Los ingresos producidos por la población nicaragüense radicada en Costa Rica, la mayor comunidad extranjera asentada en el país centroamericano, contribuyeron directamente con el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) y se tradujo en un balance fiscal neto positivo entre 2017 y 2021, según el análisis Aporte de los Migrantes Nicaragüenses a la Economía Costarricense, realizado por el Centro de Información y Servicios de Asesoría (Cisas) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
El análisis, que incluye datos proporcionados por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), muestra que la población nicaragüense, tanto migrante como refugiada, tiene una mayor contribución al balance fiscal costarricense que gastos producidos.
“Los números son siempre azules, son más los ingresos que los gastos. Aún con todas las barreras (laborales y migratorias) es así. Ahora imagínense el potencial si no hubiesen esas barreras, los números serían más positivos”, señala Valeria Lentini, representante de Acnur.
Estos datos contrastan con la narrativa antimigrante establecida por el presidente costarricense, Rodrigo Chaves, quien aseguró en marzo de 2023 que el Estado costarricense gasta más de 300 millones de dólares en acoger a personas migrantes, cuya gran mayoría son nicaragüenses. “Según este señor, los nicaragüenses no contribuyen, pero sí gastan”, expresa Ana Quirós, presidenta de Cisas.
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De acuerdo con Acnur, alrededor del 10% de la población radicada en Costa Rica es extranjera, y de estos, el 82% de estas son nicas. Esto se traduce en alrededor de 350 000 nicaragüenses en dicho país, de los cuales la mitad es solicitante de asilo o refugiada.
Mano de obra nicaragüense viene a complementar, no ha sustituir
Según Lentini, este aporte de personas extranjeras al PIB está por encima del registrado en países de desarrollo, que es de alrededor del 2%, y es similar al aporte de extranjeros en países desarrollados.
Respecto al balance fiscal, Lentini señala que aunque hayan gastos producidos por extranjeros, estos son compensados por sus aportes económicos. Estos ingresos provienen del consumo, pago de impuestos, pagos al seguro social, entre otros.
Esta contribución al PIB está relacionado con el alto porcentaje de personas nicaragüenses insertadas activamente en el mercado laboral costarricense. De acuerdo con el estudio, existe una mayor proporción de nicaragüenses que se encuentran en edad de trabajar y trabajan, en comparación con la población nacional.
La población nicaragüense tiene una tasa de ocupación mayor y se inserta de manera más temprana al mercado que la población tica. No obstante, Lentini destaca que es una mano de obra que complementa y no sustituye a la mano de obra nacional.
“La mano de obra en Costa Rica ha sido deficitaria para satisfacer las distintas necesidades del mercado. No ha sido una mano de obra que ha venido a competir, sino a complementar”, expone el estudio.
Costa Rica recibe más remesas que las que envía
Además, las remesas que recibe Costa Rica son mucho mayores que las que envía la población nicaragüense. Uno de los mitos respecto a la migración nicaragüense en Costa Rica es que las personas trabajan, pero ese dinero no queda dentro del país, sino que se envía fuera. Sin embargo, eso es falso, explica Lentini.
“En efecto, hay un porcentaje de remesas que se envía para Nicaragua, pero también hay remesas que se envían a Costa Rica. Entra más de lo que sale. Las remesas que envían las personas nicaragüenses son muy bajas, debido a la precariedad de los salarios”, indica.
Por otro lado, la presencia de la población extranjera alivia el envejecimiento poblacional, lo que reduce la tasa de dependencia entre personas que no trabajan y las que siguen produciendo.
Cuando no se incluye a la población refugiada y migrante en la tasa de relación de dependencia, esta es mucho mayor y las posibilidades de crecimiento económico del país se reducen. Esto se debe a que la población costarricense está pasando por una transición demográfica en la que está envejeciendo, indica Lentini.
Personas nicaragüenses son las más empobrecidas en Costa Rica
Pese a que las personas nicaragüenses representan una proporción significativa dentro de la fuerza laboral de Costa Rica, son las que tienen menor escolaridad. El 63% de las personas nicaragüenses tienen menos de la educación secundaria completada, comparada al 33% de la población tica.
La población nicaragüense también trabaja más en la informalidad y en actividades poco calificadas. Y el 71% se encuentra en empleos del área doméstica, agricultura, construcción, alojamiento y comercio.
Además, es la población que se encuentra en mayores condiciones de pobreza y pobreza extrema, la que recibe los salarios más bajos y la que menos acceso tiene seguro social.
Lentini señala que la mayoría de la población joven nicaragüense, menor a los 24 años, tiene menos educación formal porque ingresan más temprano al mercado laboral después de los estudios secundarios, debido a la necesidad de generar ingresos. En comparación, la población joven costarricense continúa estudiando después de los estudios secundarios.
Cisas y Acnur concluyen que el gobierno costarricense debería fortalecer las capacidades para facilitar la formalización de migrantes, con el fin de reducir la pobreza en esta población y continuar beneficiándose de su trabajo. Además, las agencias de desarrollo deben continuar apoyando al gobierno costarricense con asistencia financiera y técnica.