El 26 de agosto de 1920 fue aprobada la Decimotercera enmienda de los Estados Unidos, en la cual se aceptó el sufragio femenino tanto a nivel estatal como nacional. Tennessee fue el estado decisivo para su aprobación y de esa forma culminó más de medio siglo desde que en julio de 1848, Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton, organizaron la primera convención sobre los derechos de la mujer en Seneca Falls, Nueva York.
Desde la aparición de estos movimientos sufragistas, y posteriormente feministas, las mujeres han logrado no solo participar cívicamente en una elección presidencial, sino que han demostrado ser un empuje en la economía de un país, cambiar las leyes a favor de beneficios laborales para que ellas tengan derecho a trabajar, a ser madres, a desempeñarse con libertad en cualquier culto o denominación religiosa. Además han logrado entrar en contiendas políticas en las que sus propuestas han sido aceptadas por grandes mayorías.
Estados Unidos tiene una población de 333.3 millones de habitantes a lo largo y ancho de sus 50 estados. Cada cuatro años, las campañas electorales acaparan la atención no solo de sus habitantes, sino que a nivel mundial hay muchas expectativas en cuanto a quién será el próximo mandatario y cuáles serán sus propuestas a la política exterior.
La semana pasada vimos a la candidata Kamala Harris en la convención nacional demócrata en la ciudad de Chicago. Nuevamente es una mujer la que se presenta en la contienda contra el republicano Donald Trump quien, pese a sus escándalos, la acusación que tiene sobre la toma por grupos radicales a la Casa Blanca y el más reciente atentado, se mantiene firme con su campaña que se pronostica más fuerte que cuando ganó la presidencia del colegio electoral contra su contrincante en ese entonces, Hillary Clinton, quien fue la primera mujer del partido demócrata en postularse y participar por la presidencia.
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En un giro de tuerca, el pasado 21 de julio el actual presidente Joe Biden anunció su retiro de la campaña. “Es lo mejor para mi partido y el país”, dijo. La avanzada edad de Biden, el infortunado debate que tuvo en junio pasado con el candidato Trump y la presiones internas de su partido son entre otros elementos determinantes que pesaron. Eso permitió postular como candidata demócrata a la actual vicepresidenta Kamala Harris.
Es indudable que Kamala Harris se ha ganado a pulso cada trabajo y escalón en la política norteamericana, desde sus inicios trabajando en la oficina del fiscal de distrito en Alameda, San Francisco California, hasta su último puesto como vicepresidenta de la Casa Blanca.
El discurso de Harris apeló a la unidad de todos los estadounidenses. “Pueden confiar en mí, pondré Estados Unidos por encima del partido y de mí misma. Prometo ser una presidenta para todos los estadounidenses”, dijo. Kamala de padre jamaiquino y madre hindú, apela a la utópica integración de la diversidad cultural. Ejemplos hay muchos donde el sueño americano ha sido el modelo que los que viven entre pesadillas no logran vislumbrar.
“Mi madre nos enseñó a no quejarnos de las injusticias, sino a hacer algo al respeto”, sostuvo Harris ante una multitudinaria asistencia. Esta frase apela a lo que nombraban las sufragistas como la “declaración de sentimientos”, es decir convocar a las 173 052 924 (50.6%) de la población femenina actual. Las mujeres son mayoría, aunque hay muchas que aun en este país, no pueden ejercer su derecho al voto.
El discurso de Kamala Harris fue mesurado, políticamente correcto y con los puntos medulares que son temas de discusión en la palestra: migración, minorías, derechos reproductivos, la mejora de la economía de la clase media, carteles que amenazan desde la frontera norte, el conflicto entre Rusia y Ucrania.
En ningún contexto asumir la presidencia de Estados Unidos ha sido fácil. La historia de este país se ha destacado por los conflictos internos y la política que en defensa de sus aliados ha provocado guerras que posteriormente los ciudadanos condenan y protestan porque el alto costo que provocan en sus vidas es incuantificable. Las víctimas de todos los conflictos armados no se han visto en un alto porcentaje reconocidas, beneficiadas.
Mujeres nicaragüenses en ambas convenciones
Las mujeres latinas aportan US$1,3 billones al PIB de Estados Unidos y “son fuente de resiliencia”, según el artículo de Erika Astudillo y Paula Delgado en el sitio Bloomberg, diario en línea dedicado a negocios y finanzas de América Latina y el mundo.
Este aporte no pasa desapercibido tanto para Trump como para Harris, además que en densidad poblacional son mayoría 168 717 940 población masculina actual (49.4%) y 173 042 266 población femenina (50.6%). En cuanto a la “fuente de resiliencia” es un tema sensible para el candidato republicano quien se ha visto envuelto en conflictos y escándalos sexuales en el 2016, justo antes del inicio de la campaña. Fue la periodista Megyn Kelly de la cadena Fox News una de las primeras mujeres en enfrentar al millonario por los comentarios misóginos donde expresaba que las mujeres eran “puercas gordas, zorras y animales repugnantes”.
Además del escándalo con la actriz de películas de adultos, Stormy Daniels, el exmandatario ha sido acusado recientemente de 34 cargos por falsificación de registros comerciales. En su tercera vez postulándose a la campaña presidencial, Donald Trump asume contra viento, marea el reto electoral sobreviviendo incluso a un atentado perpetuado por el joven de 20 años Thomas Matthew Crooks, en el primer mitin realizado el pasado julio en la ciudad de Butler, Pensilvania.
Fue notoria la participación de varias mujeres nicaragüenses en las convenciones tanto republicana, como en la demócrata. La primera en aparecer fue Linda Fornos residente desde hace 16 años en Estados Unidos y tuvo una destacada participación en la asamblea del partido republicano en Las Vegas, Nevada donde ésta reside.
Fornos pidió disculpas públicas al indicar que: “en 2020 cometí un error, un error que es difícil de admitir, especialmente en esta sala. En 2020 voté por Joe Biden. Lo lamento (…) este noviembre mi voto no se dará por sentado y esta vez no me arrepentiré”. En su intervención señaló que la política actual migratoria, afirmando que los fondos sean “para ayudar a los inmigrantes que llegaron aquí ilegalmente, mientras se abandona a familias trabajadoras que lo hicieron de la manera correcta”.
La nicaragüense criticó el sistema de enseñanza: “El sistema de Biden es retrógrado y está roto. Invitemos a Estados Unidos a oportunidades para salir adelante. Yo los culpo a ellos y nuestro sistema educativo está fallando a nuestros niños. ¿Qué pasó con la enseñanza de la lectura, la escritura y las matemáticas?”.
Liv Finne, directora del Centro de Educación del Centro de Políticas de Washington, en un informe de septiembre de 2021, señaló que “el informe académico nacional revela que sólo el 28% de los alumnos estadounidenses de cuarto grado son competentes en escritura, el 35% en lectura, el 20% en historia, el 36% en ciencias y el 41% en matemáticas. En el doceavo grado, sólo el 27% de los estudiantes de Estados Unidos son competentes en escritura, mientras que el 37% son competentes en lectura, el 12% en historia, el 22% en ciencias y el 24% en matemáticas”.
¿Estas cifras no son alentadoras? ¿Será válido el señalamiento de la señora Fornos que esta crisis educativa es responsabilidad de la Administración Biden? Según un artículo publicado por el Independent Women Forum firmado por Dr. Keri D. Ingraham, “los resultados de la Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP, por sus siglas en inglés) de 2022 revelaron la mayor caída desde que se inició la evaluación en 1990. Un gran reto para ambos candidatos.
Ana Navarro es la otra nicaragüense que intervino en la convención demócrata que nominó a Kamala Harris a la presidencia. Ella fue una activista republicana, sin embargo, esta vez apoya a Harris por los señalamientos jurídicos que le han impugnado a Trump. “Huí del comunismo cuando tenía ocho años”, “yo sé lo que es el comunismo” fueron las afirmaciones en respaldo a Harris quien ha sido señalada de comunista.
Más de un siglo ha pasado desde la persecución de los comunistas en Estados Unidos, de lo que se denominó “el pánico rojo”, encabezado por el Fiscal de esa época Mitchel Palmer quien, en coordinación con el FBI, condenaron y persiguieron a cuánto militante del partido comunista o sospechoso de simpatizar con algún rojo.
La candidata Harris expresó “las consecuencias de devolver a Donald Trump a la Casa Blanca son extremadamente graves. Consideremos no sólo el caos y la calamidad cuando estuvo en el cargo, sino también la gravedad de lo que sucedió cuando perdió las últimas elecciones”.
Aunque Navarro salió de Nicaragua a los ocho años, no vivió los años más duros de la guerra entre contras y sandinistas, el bloqueo, la escasez, la persecución religiosa y política en esos años. Su afirmación de que ella conoce al comunismo es una diatriba que raya en lo trillado. El comunismo se ha demostrado que no ha sido llevado a la práctica. Tanto en esa época, como en el actual mandato de Daniel Ortega y Rosario Murillo, han demostrado que su discurso rompe con los principios del ideal comunista. Son un gobierno deliberadamente conservador tanto en sus políticas sociales, como en las económicas.
En sus últimas intervenciones en televisión nacional, Ortega se ha desmarcado de sus aliados del grupo del Foro de São Paulo, Gustavo Petro de Colombia y Luiz Inácio Lula de Brasil a quien le exigió respeto. Estas diferencias han sido a raíz de las declaraciones de ambos presidentes en relación a las últimas elecciones de Venezuela. El modelo Ortega-Murillo se acerca más a una monarquía dinástica, en la cual las instituciones del Estado están al servicio de la familia presidencial.
Desde los acontecimientos en abril del 2018 en Nicaragua, el Gobierno de Estados Unidos ha tenido una postura determinante en cuanto a sanciones a los funcionarios que de manera directa o indirecta han sido señalados de violaciones a los derechos humanos, esto basado en los peritajes, foros, denuncias, testimonios de la cantidad de víctimas que han solicitado refugio y que han ingresado a los Estados Unidos, legal o ilegalmente.
Anastasia Somoza es la otra nica que se suma a la fórmula de Kamala Harris y Tim Walz. Se le nombró directora nacional para personas con discapacidad. Anastasia, tuvo notoriedad a los nueve años cuando preguntó en televisión al entonces presidente Bill Clinton por qué en el colegio la habían separado de su hermana Alba, quien también tiene discapacidad.
Anastasia nació en Nueva York, hija de Gerardo Somoza Urcuyo quien emigró de joven a los Estados Unidos, nieta de Luis Somoza y bisnieta de Anastasio Somoza García. El apellido Somoza tiene un pasado oscuro en Nicaragua, al perpetuarse como una dinastía que mantuvo el poder en el siglo XX.
Algunos han castigado con comentarios negativos a la joven de 33 años, quien se ha destacado por su activismo en pro de las personas que tienen alguna discapacidad que son 61 millones y representan el 13.4% de la población total en Estados Unidos.
Todo parece indicar que cada vez más las mujeres participan en campañas, ya sea como activistas, promotoras, educadoras y oradoras para incidir en las políticas públicas que beneficien a la gran mayoría en este caso mujeres que aportan de US$1,3 billones al Producto Interno Bruto (PIB) en 2021, es decir, 51.1% más de lo registrado en 2010, según un informe elaborado por la Universidad de California en los Ángeles y la Universidad Luterana de California, con el financiamiento de Bank of America.
¿Qué tan convincentes pueden ser ambos candidatos para que este grupo sumamente representativo asuma su liderazgo individual y cambie el destino de una de las naciones más poderosas del mundo? Es relevante que las mujeres latinas, sobre todo las que se les han visto limitadas sus oportunidades en países donde el abuso contra las mujeres, las desigualdades y arbitrariedades para desarrollar sus capacidades se limiten y violen sus derechos como ciudadanas que tal como indicaban en Bloomberg las autoras Erika Astudillo y Paula Delgado, no solo aportan al PIB y la economía sino son fuente de resiliencia. ¿Cuánta resiliencia ha aportado cada mujer en Estados Unidos? La cifra es incuantificable.
ESCRIBE
Madeline Mendieta Sevilla
Nació en Managua, Nicaragua. Licenciada en Literatura, Poeta y Gestora Cultural. Publicó un libro de poesía bilingüe “Inocente Lengua” 2006 con Amerrisque ediciones, “Pétalos de sal” 2018 Parafernalia ediciones y “Verás que no soy perfecta” 2021 con editorial CasaSola. Ha sido publicada en suplementos, revistas literarias, antologías nacionales e internacionales. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, alemán y portugués. Fue miembro del comité organizador del Festival de Poesía en Granada, Nicaragua del 2004 al 2017, miembro de la Asociación de Escritoras de Nicaragua ANIDE, en año 2015/2016 fue vicecoordinadora del festival de narradores centroamericano Centroamérica Cuenta cuyo presidente es el escritor Sergio Ramírez, fue miembro de la Junta Directiva de PEN-Nicaragua que presidía la escritora Gioconda Belli. Estas organizaciones fueron canceladas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en el año 2022. En el año 2014 el Centro Nicaragüense de escritores le otorgó un reconocimiento por su gestión cultural por incentivar la promoción de la literatura.