Haydée Castillo
12 de febrero 2024

Seguir resistiendo para poder volver a Nicaragua


El 9 de febrero de 2023 y luego, siete días después, el 15 de febrero del año 2023, sucedió algo probablemente impensable para la sociedad nicaragüense y para el mundo entero. Digo esto porque estamos conmemorando el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y pensábamos que actos como el destierro y el despojo de la nacionalidad eran cosas del pasado e irrepetibles, pero nos equivocamos. 

La dictadura Ortega-Murillo desconociendo que la dignidad nos es inherente y que los derechos son inalienables para toda la familia humana; ignorando que con la nacionalidad se nace y que los Estados pueden sólo regular pero no despojarnos de ella. Y actuando como en la era de la esclavitud, nos declaró apátridas de facto y hasta dispuso la pérdida de nuestros derechos de forma perpetua. Una aberración jurídica pero al final un hecho político de quienes actúan al mejor estilo del crimen organizado donde la vida, los derechos, la ley y la dignidad son letra muerta. Solo en 2023, además del destierro y apatridia hacia los 222 expresos políticos, y del despojo de la nacionalidad del grupo de los 94, el régimen ha desterrado, forzado al exilio o impedido el regreso a su país a más de 220 sacerdotes y monjas y a centenares de nicaragüenses que por temor no denuncian.

Yo me encontraba en México viendo el problema de los migrantes y exiliados nicas, la situación de los secuestros por el crimen organizado, las desapariciones en el desierto y la situación emocional, cuando mis hijos me llaman y me dicen: “Mamá, poné las noticias, te quitaron la nacionalidad y nos quitaron todo”. Se imaginan la situación de inseguridad en la que me encontraba, saber que quedaba sin nacionalidad y estando en México. Hasta me preguntaba: ¿y si en México me deportan a Nicaragua? Digo por la política del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia el régimen. 

Tengo fresco en mi memoria aquel 16 y 17 de febrero en que, junto a dos nicaragüenses al enteramos de este despojo, visitamos ACNUR México y luego el consulado de España. En ambas instituciones estaban desconcertados diciéndonos que al pensar que esto era cosa del pasado. No sabían ni cómo proceder en ese momento para brindarnos protección. Y cómo culparlos si en realidad una aberración de esta magnitud la creíamos enterrada en la historia de la humanidad. Pero aun así se pusieron a la orden y nos acompañaron. Teresa Barba Cornejo, Cónsul Adjunta de la Embajada de España en México nos alentó y nos dijo que para su gobierno era una prioridad atender esta situación de derecho humanitario y nos ayudó en todo. 

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Como decimos, en estos momentos de crisis es cuando sale lo mejor o lo peor del ser humano. Y que dicha, que alivio, primero para nuestros hermanos del grupo de los 222 expresos políticos, encontrar en el pueblo, las organizaciones de sociedad civil y el gobierno de Estados Unidos tanta solidaridad y protección frente a semejante barbarie. Así como también hubo ese desborde de solidaridad de parte de nuestros hermanos de la diáspora y de nosotros en el exilio aportando juntos ropa, medicinas, cobijo, una llamada telefónica y una voz de aliento al mejor estilo de ese pueblo nicaragüense. 

Y en nuestro caso, de nuestro grupo de los 94 y de nuestras familias, el consuelo al escuchar de parte del presidente de España, el señor Pedro Sánchez, en nombre de ese pueblo, que nos acogía y nos proporcionaba una nacionalidad por naturaleza y ya no digamos la labor de Eva Buendía, Consejera de la Embajada de España en Washington, de la Cónsul en Houston, la señora Julia Olmo y de todas sus autoridades españolas en Costa Rica, México y Estados Unidos. 

Luego el gesto hermoso de nuestros hermanos latinoamericanos quienes se sumaron a la iniciativa de España como Chile, Argentina, México y Colombia. Es así que los nuevos hijos de Estados Unidos y España saben que los latinos somos también sus hermanos y nacemos iguales en derechos y en dignidad. Cómo olvidar esos gestos, si en esos momentos como seres humanos conscientes de nuestros derechos te sentís impotente, y aunque moralmente estás consciente que es un derecho que te pertenece, ser apátrida legalmente es sinónimo de nunca haber nacido, de que nuestros hijos nunca tuvieron padre ni madre, que nunca tuvimos una patria que nos vio nacer y que no somos sujetos de derechos. Recuerdo una denuncia que recibí del caso de una expresa política madre soltera y desterrada, que su niño fue a sacar su partida de nacimiento y al llegar al registro en la alcaldía le dijeron que su madre no existía. 

Pero también aprovecho esta honrosa oportunidad para decir que si bien es cierto, hubo alivio para muchos y lo agradecemos, como víctimas y sobrevivientes y también como organizaciones de derechos humanos, en el Instituto de Liderazgo de Las Segovias (ILLS) y en Nicaragüenses en el Mundo (NEEM), somos testigos junto a otras organizaciones de que esta cadena de violaciones deja huellas y heridas nada fáciles de sanar. Vi un caso de un expreso político con síndrome de persecución que tiene alteraciones y que hasta fue a parar a la cárcel por sus reacciones incomprendidas, un sacerdote que después de huir de Nicaragua estuvo en el centro de detención llamado “La hielera”, campesinos que no saben leer ni escribir y mucho menos hablar inglés desesperados en las gestiones migratorias, otros deportados porque al no entender el inglés firmaron involuntariamente su deportación, la búsqueda de patrocinadores estadounidenses para el parole, y no terminaría de enumerar tantas necesidades atendemos día a día. 

Por ello quiero pedir a todas las autoridades que se cree una Iniciativa de protección especial humanitaria y multilateral para todos los nicaragüenses, que brinde una protección especial a todas las personas desplazadas forzosamente como crimen de lesa humanidad que es.  Dado que el parole humanitario que cobija a los 222 no será suficiente, se requiere de medidas especiales como la gestión de un asilo político o un estatus de refugiado automático. Los adultos mayores apátridas y forzados al exilio requieren un trato especial dada su edad, su situación de salud y el haber sido despojados de sus pensiones. Que la nacionalidad española por naturaleza sea extensiva para la familia nuclear pues el daño trasciende, así como la necesidad de una ciudadanía automática para los residentes en Estados Unidos. Que se brinde asilo político y protección a todos los nicaragüenses que esparcidos en el mundo huyen de la represión. Esta solicitud no es para quedarnos, es para sobrellevar esta crisis de una forma más estable para seguir resistiendo y poder volver a Nicaragua. 

Dentro de tres meses estaremos cumpliendo seis años de aquella memorable rebelión cívica y pacífica de nuestro valiente pueblo, y nos preguntamos qué más tenemos que hacer para que el mundo vuelva sus ojos a Nicaragua. Que haga lo que tenga que hacer para encontrar una salida a semejante crisis, que ya no es solo de derechos humanos, sino también política y que amenaza la seguridad regional. Hay muchos millones de compatriotas esperando por libertad y por justicia. Por eso propongo que dado que el régimen intenta esquivar sus obligaciones internacionales saliendo de la Organización de Estados Americanos trabajemos juntos para la conformación de una Misión Internacional conformada por Estados en el concierto de las Naciones Unidas para que pasemos del lamento a la acción y que fuerce el tránsito a la democracia. 

Esto implica pasar a acciones que demuestren que el comercio y las ganancias económicas (de las empresas mineras, de las transnacionales) no pueden estar por encima de los derechos humanos. Una Misión Internacional de Estados miembros de Naciones Unidas que junto a nosotros como nicaragüenses logre liberar a todas las personas presas políticas, que concretice el acceso a la justicia internacional, que abra un diálogo efectivo con la arquitectura financiera mundial para detener el flujo lo más pronto posible de dinero a la dictadura, que la dictadura pague su costo en los tribunales internacionales por usar la migración, las remesas y el exilio como estrategia política de presión internacional y que los países democráticos le aíslen política y diplomáticamente. 

Nicaragua es un pueblo secuestrado, la Comunidad Internacional debe dar pasos certeros como lo ha hecho en otras latitudes que obliguen a esta dictadura a ceder, sino nos lamentaremos no solo de que haga inviable a Nicaragua sino que sume a la inseguridad de la región como ya lo estamos viendo. 

Pero también soy consciente que nuestro pueblo por historia protege su soberanía y autodeterminación, pero no la soberanía y autodeterminación en la que se cobija de forma oportunista la dictadura. En honor a esa resistencia nos toca a los nicaragüenses, convertir este dolor y esta conmemoración en un acto de osadía que nos permita romper con esa cultura del pasado de atemperarse ante la historia y buscar caminos temporales y fáciles. 

Es a nosotros a quienes nos toca delinear este presente y el futuro. Y esto solo será posible dejando a un lado todo lo que nos desune. Debemos tomarnos de la mano solo por el hecho de ser nicaragüenses y por el anhelo de libertad. Que las banderas, colores e historias que nos han separado por más de 200 años, las fundamos en un nuevo color e ideología: no la de los cachurecos y calandracas, no la del sandinismo o el liberalismo sino la ideología de la solidaridad, la de la justicia, de la concordia y de la honradez. 

Que en unidad en la diversidad construyamos la fuerza que nos permita recuperar la patria de este sistema dictatorial, liberar a todas las presas y presos políticos de una vez y para siempre, y que construyamos el camino hacia esa paz que en siglos nunca hemos conocido. ¡Amanecerá en Nicaragua, amanecerá!

* Palabras de Haydée Castillo, leídas en un foro de Raza e Igualdad.


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Haydée Castillo

Nicaragüense, Cientista Social y Master en Integración y Desarrollo. Feminista y ambientalista. Con estudios en Gestión Integral del Riesgo y Reducción de Vulnerabilidades, Derechos Humanos, Gerencia de oenegés, Seguridad y Soberanía Alimentaria, Prevención de la violencia y Transformación de Conflictos. Presidenta del Instituto de Liderazgo de Las Segovias. Miembro del CCSICA, de Nicaragüenses en el Mundo y del Espacio de Diálogo para la concertación entre Actores Nicaragüenses.