“No hemos visto señales para superar la fractura de la oposición”

Carlos Tünnermann y Fabio Gadea Mantilla, dos referentes éticos de la sociedad civil y la política nicaragüense, proponen ‘Comisión de la Buena Voluntad”, preocupados por los “pleitos” que impiden la consolidación de un bloque opositor para demandar reformas electorales que conduzcan a una salida de la crisis sociopolítica, con elecciones en noviembre próximo. Imponen plazo hasta el 31 de marzo para que logren “un candidato único”. “Ejerceremos un rol de auditoría social sobre la oposición”, asegura Tünnermann en esta entrevista con Divergentes.

Según los integrantes de la 'Coalición de la Buena Voluntad', una posición azul y blanco dividida es la mayo ventaja para el régimen sandinista. EFE | Jorge Torres.

Que el doctor Carlos Tünnerman y Fabio Gadea Mantilla, dos referentes éticos de la sociedad civil y política nicaragüense, hayan decidido nombrar como ‘Comisión de Buena Voluntad’ a la comisión que planea ayudar a reencontrar a la oposición de Nicaragua, dice mucho de unos opositores sumidos desde hace meses en pugnas intestinas que han causado “desesperanza en el pueblo de Nicaragua”. 

Tünnerman y Gadea Mantilla son dos octogenarios que han asumido un papel parecido al de la leyenda griega de Hércules y su sobrino Yolao: neutralizar a la Hidra de Lerna, esa serpiente a la que le crecen múltiples cabezas, al igual que a la policéfala oposición nicaragüense que no logra hacer frente común para arrancarle al régimen Ortega-Murillo una reforma electoral que conduzca a un proceso electoral creíble en noviembre próximo, así como la restitución de las libertades democráticas y la liberación total de los presos políticos.

“¿Cómo es posible que la oposición no se pueda poner de acuerdo frente a un régimen como el de Ortega?”, se pregunta Tünnermann, en referencia a los crímenes de lesa humanidad achacados a la pareja presidencial, y a la nula legitimidad que El Carmen tiene como gobierno ante la comunidad internacional. Es una interrogante que deja entrever la miopía de una oposición –en especial de sectores ligados a los empresarios y partidos políticos que hacen gala de una superioridad ideológica decimonónica– ante el descrédito que han acumulado frente una población ahogada por el acoso policial, las violaciones a los derechos humanos, la delincuencia, el desempleo y el encarecimiento de la vida.     

Tünnerman, hasta hace poco integrante de la Alianza Cívica, y Gadea Mantilla, excandidato presidencial y empresario radial, han propuesto la ‘Comisión de Buena Voluntad’ porque no “han visto señales para superar la fractura de la oposición”, cuando el tiempo se agota de cara al incierto panorama electoral. Pero si de algo está seguro el exrector de la Universidad Nacional de Nicaragua (UNAN), es que un eventual proceso electoral con garantías es la única salida cívica para superar la dictadura y retornar a la democracia. 

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“Ejerceremos un rol de auditoría social sobre la oposición”, asegura Tünnermann. “En estos momentos debemos dejar de un lado las diferencias y pensemos en el proyecto que nos cobija a todos: salir de la dictadura por un medio cívico y pacífico, como son las elecciones y conseguir reformas electorales. Buscar la unión para ser más efectivos. No pidamos reformas electorales por separado. Pidamos reformas electorales unidos todos en un consenso”, demanda el notable. 

Sin embargo, hasta ahora, solo un sector opositor aludido ha respondido positivamente al llamado unitario de Tünnerman y Gadea Mantilla. Se trata de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y la Coalición Nacional, porque la Alianza Cívica junto al partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) anunciaron también este martes su nueva cabeza opositora: la bautizada “Alianza Ciudadana”. 

La advertencia de Tünnerman y Gadea Mantilla es clara ante las desavenencias opositoras: “no repetir los errores de 2006” cuando la oposición, como la hidra, no fue con un candidato único, sino con dos cabezas, y al final el beneficiado fue Daniel Ortega. Estos dos hombres se han impuesto una tarea contrarreloj: esperan con su ‘Comisión de Buena Voluntad’ concretar la unidad como máximo el 31 de marzo. En esta extensa entrevista con Divergentes, Tünnerman ofrece más detalles del plan conciliador, y qué harán para re-encauzar a la oposición “al mandato de las víctimas de abril: ¡únanse!”. 

“No hemos visto señales para superar la fractura de la oposición”
El académico y antiguo embajador en Estados Unidos Carlos Tünnermann, empuja la ‘Comisión de la Buena Voluntad’. EFE/ Jorge Torres
Usted y Fabio Gadea Mantilla han anunciado una ‘Comisión de Buena Voluntad’ para unificar a la oposición… ¿Qué tan grave es la fractura para que surja esta iniciativa de su parte? 

Consideramos que es una fractura que puede ser no tan grave… pero, hasta el momento, no hemos visto señales para superar dicha fractura. El panorama actual es el la división de la oposición democrática: Por un lado vemos la nueva alianza electoral formada por la Alianza Cívica y CxL, y por el otro la Coalición Nacional con todos sus integrantes. Pero no vemos que estos grupos se estén coordinando, o que hayan anunciado su deseo de entablar conversaciones para formar una alianza electoral única. Y eso nos preocupa, porque podría ser el advenimiento de un escenario similar al de 2006, cuando dos fuerzas democráticas fueron a elecciones, y Ortega sacó más votos. Eso permitió el regreso de Ortega al poder. Va a ser difícil que el régimen salga mediante unas elecciones en las que la oposición no vaya con un candidato único.  

El contexto que vemos ahora en la oposición no se corresponde con el espíritu de abril, porque el espíritu de abril es de unidad. En las grandes marchas de 2018 el pueblo fue sin distingos de partidos o de ideologías. La gente iba por amor a Nicaragua, por un cambio, porque deseaba que cesara la represión y el actual régimen. Esa unidad que se vio espontánea en los azul y blanco, y que fue reprimida de una manera tan violenta, causando al menos 325 muertos, impidió que se siguiera manifestando. Pero ahí quedó claro cuál es el mensaje azul y blanco. 

¿Qué factores han influido entonces para que la oposición pierda el norte que dio abril de 2018 y no consoliden la unidad? Por ejemplo, usted se salió de la Alianza Cívica porque hubo sectores, sobre todo el empresarial, que comenzaron a imponer sus intereses. ¿Esto continúa siendo un factor de peso, tomando en cuenta que ellos han decidido casarse con el “vehículo de CxL”?

Creo que, en el caso de uno de los grupos, hay ciertos prejuicios de carácter ideológico. Es una tendencia que considero equivocada: ver el espejo retrospectivo. En lugar de ver hacia el futuro, o hacia lo que se necesita realmente para las elecciones, y así la democracia gane contundentemente, los veo más apegados a estarse asomando al espejo retrovisor. Viendo el pasado de algunos grupos, de personas, etcétera… Y de esa manera es difícil generar la confianza y el entendimiento que se requiere. Pero claro, para conocer mejor la situación, nosotros vamos a emprender una ronda de reuniones con todos los grupos políticos y civiles que se han constituido, especialmente las fuerzas emergentes a raíz de las protestas de abril. Queremos conocer más a fondo cuáles son las causas. 

En mi opinión, las motivaciones para la apertura de ellos no pueden ser razonables, atendibles, porque por encima de ellas tenemos que poner el bien común del país y los intereses de Nicaragua. El interés de salir de la dictadura actual. Y eso es mucho más que cualquier diferencia ideológica. Se trata de reunir a toda la oposición democrática.

Pero en estos momentos debemos dejar un poco de lado las diferencias, y pensemos en el proyecto que nos cobija a todos: salir de la dictadura por un medio cívico y pacífico, como son las elecciones y conseguir reformas electorales. Buscar la unión para ser más efectivos. No pidamos reformas electorales por separado. Pidamos reformas electorales unidos todos en un consenso. Decir estas son las elecciones con las cuales iríamos al proceso electoral. Si no se cumple con los estándares internacionales básicos, habilitantes para un proceso electoral transparente y limpio, entonces no estamos dispuestos a participar. Dejarlo claro como un solo bloque. Tendríamos más fuerza si lo hacemos unidos. Lo mismo en lo que se refiere a la exigencia para sacar los presos políticos, la restitución de las libertades cívicas, y el retorno seguro de los exiliados. Esas son las demandas y retos que tenemos los nicaragüenses. La oposición unida es más efectiva.

Así como están en sus pleitos, ¿qué garra puede tener la oposición para arrancarle al Gobierno una reforma electoral con estándares básicos?

Eso tendría que ser una lucha interna, unidos pidiendo las mismas condiciones básicas para la reforma electoral. Dejando claros cuáles son los elementos para que pueda haber un proceso electoral creíble. Y la otra, por supuesto, la presión internacional; la presión de la Organización de Estados Americanos. La Asamblea General de la OEA fue muy clara en octubre pasado: pone la exigencia de las elecciones libres como un prerrequisito para que se pueda considerar que un gobierno está cumpliendo con los principios de la Carta Democrática Interamericana. Incluso la resolución número dos de la OEA enumeró los elementos básicos para que la elección pueda ameritar una observación internacional y pueda ser creíble. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, también adelantó su criterio: que para mayo debe estar negociada esa reforma. Y cuando habla de negociar, es negociada con la oposición democrática. 

Sabemos que Ortega va a mandar un proyecto a la Asamblea Nacional, y posiblemente serán los partidos zancudos los que van a participar en en ese debate. Seguramente será un proyecto cosmético, en que habrán algunos cambios de carácter técnico, pero nada de fondo. Dejando el mismo Consejo Supremo Electoral. Dejando toda la estructura y el andamiaje como está actualmente constituido para que le garantice un nuevo fraude electoral. Creo que Ortega es el más convencido de que si va a unas elecciones libres y transparentes, y con una oposición unida, perdería. Una reforma cosmética es inaceptable. Unas elecciones así serían consideradas ilegítimas.  

“No hemos visto señales para superar la fractura de la oposición”
El empresario radial y excandidato presidencial, Fabio Gadea Mantilla, lleva meses insistiendo en la unidad opositora. EFE/Jorge Torres
Hay voces que opinan que a esta altura no sólo deberíamos tener un proceso de reforma electoral, sino tener claridad de una fórmula opositora consolidada… o como mínimo un proceso de escogencia en marcha de los candidatos. Pero lo que vemos es lo contrario y el tiempo va adelantado… ¿cuándo creen que estos procesos se den?

Nosotros creemos que, al mismo tiempo que se están exigiendo reformas electorales, tienen que irse adelantando en el proceso de la selección de un candidato. Aquí hay un grupo de expertos que ha ido elaborando varias alternativas de consulta a la población para la elección de un candidato o una candidata, así como elegir también candidatos para los diputados. Hay propuestas de cómo hacerlo. 

Están también los debates. Que interesante sería que los integrantes participen en tres debates: uno sobre los temas políticos institucionales, un segundo debate sobre los temas sociales y un tercero sobre el tema económico. Ahí se venía perfilando lo que cada candidato piensa, y ahí se podía ir viendo cuál es el más convincente y que la gente más apoya. La existencia de un candidato o candidata único, con su vicepresidente también único, daría mucha cohesión a la oposición. 

Por eso creemos que, aunque no es una cosa inmediata, se tiene que hacer entre esta fecha a marzo. Primero hay que ponerse de acuerdo en un procedimiento, etcétera, pero eso unificaría mucho. Y después de todo eso que los demás candidatos digan deponemos nuestras aspiraciones y apoyamos al candidato único. Eso sería muy importante, mientras que la presión internacional vendría a completar la presión interna de los nicaragüenses.

Doctor, pero cómo hacerlo está escrito por muchos expertos. Lo que no se ve son acciones concretas. Aquí todos hablan de unidad, de poner a Nicaragua primero, pero la gente lo que percibe son pleitos. Es decir, una oposición que ha perdido credibilidad. ¿Qué hacer para revertir esa sensación generalizada? 

Nosotros compartimos esa apreciación que se tiene sobre la oposición, y porque tenemos esa misma percepción fue que dijimos basta ya de esto, no pueden seguir así…. Nicaragua es mucho más importante, la salida de la dictadura es más importante para todo el pueblo que esos pleitos internos, estas discusiones internas que no llevan a ninguna parte. Estamos convencidos de que la actual situación de la oposición crea desesperanza en el pueblo de Nicaragua. Tenemos que devolverle la esperanza al pueblo de que las elecciones pueden ser la salida cívica para superar la dictadura y pasar a la democracia. 

Opinamos igual de lo que dicen observadores internacionales: ¿Cómo es posible que en Nicaragua la oposición no se pueda poner de acuerdo frente a un régimen como el de Ortega? Que solamente enfrentes a un régimen de esa naturaleza, es un imperativo para que la oposición democrática se una. Sin embargo, los vemos más interesados en confrontaciones, en criticarse unos a otros. Afortunadamente nuestro llamamiento ya ha sido bien recibido por algunos sectores de la oposición. La Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) sacó un comunicado que respalda la posición de la ‘Comisión de Buena Voluntad’; ofrece todo su apoyo y comparte la idea de que la comisión actúe tratando de superar esa fractura.

Con estos pleitos de la oposición pareciera que el más beneficiado es el régimen. Reedita su perenne estrategia de divide y vencerás. O dicho de otra manera, tras el parteaguas de abril y tanta muerte, ¿la oposición y las élites de este país seguirán siendo tan miopes y mezquinas para no unirse? 

Creo que la sangre de las víctimas, el dolor de los presos políticos, los que pasaron grandes penurias por meses y meses en prisión de máxima seguridad nos interroga…. todo eso nos reclama la unidad. No podemos nosotros traicionar la sangre de los que marcharon con las calles del país y que fueron asesinados por pedir un cambio. Tenemos que ser consecuentes con el reclamo de esta gente que dio su vida. Eso nos obliga a unirnos. Las víctimas de abril nos dan ese mandato: ¡únanse! Hay que atenderlo. 

Por último, ¿esta ‘Comisión de la Buena Voluntad’ tiene un plazo para cumplir el objetivo que se han planteado? 

Nosotros nos damos como plazo máximo el último día de marzo. Ya lo dijimos, ese es el plazo. Periódicamente vamos a estar informando sobre los avances y también  actuaremos como un organismo fiscalizador de la oposición nicaragüense. Si nos encontramos con sectores de la sociedad que todavía insisten en mantener la división, tendremos que decir aquí están los tranques más importante para la unidad. Ejerceremos un rol de auditoría social sobre la oposición. 



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