Centroamérica vive un auge turístico sin precedentes luego de sortear los efectos de la pandemia, que afectó a este sector durante los últimos cinco años, pero Nicaragua va en dirección contraria. En 2024, Costa Rica y Panamá superaron los 5400 millones de dólares en ingresos, mientras El Salvador generó 3000 millones. En contraste, Nicaragua apenas generó 510.9 millones, una caída del 30.9% respecto al año anterior.
Lejos de cualquier recuperación, las divisas recaudadas por el turismo en Nicaragua siguen muy por debajo de los 840.5 millones de dólares alcanzados en 2017, el último año de esplendor antes que la masacre de 2018 perpetrada por la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo interrumpiera abruptamente el crecimiento sostenido del sector.
Hasta ese año, Nicaragua alcanzó su apogeo turístico. Recibió 1.7 millones de visitantes y generó 840.5 millones de dólares en ingresos. Todo indicaba que el país se consolidaba como un destino emergente en Centroamérica. Sin embargo, desde entonces, el país no ha logrado recuperar ni el flujo de turistas, ni los niveles económicos de esos momentos.
En 2024, el país captó 510.9 millones de dólares en divisas por este rubro, según el Banco Central de Nicaragua. La cifra no solo representa una caída del 30.9% respecto a 2023, sino que también es inferior a los 595.6 millones recaudados en 2022, lo que confirma este retroceso sostenido.
Turismo nicaragüense en reversa
La entidad monetaria atribuye esta disminución a dos factores: la reducción en la estadía promedio de los visitantes —que pasó de 10.6 días en 2023 a 9.9 en 2024— y una baja significativa en la llegada de turistas, especialmente desde Sudamérica y Europa. En total, arribaron al país 1.09 millones de visitantes no residentes, un 9.7% menos que en 2023.
Aunque el gasto diario promedio por turista subió ligeramente —de 43.7 a 45.7 dólares—, este leve incremento no fue suficiente para contrarrestar la caída en el volumen total de visitantes, ni la reducción en el tiempo de permanencia. La estadía más corta impactó directamente en el ingreso total por persona, confirmando que la fragilidad del sector va más allá del número de llegadas.
Impacto político en el sector turístico
“Es un dato significativo que muestra que las cosas no van bien en el turismo. No solo el país no ha podido recuperarse desde 2017, sino que más bien sigue retrocediendo”, afirma un experto en turismo que pidió anonimato por razones de seguridad.
La brutal represión estatal contra las protestas cívicas en 2018 marcó el inicio de una crisis sociopolítica que, siete años después, mantiene al país atrapado en un ciclo de autoritarismo y aislamiento.
Aunque Nicaragua sigue siendo el destino más barato de Centroamérica, no ha logrado recuperar el dinamismo turístico que tuvo antes de la crisis. “Es una muestra más de la crisis que vive el país por causa de los desmanes de la dictadura Ortega- Murillo, han hundido a Nicaragua en un abismo profundo, y el turismo no se escapa”, agregó la fuente.
Este retroceso está directamente vinculado a la crisis política que transformó a Nicaragua en un país cada vez más aislado, vigilado y represivo. Desde que el régimen reprimió violentamente las protestas cívicas en 2018, el país enfrenta sanciones internacionales, la ruptura con organismos multilaterales y una imagen global deteriorada. La narrativa oficial de estabilidad y paz no convence a turistas ni a inversionistas, como lo reflejan los datos.
La drástica caída en el número de visitantes provenientes de Europa y Norteamérica es devastadora. En 2017, 440 000 turistas norteamericanos y más de 118 mil europeos visitaron Nicaragua. Para 2021, estas cifras se desplomaron a 80 000 y 16 000, respectivamente. El país perdió más del 80% de estos mercados clave, según los últimos datos oficiales del Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR).
En paralelo, el flujo regional centroamericano, que históricamente ha representado el grueso de los visitantes, también cayó drásticamente de 1.1 millones en 2017, a 104 000 en 2021, último año en el que INTUR publicó datos desglosados por país de origen.
En la “lista negra” de las alertas de viajes
A esto se suma la advertencia de viaje de Estados Unidos, que mantiene a Nicaragua en el Nivel 3 de alerta: “Reconsiderar viajes”. Una clasificación que pesa como ancla sobre cualquier intento de reposicionamiento internacional.
“El régimen de Nicaragua ataca a personas y organizaciones con fines políticos. Entre ellas se incluyen: trabajadores de ONG, académicos, estudiantes, líderes de la sociedad civil, misioneros, periodistas…”, advierte el Departamento de Estado estadounidense. Una lista negra que también alcanza a turistas y creadores de contenido, quienes han denunciado hostigamiento desde su llegada al país.
Tal es el caso de una pareja europea de Tiktokeros que denunciaron a través de sus redes sociales el acoso policial que sufrieron durante una actividad de limpieza comunitaria a inicios de este año en Managua.
“Nicaragua vive bajo un régimen muy duro, y una de sus consecuencias es que está prohibido reunir a más de 10 personas en espacios públicos, ni siquiera para limpiar… ese miedo se quedó en nosotros, porque esa es la realidad diaria de los nicaragüenses. Viven con esa inseguridad constante”, relató Misha, creadora de contenido, en un video difundido en sus redes sociales.
Para el economista y excandidato presidencial Juan Sebastián Chamorro, el video de la pareja tiktoker golpea con más fuerza que cualquier campaña oficial del régimen. Considera que este testimonio directo y sin filtros, desarma la fachada turística del gobierno y deja al descubierto la represión que la dictadura intenta ocultar bajo una imagen fabricada de paz y hospitalidad.
“Ese video vale muchísimo más que cualquier campaña. Es un video que va a ser conocido cuando alguien esté pensando en ir a Nicaragua”, dijo Chamorro.
Nicaragua estancada, mientras Centroamérica celebra
Mientras el turismo de Nicaragua se hunde en el abismo político del régimen Ortega-Murillo, sus países vecinos celebran cifras récord.
En 2024, El Salvador recibió casi 4 millones de visitantes y más de 3000 millones de dólares en divisas. Guatemala superó los 3 millones de turistas y recaudó 1324 millones. Honduras rompió récord con 2.8 millones de visitantes, en su mayoría cruceristas. Panamá, por su parte, captó 5471 millones en divisas. Y Costa Rica cerró el 2024 con un hito histórico de 5434 millones en ingresos por turismo.
Costa Rica, sin embargo, entró a 2025 con una desaceleración en sus cifras. Según el Instituto Costarricense de Turismo, entre enero y febrero llegaron 23 mil turistas menos que en el mismo periodo de 2024. Las razones apuntan a su alto costo de vida, según explicó Víctor Umaña, director del Centro de Estudios del Turismo costarricense.
“Costa Rica tiene una presión competitiva vinculada a los costos de vida. El tipo de cambio actual es uno de los más bajos en los últimos años”, expresó el funcionario costarricense.
“Nos recomendaron no subir las tarifas, porque los extranjeros están cambiando Costa Rica por otros destinos”, declaró a medios de comunicación costarricense Daniel Chavarría, empresario turístico, en el marco de las recientes vacaciones de Semana Santa.
Este fenómeno está llevando incluso a algunos costarricenses a mirar hacia Nicaragua como destino más económico y factible. Pero, ni siquiera ese flujo es suficiente para revertir la tendencia del estancamiento del turismo en el país.
“La represión ha impactado mucho, porque ese clima se ha expuesto en las redes sociales y se ha dispersado de boca en boca entre nicaragüenses que viven dentro y fuera del país. También entre quienes han visitado Nicaragua y se percatan del clima de tensión, empezando en los mismos puestos fronterizos”, explica el experto.
También comentó que esta situación “se ha agudizado aún más en los últimos meses con el abuso diario que comete el régimen de no dejar ingresar ciudadanos a su propio país”.
Turismo sin futuro
Para el especialista en turismo, el panorama de recuperación de este sector en Nicaragua es prácticamente inexistente, mientras no cambie el modelo político actual.
“Lo veo muy difícil, por no decir imposible, mientras no cambien ese modelo autoritario y represivo, lo cual es muy lamentable, porque son miles de personas las que han dependido y dependen económicamente del turismo”, señala.
Advierte además que el régimen no muestra intención alguna de rescatar el sector turístico. Recuperar la imagen del país —dice— requeriría una inversión millonaria que el régimen no está en condiciones de asumir, y un equipo técnico especializado con el que tampoco cuenta.
“A la dictadura de los Ortega Murillo lo único que le interesa es sostenerse en el poder a toda costa, así tengan que terminar con los pilares económicos que sostenían la economía del país, siendo en el 2017 el turismo el primero de ellos”, concluye.
Playas vírgenes, volcanes activos, ciudades coloniales, reservas de biosfera. Nicaragua lo tiene todo para ser una potencia turística en Centroamérica. Pero también lo tiene todo para espantar al visitante internacional: represión, vigilancia, inseguridad jurídica y una narrativa estatal sin credibilidad.