Nicaragua es el país centroamericano con menor índice de libertad económica

Nicaragua ocupa el puesto 25 de 32 países de la región de las Américas, y su puntuación global está por debajo de las medias mundial y regional. The Heritage Foundation explica que en el caso específico del país bajo la dictadura Ortega-Murillo, los esfuerzos para mejorar la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico han sido “modestos”. La ineficacia y la incertidumbre en otros ámbitos claves, como los marcos regulatorios y de inversión, han frenado el crecimiento dinámico. El equipo de DiverCheck te explica


La economía nicaragüense es considerada mayoritariamente no libre, según el último Índice de libertad económica publicado por The Heritage Foundation. Nicaragua ocupa el puesto 25 de 32 países de la región de las Américas y su puntuación global está por debajo de las medias mundial y regional.

El organismo sugiere que la pobreza, las enfermedades y la ignorancia están retrocediendo en todo el mundo, debido en gran parte al avance de la libertad económica. En 2023, los principios de la libertad económica que han impulsado este progreso monumental se miden una vez más en el Índice de Libertad Económica, una guía anual publicada por The Heritage Foundation, el grupo de expertos número uno de Washington.

El Índice abarca 12 libertades –desde los derechos de propiedad hasta la libertad financiera– en 184 países.

La libertad económica es el derecho fundamental de todo ser humano a controlar su propio trabajo y su propiedad. En una sociedad económicamente libre, los individuos son libres de trabajar, producir, consumir e invertir como les plazca. En las sociedades económicamente libres, los gobiernos permiten que el trabajo, el capital y los bienes circulen libremente, y se abstienen de coaccionar o restringir la libertad más allá de lo necesario para proteger y mantener la propia libertad.

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En los últimos años Nicaragua ha mostrado un retroceso muy marcado en algunas de estas libertades, tales como el derecho a la propiedad, la integridad del gobierno, la libertad monetaria, la libertad de comercio y el gasto público.

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Nicaragua es el país centroamericano con menor índice de libertad económica

The Heritage Foundation explica que en el caso específico de Nicaragua los esfuerzos para mejorar la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico han sido “modestos”. La ineficacia y la incertidumbre en otros ámbitos claves, como los marcos regulatorios y de inversión, han frenado el crecimiento dinámico. “Las deficiencias institucionales siguen limitando el desarrollo económico general. El sistema judicial carece de capacidad para defender eficazmente los derechos de propiedad”, señala el informe. 

La puntuación de la libertad económica de Nicaragua es de 54.9, lo que sitúa a su economía en el puesto 121 del Índice 2023. En el 2018, Nicaragua obtuvo una puntuación de 58.9 y desde entonces, solo ha ido en declive. 

En general, el Estado de derecho es débil en Nicaragua. Las puntuaciones del país en derechos de propiedad, en eficacia judicial y en integridad gubernamental están por debajo de la media mundial. 

Las tasas máximas de impuestos individuales y corporativos son del 30%. La carga tributaria equivale al 25.4% del PIB. Los promedios de gasto público y saldo presupuestario de tres años son, respectivamente, 29.2% y –1.4% del PIB. The Heritage Foundation señala que la deuda pública equivale al 49.4% del PIB actual. 

A eso hay que sumar que el sistema regulatorio carece de transparencia y claridad, y las regulaciones no siempre se aplican de manera consistente. “El mercado laboral sigue rígido y la falta de oportunidades de empleo ha provocado un subempleo crónico. La tasa de inflación disponible más reciente es del 4.9%”, hace énfasis el informe. 

Por último, The Heritage Foundation explica que la tasa arancelaria promedio ponderada por el comercio es del 6.8%, y están en vigor capas de medidas no arancelarias. “Los sistemas judicial y regulatorio favorecen a las empresas estatales y socavan las entradas de inversión extranjera. El bajo nivel de intermediación financiera continúa desincentivando el crecimiento del sector privado”, finaliza el documento.

CEPAL: “subregiones con menor crecimiento”

Una mujer muestra prendas de vestir a una clienta en una tienda de ropa, el 18 de abril de 2023, en el centro de San Salvador, El Salvador. EFE/Rodrigo Sura

El 20 de abril, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) entregó las nuevas proyecciones. Las economías de América Latina y el Caribe enfrentan en 2023 un complejo escenario externo, marcado por bajo crecimiento en la actividad económica y del comercio mundial. Adicionalmente, a las alzas experimentadas por las tasas de interés a nivel mundial se agregaron las turbulencias financieras observadas a comienzos de marzo, lo que ha acentuado la incertidumbre y volatilidad de los mercados financieros. 

La comisión regional de las Naciones Unidas estima que todas las subregiones evidenciarán menor crecimiento en 2023 en comparación con 2022. América del Sur crecerá un 0.6% en 2023 (3.8% en 2022), el grupo conformado por Centroamérica y México lo hará en un 2.0% (en comparación con un 3.5% en 2022) y el Caribe (sin incluir Guyana) crecerá un 3.5% (en comparación con un 5.8% en 2022).

La CEPAL señala que en lo fiscal, las autoridades cuentan con poco margen de maniobra en tanto permanecen altos los niveles de deuda pública. En un contexto de altas demandas por gasto público, se requerirán medidas para fortalecer la sostenibilidad fiscal y ampliar el espacio fiscal mediante el fortalecimiento de la capacidad recaudatoria y redistributiva de la política tributaria, advierte el organismo.

Las economías de América Central y México, si bien el crecimiento de este año representa una desaceleración respecto a 2022, se han dado en algunos casos revisiones al alza respecto de lo que la CEPAL previó a fines del año pasado. Esto debido a la revisión al alza del crecimiento de los Estados Unidos, principal socio comercial y primera fuente de remesas de sus países, que afectaría tanto al sector externo como al consumo privado. Además, los menores precios de la energía previstos para este año en comparación con el 2022 actuarían a favor, dado que varias de ellas son importadoras netas de energéticos.