Este episodio explora cómo la generación de músicos de los 90, representada por Mario Ruíz, utilizó la música para canalizar su desilusión con el legado de la Revolución Sandinista y las dificultades económicas que enfrentaba el país. A medida que Nicaragua se abría al mundo, nuevos géneros como el rock, punk, ska, reggae, hip-hop y metal encontraron su espacio, dando lugar a una efervescente escena musical a principios de los 2000.
Sin embargo, con el regreso de Daniel Ortega al poder en 2006, la música comenzó a ser instrumentalizada a través del patrocinio estatal. Este control sobre la escena cultural enfrentó su ruptura definitiva durante las protestas de 2018, cuando muchos artistas, como Mario Ruíz, decidieron romper con el régimen y fueron forzados al exilio.
Descubre cómo esta nueva generación de músicos enfrentó las tensiones políticas y cómo la música se transformó nuevamente en un espacio de resistencia.
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