Ortega y Murillo cercan a San Miguel Arcángel: policía impide que los masayas lo saquen en procesión

El comisionado Juan Valle Valle llegó a prohibir la procesión de uno de los patronos de Masaya, pero los feligreses le respondieron con burla. Más tarde, la dictadura envió un contingente policial a imponer el terror. La suspensión de esas procesiones católicas se convierte en el capítulo más reciente de la persecución religiosa en Nicaragua

Feligreses dan ofrendas a la imagen de San Miguel Arcángel durante la celebración de la bajada de la imagen con la cofradía, hoy en la ciudad de Masaya (Nicaragua). EFE/STR

Los católicos de Masaya celebraron este lunes a San Miguel Arcángel sin sacarlo en procesión a las calles debido a una prohibición policial. Decenas de feligreses celebraron la “bajada” de San Miguel de Arcángel, ante la presencia de un contingente de agentes policiales que era dirigido por el comisionado Juan Antonio Valle Valle, quien ingresó al templo para asegurarse de que los feligreses no sacaran una réplica del santo a las calles.

La Policía prohibió las procesiones en honor a San Jerónimo, patrono de la ciudad de Masaya, y a San Miguel Arcángel, alegando razones de seguridad pública, informó el sábado pasado la Arquidiócesis de Managua.

Durante la eucaristía de este lunes, el jefe de la Policía departamental de Masaya, Juan Valle, acompañado de agentes, ingresó a la iglesia San Miguel Arcángel y conversó con el presbítero Ramón López, a cargo de la parroquia, para recordarle que no podían salir con el santo a las calles.

Al momento que el comisionado sandinista salía de la parroquia, custodiado por varios agentes, la eufórica feligresía comenzó a abuchearlo y a brincar como una manera de demostrar el rechazo al jefe policial y a las acciones represivas contra la Iglesia católica de Nicaragua.

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Masaya, ubicada a 28 kilómetros al suroeste de la capital, es un antiguo bastión sandinista que se rebeló contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en abril de 2018 en el marco de unas manifestaciones antigubernamentales que estallaron por unas controvertidas reformas a la seguridad social, y que luego se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario debido a que respondió a la fuerza.

En las afueras de esa parroquia estaban apostados decenas de agentes antidisturbios, a bordo de seis patrullas. Esa iglesia es la misma que estuvo administrada, durante las manifestaciones antigubernamentales que estallaron en abril de 2018, por el sacerdote exiliado Edwin Román, sobrino del héroe nicaragüense Augusto C. Sandino, y fuerte crítico del Gobierno de Ortega.

Román se encuentra radicado en Miami (EE.UU.), al igual que el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, después de tener una actuación destacada de ayuda a personas perseguidas tras esas protestas populares contra el Gobierno de Ortega.

Piden “intercesión divina” 

Ante la prohibición de las procesiones, la Arquidiócesis de Managua, Masaya y Carazo invitó “a los devotos y promesantes” de San Jerónimo y San Miguel Arcángel, “a tener presente que la fe y devoción son un tesoro que llevamos en el corazón y desde ahí podemos dar el homenaje debido con la fuerza de la herencia ancestral en nuestras comunidades”. 

Además pidió a San Miguel Arcángel, San Jerónimo y la “bienaventurada virgen María, madre de la Iglesia y reina de la paz, intercedan y escuchen las plegarias, nos alcancen sanidad de todo mal con la medicina de Dios”, según su declaración.

La suspensión de esas procesiones católicas se convierte en el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia católica de Nicaragua con el Gobierno de Ortega, quien ha tildado de “golpistas” y “terroristas” a los jerarcas.

Este año, el Gobierno sandinista expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta. También llevó a prisión al obispo Rolando Álvarez y a siete sacerdotes por diversos motivos, cerró nueve estaciones de radio católicas y eliminó de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos.

La Policía además ingresó por la fuerza y allanó una parroquia, impidiendo a los feligreses recibir la eucaristía dentro del templo y sitiando a otros sacerdotes en sus iglesias, entre otros. Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años. La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,6 millones de habitantes de Nicaragua, según el último censo nacional.

Templo sigue cercado por la Policía

Una fuente religiosa de Masaya comentó bajo anonimato a DIVERGENTES que a esta hora varias patrullas mantienen asediando la parroquia, pese a que la actividad finalizó y la mayoría de feligreses se retiraron.

“Yo acabo de pasar y las puertas de adelante están cerradas. Solo quedaron abiertas las laterales para la salida de los feligreses que quedaron. La imagen de San Miguel ya está colocada en su pedestal, pero en el parque hay presencia de antimotines”, comentó la fuente religiosa.

Asimismo, agregó que en total logró contabilizar unas cuatro patrullas con al menos 10 antimotines en cada una de ellas. La zona sur de la parroquia también fue cerrada por agentes de tránsito. “Valle Valle solo entró y salió rápido del templo y siento que fue porque se sintió intimidado al ver la cantidad de gente y todo el ambiente pesado que había”, relató.


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