grupo, y que han brindado información a DIVERGENTES, afirman que el proceso de Monteverde “comenzó a dar sus primeros frutos con los avances que se han efectuado en el establecimiento de consensos entre las personas participantes y los subprocesos que ha desencadenado en función de construir una plataforma de concertación entre las fuerzas pro democracia en Nicaragua”.
¿Cómo ha sido llevado a cabo este proceso?
Desde que iniciaron los encuentros a finales de 2021, han transitado por dos fases. DIVERGENTES las reconstruye a partir de entrevistas con los opositores:
a. La fase inicial de construcción de puentes de comunicación y confianza entre las personas participantes. “Los primeros encuentros constituyeron los acercamientos iniciales y la creación de un espacio de diálogo entre personas a título individual, pero vinculadas con diferentes grupos pro democracia en Nicaragua”.
b. La segunda fase se centró en afianzar la confianza y comunicación entre las personas participantes, establecer normas de funcionamiento interno que permitieran avanzar en el diálogo y la construcción de los consensos. “Además, se definieron acciones sobre aspectos estratégicos como la incidencia internacional y la concertación de fuerzas democráticas”.
Actualmente, el proceso transita su tercera fase que está enfocada en la construcción de consensos alrededor de temas cruciales como:
- La formulación de una propuesta de salida cívica y democrática a la crisis de Nicaragua.
- La conformación de una plataforma de concertación con otras iniciativas o esfuerzos pro democracia en Nicaragua.
Los integrantes recalcan que en este proceso participan a título individual, liderazgos vinculados con diversas organizaciones; sectores importantes como empresarios, diáspora, organizaciones de la sociedad civil, campesinos, estudiantes, entre otros, procurando la inclusión y la pluralidad.
Según ellos, el proceso “se verá fortalecido por el ingreso de muchos de los liderazgos excarcelados, quienes aportarán nuevas perspectivas al proceso de diálogo interno y la búsqueda de consensos. Asimismo, aseguran que han realizado contactos con otras iniciativas y hay disposición para concertar esfuerzos por la democracia”.