Otra falacia de Ortega contra la Iglesia Católica para justificar su represión: que fueron “aliados del nazismo”

A pesar que en un principio se acusaba al Papa Pío XII como el “Papa de Hitler”, los últimos estudios sugieren que esto no fue tal como lo describió Daniel Ortega durante su último discurso en homenaje a Augusto C. Sandino


Lo dicho:

“(La Iglesia Católica) fueron aliados del nazismo y fascismo, el papado le dio todo el respaldo a Mussolini”.

Clasificación:

Falso - La información no es verdadera

Verificamos:

Lo dicho este martes por Daniel Ortega durante su última intervención es falso. Aunque el Papa Pío XII fue acusado por algunos de haber guardado silencio mientras se producía el holocausto judío, el Vaticano tuvo que hacer públicos sus archivos en el año 2020 para demostrar que la Iglesia hizo mucho más para ayudar.

Los documentos revelan intensas búsquedas de documentos de bautismo, listas de nombres de personas conversas entregadas por el Vaticano al embajador alemán y fervientes llamados de católicos al Papa para que encontraran a descendientes de judíos, según el libro de David Kertzer “The Pope at War” (El Papa en la guerra), publicado en junio de 2022 en Estados Unidos.

Quienes defienden al Papa, por su parte, dicen que guardó un silencio pragmático, ya que no podía hacer mucho más en ese momento. Sobre todo porque no quería involucrar en una guerra a su pequeño Estado, rodeado completamente por la Italia de Benito Mussolini, un aliado incondicional de Hitler. 

El historiador F.G. Stapleton incluso dice que se trataba de una estrategia para salvar más vidas: “el silencio resultó mucho más productivo que una condena grandilocuente, pues en Italia se salvaron el 80% de los judíos”.

De hecho, muchos investigadores dicen que mientras callaba, Pío XII ayudó de forma discreta y silenciosa a unos 6,288 judíos. Cuentan que con ayuda del Vaticano, les dio a muchos de ellos papeles falsos para que pudieran salir hacia Suramérica. Y que a otros los escondió en iglesias y monasterios de Roma, incluyendo el propio Vaticano y su mansión de verano de Castelgandolfo.

Kertzer dice que Pío optó por la cautela para evitar a todo costo conflictos con los nazis. Se instruyó al diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, que no escribiese nada sobre las atrocidades cometidas por los alemanes y que cooperase con la dictadura fascista de Benito Mussolini.

Muchos otros embajadores, cónsules y diplomáticos de la época cuentan que el Papa muchas veces expresó en privado su repudio a los nazis y en especial a  Hitler, a quien llamaba “el diablo”. Y cuando murió, en 1958, la propia Golda Meir, la entonces canciller de Israel, mandó un telegrama para agradecer su labor para ayudar a los judíos “durante los diez años del terror nazi” y dijo que el mundo había perdido “un servidor de la paz”.

Anteriormente a Pío XII, Pío XI (Achille Ratti) replicó a la agresividad anticatólica de Mussolini con la encíclica No necesitamos (1931), en la que denunciaba la “estadolatría pagana” y llamaba a defender la libertad de las conciencias. En marzo de 1937, el Vaticano hizo pública una encíclica papal llamada “Mit brennender Sorge” (“Con viva preocupación”, en español) la cual expresaba en forma concreta sobre la situación de la Iglesia en la Alemania nazi. La encíclica fue introducida de contrabando en Alemania; el Papa Pío XI acusó a los nazis de colocar a Hitler por encima de Dios y advirtió que “aquel que mora en los cielos se ríe de ellos”, tratando de dejar en claro que Dios era más poderoso.

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Daniel Ortega afirmó también que “los papas, los obispos y los curas son una mafia”. Luego, nuevamente demandó un proceso electoral “democrático” para elegir a los próximos Sumos Pontífices del Vaticano. Sin embargo, el Estado de la Ciudad del Vaticano funciona como la única monarquía absolutista cuyo líder es elegido por sufragio, en la que votan los cardenales de todo el mundo menores de 80 años.