Maradiaga: “Alianza Cívica y CxL son los de los obstáculos para la unidad”

El politólogo es el primero en anunciar su precandidatura presidencial con respaldo de su organización, la Unab. Aunque en esta entrevista sostiene que sin unidad opositora será imposible arrancarle a la dictadura una reforma electoral, y por ende tener una elección para salir de la crisis sociopolítica. ¿Qué impide la cohesión opositora? Según Maradiaga, un sector en el que los empresarios “tienen un peso significativo”.


Félix Maradiaga anunció este 9 de febrero su precandidatura presidencial por la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) desde un lugar poco usual para un acto de esa naturaleza: su vivienda. La “casa por cárcel” de facto que le impone la policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo impidió que este politólogo asistiera a la reunión en la que su organización política lo respaldó. 

Maradiaga –quien junto a Cristiana Chamorro punteó en el último sondeo de opinión de Cid-Gallup– es el primer opositor en lanzarse oficialmente por la candidatura opositora. Sin embargo, la incertidumbre de cara al proceso electoral es igual a la que existe en torno a la unificación de los opositores ante el régimen sandinista, mientras el calendario se acerca más a noviembre. 

El precandidato de la Unab es de los que opina que la ansiada unidad es condición sine qua non para tener reformas electorales. Pero ante la falta de consenso entre ellos, Maradiaga sostiene que forzar al gobierno a una reforma resultará remoto. 

En ese sentido, Maradiaga sostiene que hay “sectores” que “son los de los obstáculos” para conseguir unidad… y los nombra con nombre y apellido: la Alianza Cívica y el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), instancias en las que, según el precandidato presidencial, los empresarios tienen “un peso significativo”. 

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En esta entrevista con DIVERGENTES, Maradiaga expone algunos detalles del desatino opositor y urge a la unidad, aunque no cree que una reforma electoral “profunda se logre antes de mayo”.  

Sos el primer opositor en declarar abiertamente una precandidatura presidencial. Lo raro es que este tipo de actos se hacen desde algún espacio público o un mitin, pero lo hiciste desde tu casa… y no precisamente por la pandemia de la COVID-19.

Desde hace casi tres meses la Policía me ha impuesto un arresto arbitrario, es decir, una especie de casa por cárcel que no me permite salir del todo de la vivienda donde estoy habitando. Por esa razón me vi obligado a inscribir mi nominación de forma virtual. No obstante, logramos llenar y sobrepasar los requisitos que estableció la Unidad Nacional. Se solicitaba la firma de al menos 10 grupos de la Sociedad Civil y de la Unidad Nacional, con una membresía mínima de 20 personas cada uno, es decir, unas 200 firmas. Logramos presentar 1.600 firmas respaldando mi nominación. Ahora esperamos que la asamblea ciudadana de la Unidad Nacional sesione en estas semanas para ratificar formalmente mi candidatura como candidato a la presidencia. 

La Coalición Nacional denunció hace unos meses que unos 80 líderes como vos sufren casa por cárcel de facto. ¿Qué tanto ha influido en la organización política de la oposición? 

Nos ha obligado a adoptar nuevos mecanismos de organización política, nuevas formas de ejercer nuestra incidencia, pero además de eso nos ha obligado a redoblar nuestro compromiso. No es fácil. Efectivamente, es una situación muy compleja, pero el régimen ha podido ver que esos métodos de represión, de acoso y hostigamiento no le sirven para nada, porque no es posible encerrar a todo un pueblo que clama libertad.  

Pero a pesar de eso, la oposición no ha logrado unirse hasta el día de hoy, cuando el tiempo se agota para un proceso electoral a la vuelta de la esquina. ¿Es posible una candidatura opositora unificada?

Yo soy optimista. Desde la Unidad Nacional Azul y Blanco le estamos haciendo honor a nuestro nombre de unidad nacional, en el sentido de que estamos de brazos abiertos para conversar con las distintas expresiones de la oposición. Estamos comprometidos a tender puentes y hemos dicho que queremos conversar sin ninguna precondición. Lamentablemente, la apertura, la flexibilidad de la Unidad Nacional no ha sido correspondida por otras expresiones de la oposición. El día de hoy (jueves 11 de febrero) se llevó a cabo una reunión entre este servidor y la Comisión de Buena Voluntad, donde precisamente nos hacían esa pregunta. En dicha reunión, en mi carácter de precandidato, les decía de que no existe de mi parte ninguna precondición para lograr un acuerdo definitivo de unidad con las otras expresiones opositoras. Y esperamos que este gesto de parte nuestra sea respondido en los próximos días, porque la unidad es una obligación ética y moral de cara a los enormes retos que enfrenta el país. No es solamente un asunto electoral, es una obligación ética, para enfrentar los grandes retos que en este momento sufre Nicaragua.  

Felix, seamos concretos: ¿qué sectores se oponen a la unidad? ¿Qué impedimentos esgrimen? 

Bueno, para hablar de manera más directa, la Comisión de Buena Voluntad envió una comunicación a la Alianza Cívica y CxL (Ciudadanos por la Libertad). No tengo detalles de qué tipo de respuesta han dado. Lo que hemos dicho como Unidad Nacional es que aceptamos la mediación y estamos dispuestos a sentarnos. No entiendo de dónde son los obstáculos. Creo que si queres entender los obstáculos, hay que preguntárselo a quienes lo están poniendo.  

¿Quiénes son los de los obstáculos?

Alianza Cívica y Ciudadanos por la Libertad. 

¿Qué tan fracturada está la oposición que necesita una Comisión de Buena Voluntad para mediar en una unidad que ha sido un imperativo ciudadano desde hace tiempo?

Mira, yo creo que existía una oposición sumamente fragmentada hace unos años. La Unidad Nacional, la Coalición, la Alianza Cívica y Ciudadanos por la Libertad no se pueden proclamar como los titulares exclusivos de la oposición, porque la gran parte del sentimiento anti Ortega reside en el pueblo autoconvocado… En personas que no tienen partido político. La verdad es que hay bloques claramente definidos, que son el bloque de la Coalición Nacional y el segundo bloque de la Alianza Cívica y Ciudadanos por la Libertad. No creo que haya fragmentación y atomización. Lo que existen son dos bloques que no han logrado, por razones que a mí personalmente me cuesta entender, finiquitar un acuerdo político y una alianza electoral. Pero estoy optimista. Se va a dar.

Se señala que los empresarios son los responsables de las decisiones en la Alianza Cívica y el casamiento tan anunciado con Ciudadanos por la Libertad. ¿Qué tanto peso tienen?

Según lo que hemos podido observar, es un peso significativo. 

Maradiaga: “Alianza Cívica y CxL son los de los obstáculos para la unidad”
La presidenta CxL, Kitty Monterrey (c), participa en una rueda de prensa durante la presentación de un acuerdo entre su partido y la Alianza Cívica por la Justicia. EFE/ Jorge Torres
Unos sectores afirman que en Nicaragua no hay condiciones para ir a elecciones en noviembre, porque el Gobierno ha negado una reforma electoral del cuestionado sistema. ¿Cuál es el plan de los opositores como vos para forzar o arrancarle reformas a la dictadura? 

Eso es exactamente lo que ha venido sosteniendo… Y qué interesante que coincidimos en esa premisa: a las dictaduras se les arrancan reformas, no se les piden concesiones. Cuando hemos hablado sobre cuál es la estrategia de presión, la coincidencia del mecanismo más contundente de presión es que la unidad es aquello que presiona más. Dicho en otras palabras, no hay mecanismo de presión más contundente que una oposición unificada. 

Eso es algo que no solamente lo podemos deducir de la demanda nacional, sino que la misma comunidad internacional, en las distintas reuniones que hemos obtenido de manera recurrente, nos han dicho de que una oposición unificada es el método de mayor presión, porque le permite a la comunidad internacional sentirse con mayores garantías de meter el acelerador de su presión, sin que exista un escenario de ruptura del orden constitucional, que es lo que la comunidad internacional ha querido evitar hasta ahora. 

Pero los opositores no se ponen de acuerdo y el tiempo se agota de cara al proceso electoral y la posibilidad de reformas electorales… Según vos, ¿cuáles son los mínimos de reformas que se requieren para asistir a una elección contra una dictadura que controla hasta el tuétano el sistema electoral? 

Hemos planteado como Unidad Nacional un programa de reformas desde diciembre del 2019, que posteriormente se complementó con el consenso promovido por el Grupo Pro Reformas Electorales en septiembre del año 2020. Ese programa de reformas es bastante amplio. Sin embargo, yo creo que es importante reconocer que es muy difícil que se logre la totalidad de los planteamientos de una reforma profunda por la que nosotros venimos abogando… o por lo menos no creo que se logren antes de mayo. 

Podemos señalar algunos puntos clave, como por ejemplo la observación internacional, la depuración del padrón y las no inhibiciones. Pero por otro lado, es delicado y muy controversial definir un número específico de reformas, porque la situación política va a ser muy dinámica. ¿De qué sirven, por ejemplo, reformas normativas en el papel sin libertad de los presos políticos? Por otro lado, una libertad de los presos políticos con una reforma electoral probablemente menos profunda es un escenario que también sería posible. Nosotros creemos que, en todo caso, tenemos que abogar por el máximo posible de reformas y tomar la decisión de si esas reformas son adecuadas o no, una vez que se hayan consumado y no estar estableciendo límites de previo.   

Felix, ¿qué contiene tu aspiración presidencial suponiendo un cambio de régimen que deje un país con miles de víctimas de crímenes de lesa humanidad, paramilitares armados, una policía viciada, una economía en franco deterioro y un clima de impunidad general? 

Las cosas se hacen no porque sean fáciles, sino porque son necesarias en estos momentos de crisis y de retos para el país. Se requiere de un liderazgo democrático capaz de generar consensos para darle oportunidades a las personas que están sufriendo, para poder reparar las instituciones democráticas que han sido demolidas por la dictadura. Pero además de eso, para trabajar de la mano con toda la sociedad nicaragüense; para recuperar nuestra capacidad de soñar en grande en un país que puede ser radicalmente distinto al modelo impuesto por Daniel Ortega.  

Y si como opositores fallan al no lograr unirse, y los Ortega-Murillo se perpetúan en el poder, ¿cuál será la deuda de la oposición con las víctimas de la masacre y el país en general?

Es un escenario que ni siquiera me quiero imaginar. Pero nosotros hemos sostenido que para que haya futuro tiene que haber memoria. Y precisamente aquellos que han estado en la primera línea de lucha cívica, que han sangrado, que han sufrido, que incluso que han puesto muertos para poder construir una nación diferente, son las voces que más van a auditar el comportamiento de la oposición nicaragüense. La oposición entiende, o debería entender, de que no existe cheque en blanco para nadie. Hay una exigencia ética, una exigencia moral de hacer patria y poner al país primero para lograr todos esos cambios.  


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