La aplicación de las vacunas cubanas expone a los niños y niñas nicaragüenses a un “experimento” que viola las normas bioéticas, denuncian médicos de la Asociación Médica del Exilio de Nicaragua (AMEN). “De manera irresponsable, el Gobierno de Nicaragua está ofreciendo a los padres de familia de Nicaragua, las vacunas Soberana 01 y 02 y Abdala, las cuales aún están en fase experimental para poblaciones adultas, careciendo de ensayos científicos adecuados para los niños”, divulgaron los especialistas mediante un comunicado.
Las vacunas son producidas por la corporación farmacéutica estatal BioCubaFarma de Cuba y no están autorizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ni por la agencia europea ni ninguna farmacéutica reguladora de relevancia internacional. Según los especialistas, el laboratorio “aún no publica los resultados de sus investigaciones de fase III y aún no inician el progreso de registro ante la OMS”.
La ausencia de información científica adecuada pone en una situación vulnerable a los menores porque “no se les indica a los padres que estas vacunas aún están en etapa experimental”. Madres que ya vacunaron a sus hijos confirmaron a DIVERGENTES que el personal de salud no les brindaron ningún tipo de “advertencia”, solo se limitaron a exigirles firmar un documento que exime al Gobierno de Nicaragua y al Ministerio de Salud (Minsa) “de toda responsabilidad” ante eventos relacionados con la vacuna.
Los médicos recordaron que todas las vacunas que se registren para uso de emergencia en Nicaragua deben cumplir con los requerimientos internacionales de seguridad y eficacia. “Los nicaragüenses tenemos derecho a conocer los detalles de los estudios científicos realizados con las candidatas a vacunas cubanas”, demandó AMEN.
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Por otro lado, los especialistas manifestaron preocupación que las vacunas cubanas se hayan adquirido con “fondos del presupuesto de la República y de préstamos”. Esta no es la primera vez que el régimen sandinista adquiere productos no autorizados por la OMS a la dictadura cubana. En mayo de 2020, los Ortega-Murillo destinaron 5.9 millones de dólares de un préstamo del BCIE para comprar 49,715 dosis Interferón Alfa 2B, un supuesto medicamento denominado como “cura milagrosa de la Covid-19” que desapareció del protocolo de tratamiento del Minsa sin ninguna explicación.
Organizaciones científicas de Venezuela, entre ellas la Academia Nacional de Medicina de Venezuela y las academias nacionales; el Centro Nacional de Bioética, la Asociación de investigadores del IVIC, los Médicos Unidos de Venezuela, la Sociedad Venezolana de Puericultura, la Sociedad Venezolana de Infectología, han expresado preocupación, denunciando y rechazando el uso de estas vacunas cubanas en la niñez de su país.
Proselitismo con vacunación
El gremio médico de AMEN también denunció que los Ortega-Murillo han administrado a cuenta gotas las vacunas en los últimos meses, ofreciendo a partir de esta semana, en función de sus intereses políticos electorales. Indicaron que fue “negligente” no haber habilitado desde inicios de la jornada 1,080 puestos de vacunación. “El retraso del gobierno en asumir sus responsabilidades ante la pandemia, y recientemente ante la vacunación, ha implicado miles de casos de infecciones de Covid-19 y la pérdida de miles de vidas por esta causa”, señalaron.
El epidemiólogo Leonel Argüello consideró que en Nicaragua “no ha existido una lucha anti epidemiológica como tal”, sino que se han tomado decisiones sanitarias en base a “decisiones político partidarias”.
Desde que inició el período electoral en mayo de 2021, el régimen Ortega-Murillo ha cancelado la personería jurídica de alrededor de 40 organizaciones médicas. Además, han sido amenazados con cárcel y obligados a callar “razón por la cual elevamos nuestra voz desde el exilio”.
Hasta el 22 de octubre, Nicaragua ha vacunado al 14% de la población, según el registro de Our World in Data. En Nicaragua han arribado un total de 8,153,300 dosis contra la Covid-19. De ello, el 67.53% de las vacunas han sido compradas a la Federación Rusa y a Cuba. Un total de 100 mil dosis de vacuna Pfizer fueron facilitadas en calidad de préstamo por el país vecino Honduras. El 32.47% restante corresponde a donaciones realizadas a través del Mecanismo COVAX de la OMS y otras hechas por países como Rusia, India, Panamá y Trinidad y Tobago.